El precipicio hist¨®rico
La Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua (AVL) acaba de perder una oportunidad para dar un paso hacia la normalizaci¨®n de la instituci¨®n, como acaso lo habr¨ªa sido que una persona vinculada a la universidad y distante del primer plano de cualquier organizaci¨®n pol¨ªtica hubiese alcanzado su presidencia. Por el contrario, la elecci¨®n de Ascensi¨®n Figueres como presidenta, en una maniobra activada y manejada desde el Consell, y consolidada por acci¨®n u omisi¨®n en el ¨¢nimo de roces muy gremiales, refuerza las ataduras de este organismo con la inestabilidad de la pol¨ªtica. El asunto podr¨ªa ser un signo de los tiempos que corren, en los que la pol¨ªtica lo invade todo (incluso el Palau de la Generalitat), si no fuera porque este organismo surgi¨®, en apariencia, por la necesidad de abrir una v¨ªa de alivio a la tensi¨®n pol¨ªtica, aunque tambi¨¦n por la urgencia de acumular m¨¦ritos pol¨ªticos por parte de quien impuls¨® la operaci¨®n, que a su vez, y ¨¦ste es un complejo himno a la psiquiatr¨ªa, alentaba con la otra mano la fricci¨®n. Con una clase pol¨ªtica normal, es decir que hubiese soltado el lastre de las r¨¦moras de la transici¨®n, la AVL ser¨ªa una instituci¨®n tan rancia como el Tribunal de las Aguas, puede que con menos aliciente tur¨ªstico, aunque nunca se sabe cuando la m¨ªnima pasi¨®n filol¨®gica deriva en una reyerta masiva. Sin embargo, el PP, que api?ando parte del naufragio de UCD y la sustancia de Alianza Popular pudo asumir un discurso de superaci¨®n en el momento de las amplias mayor¨ªas, ha permanecido dram¨¢ticamente asido a esta empu?adura, que ahora le arrastra a intervenir en la AVL. Desde el punto de vista org¨¢nico eso le ha permitido sortear las consecuencias de promover un conflicto artificial que desgastaba a su adversario inmediato, pero que comportaba un alto coste interno, puesto que tambi¨¦n estaba nutriendo enanos en su entorno. En esa din¨¢mica perversa el PP engendr¨® a Uni¨®n Valenciana y aliment¨® a los grumos y quistes intr¨ªnsecos que se disputan un espacio que, adem¨¢s de avivar trastornos, permite decantar mayor¨ªas y abrir horizontes de negocio. Su propia estrategia ha llevado al PP al borde de un precipicio hist¨®rico en el que s¨®lo es posible no caer alternando los disfraces de pir¨®mano y bombero. Y eso, que es muy interesante para la zoolog¨ªa pol¨ªtica, resulta nefasto para una lengua sobre la que se discute m¨¢s que se habla.
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