"He disfrutado trabajando en la sombra"
Esperaba tener mi casa ya disponible, pero las condiciones en las que la encontramos despu¨¦s del Katrina aconsejaron reconstruirla desde cero". Aunque Allen Toussaint reside a¨²n en un hotel de Nueva Orleans, luce estoicismo tras el hurac¨¢n que le ha devuelto al primer plano a los 68 a?os. The river in reverse, su disco con Elvis Costello y primero como int¨¦rprete desde 1996, se fragu¨® tras unos conciertos ben¨¦ficos neoyorquinos. "Elvis me propuso coescribir temas, en lugar de emplear s¨®lo mi viejo cancionero", aclara con su acento sure?o, entre solemne y afable. Personaje poli¨¦drico, pianista excepcional, cantante y, sobre todo, compositor, arreglista, productor..., es un hombre satisfecho pero inc¨®modo con su nueva situaci¨®n: "He disfrutado trabajando en la sombra, s¨®lo el Katrina me ha llevado a abandonar el confort".
M¨²sico de m¨²sicos, ha firmado apetitosos discos como solista, sobre todo en la d¨¦cada de los setenta. Los dos mejores, Life, love and faith y Southern nights, acaban de ser reeditados en Espa?a. The river in reverse alcanza aquellas cotas y expone la sinton¨ªa entre dos creadores, algo ya vivido por Costello hace a?os con Burt Bacharach. Allen y Elvis colaboraron por primera vez a principios de los ochenta en una versi¨®n de Yoko Ono, Walking on thin ice, grabada por Costello, quien requiri¨® de nuevo los servicios de Toussaint para Spike (1989). Despu¨¦s, p¨¦rdida de contacto hasta el reencuentro en 2005. "Mi socio Josh Feigenbaun nos cedi¨® su apartamento junto a Central Park. All¨ª escribimos los cinco temas conjuntos. Escribi¨® un verso y me pidi¨® opini¨®n para continuar, yo compuse el puente... y encontramos un punto de partida".
La grabaci¨®n se inici¨® en
Los ?ngeles y prosigui¨® en Nueva Orleans: "En cuanto se levant¨® el toque de queda, Elvis insisti¨® en grabar all¨ª para hacer saber que lo que hab¨ªa hecho famosa a la ciudad a¨²n viv¨ªa. Y aunque el ¨¢lbum no es s¨®lo sobre el Katrina, sirve para recordar cosas que se deben evitar cuando la gente te necesita". De las composiciones inspiradas por la tragedia, hay una, Ascension day, a tres bandas: Toussaint a?adi¨® una nueva melod¨ªa a Tipitina, c¨¦lebre tema del pianista Roy Byrd (alias Professor Longhair), y Costello concibi¨® para ella una letra: "Elvis exuda confianza y arrastra un pozo de inspiraci¨®n. Y el Profesor es mi santo pagano: nadie me ha influido como ¨¦l. Toqu¨¦ en su funeral".
La tradici¨®n pian¨ªstica de Nueva Orleans y la capacidad imitadora de Allen propiciaron sus inicios adolescentes: "Con 17 a?os el productor Dave Bartholomew me pidi¨® suplir en las teclas a Fats Domino en tres cortes de uno de sus discos. Hab¨ªa que finalizarlo y Fats estaba de gira. Cuando volvi¨® me dijo no ser capaz de distinguirnos. Tambi¨¦n sustitu¨ª un par de veces a Huey Piano Smith. Se puso enfermo antes de una actuaci¨®n en Alabama y el saxo propuso mi nombre. En aquel local entr¨¦ de lleno en el mundo adulto. En todos los sentidos". En los a?os sesenta se convierte en hombre orquesta del sello local Minit y empieza a componer y producir ¨¦xitos, muchos firmados con el nombre de su madre, Nora Neville. Un homenaje obligado por motivos contractuales. Aunque, bajo nombre propio, propulsa a Ernie K-Doe en las listas con una iron¨ªa sobre las suegras, Mother-in-law: "Pero nada ten¨ªa que ver conmigo", bromea. La comuni¨®n m¨¢s duradera llega con Lee Dorsey, para quien escribi¨® la c¨¦lebre Working in a coalmine: "Su voz sonaba como una sonrisa. Ten¨ªa un taller y, pese al ¨¦xito, se enfundaba el mono. Me compr¨¦ un Cadillac y, tras verlo, se construy¨® solito otro igual".
De la mano de The Meters, se adentr¨® en el funk en los setenta y produjo grandes discos a Dr. John o al tr¨ªo de Filadelfia Labelle ("eran como la jungla de asfalto en la tierra de la paciencia"). The Band, Paul Simon, Little Feat..., todos le quisieron como el arreglista y productor de culto que a¨²n es, aunque en los ¨²ltimos a?os, con sello y estudio propio, redujera su actividad. "Del estudio no queda nada, como si le hubiera ca¨ªdo una bomba. Fue horrible: telediarios que me situaban refugiado en el Louisiana Dome, billetes a Houston para un autob¨²s que nunca lleg¨® pese a las enormes colas, otro con el que eludiendo caminos inviables llegamos a Baton Rouge y, por fin, el vuelo a Nueva York. Cuando hay amargura necesito estar ocupado. All¨ª era posible".
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