De Espa?a vengo
La Orquesta de la Comunidad de Madrid termina hoy una gira por China
Despu¨¦s de Pek¨ªn y Shanghai, la Orquesta de la Comunidad de Madrid termina hoy en Hong Kong su gira por China, un anticipo bien sabroso de lo que deber¨¢ ser un a?o -el pr¨®ximo- lleno al parecer de actividades espa?olas en este pa¨ªs fascinante y de locos al mismo tiempo, donde los hijos de la Revoluci¨®n siguen visitando el mausoleo de Mao mientras sus nietos aspiran a conducir un Porsche Cayenne y a comerse el mundo mejor que a cambiarlo.
En cada uno de los conciertos la Orcam se ha enfrentado a p¨²blicos diferentes, m¨¢s bien fr¨ªo el de Pek¨ªn, tirando a c¨¢lido el de Shanghai, los dos bullidores y ruidosos, con una tendencia a hablar en voz alta que -tampoco nos pongamos estupendos- no deja de acercar a esta audiencia ex¨®tica a otras m¨¢s aparentemente cultivadas -y no quiero se?alar-. Se supone que en Hong Kong las cosas ser¨¢n de otra manera, pues la ciudad posee una tradici¨®n sinf¨®nica sostenida en una excelente sala de conciertos, una magn¨ªfica orquesta de prestigio internacional y una cierta consideraci¨®n de la m¨²sica cl¨¢sica como signo de distinci¨®n de estos nuevos riqu¨ªsimos.
La orquesta madrile?a ha venido a China dirigida por Miguel Roa, todo un experto en el programa elegido y que ha conseguido, por ejemplo, que a cada audici¨®n sonara mejor la primorosa, arriesgada y dificil¨ªsima orquestaci¨®n de Lavapi¨¦s de Alb¨¦niz realizada por Jes¨²s Rueda, que abr¨ªa programa. Segu¨ªan Tres sonatas del padre Soler orquestadas por Ant¨®n Garc¨ªa Abril, y la Fantas¨ªa para un gentilhombre de Joaqu¨ªn Rodrigo, con el formidable Jos¨¦ Mar¨ªa Gallardo del Rey como solista. En la segunda parte, fragmentos orquestales de zarzuela, esencia, presencia y potencia de ese madrile?ismo que suele viajar bien. Para empezar, el preludio de Agua, azucarillos y aguardiente, de Chueca, en el que la viola de la orquesta Lourdes Moreno dijo -que no grit¨®- la famosa frase que da nombre a la pieza en perfecto chino. Siguieron el preludio de El ni?o jud¨ªo -ya con ese 'De Espa?a vengo' bien clarito- de Luna; el Fandango de Do?a Francisquita de Vives; el intermedio de La del manojo de rosas de Soroz¨¢bal -que esta orquesta lleva ya en la sangre-; el preludio de El bateo de Chueca -que hizo moverse con cierto atisbo de garbo tambi¨¦n a la audiencia oriental- y el pasodoble de El gato mont¨¦s de Penella. Como propina, un impecablemente dicho intermedio de Las bodas de Luis Alonso, de Gim¨¦nez, y una sorpresa que era tambi¨¦n una curiosidad: Muo Li Hua, de Jos¨¦ Z¨¢rate, sobre la canci¨®n popular del mismo t¨ªtulo que usara Puccini en su Turandot.
Como no hay felicidad completa, la Orcam se presentar¨¢ en Hong Kong sin cuatro m¨²sicos. Por un asunto burocr¨¢tico debieron quedarse en Shanghai y volver a Madrid dos violinistas, un viola y un contrabajo. Dos de ellos son cubanos, uno alban¨¦s y el otro ruso. Nada es lo que era.
Babelia
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