Lula pasa al ataque en la recta final de las presidenciales de Brasil
Los sondeos dan 20 puntos de ventaja al mandatario sobre Alckmin
Tranquilo, ir¨®nico y al ataque. El presidente brasile?o, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, sali¨® airoso del tercer debate p¨²blico, celebrado en la madrugada de ayer, hora peninsular espa?ola, con su rival en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil del domingo, el socialdem¨®crata Geraldo Alckmin, que a su vez demostr¨® que es un pol¨ªtico s¨®lido y con empuje. En la recta final de la campa?a, el l¨ªder del Partido de los Trabajadores ha cambiado radicalmente su imagen de la primera vuelta, a la defensiva y acorralado por los esc¨¢ndalos.
Las encuestas revelan una amplia ventaja del presidente, que se sit¨²a en torno a los 20 puntos, y este dato pes¨® en los estudios de la emisora brasile?a TV Record, donde los telespectadores pudieron apreciar a un Lula tranquilo, llevando el debate a los temas en los que se siente fuerte y a veces ir¨®nico y ocurrente.
Por su parte, Alckmin demostr¨® que su etiqueta de soso es s¨®lo un t¨®pico, y se lanz¨® al ataque, pero incidiendo m¨¢s en asuntos de programa de Gobierno que en la corrupci¨®n del partido de Lula. El equipo de campa?a del candidato tucano (socialdem¨®crata) estima que, a falta de nuevas revelaciones escandalosas que impliquen al PT, el tema de los esc¨¢ndalos ha tocado techo, y que el votante indeciso est¨¢ m¨¢s pendiente del proyecto de Alckmin que de las estocadas contra el actual mandatario del pa¨ªs y su equipo.
"?ste debe de ser mi d¨¦cimo debate desde que participo en la campa?a electoral en este pa¨ªs", respondi¨® Lula cuando su rival hizo referencia a las repetidas ausencias del presidente de los debates durante la primera vuelta. A la vista de lo sucedido tanto en los plat¨®s como en las preferencias de voto, la decisi¨®n de no discutir con sus rivales en la primera ronda se est¨¢ revelando como un grave error de estrategia del presidente. A Lula apenas le faltaron 1,4 puntos para salir reelegido en primera vuelta, unos votos perdidos en la ¨²ltima semana, precisamente cuando dej¨® su silla en los debates vac¨ªa.
Ayer, Lula incluso se permiti¨® regalar segundos de intervenci¨®n a su contrincante cuando ¨¦ste hab¨ªa excedido largamente su tiempo disponible y era advertido repetidamente por el moderador.
Lula ha centrado esta segunda vuelta sobre todo en la clase media brasile?a, la franja de electorado desencantado de su gesti¨®n, la que considera que las promesas realizadas hace cuatro a?os no se han cumplido y que Brasil ha dejado pasar una gran oportunidad. Anoche, el presidente resalt¨® entre los logros de su gesti¨®n la cancelaci¨®n de la deuda brasile?a con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los programas de ayuda social a las clases m¨¢s desfavorecidas, aunque resaltando que todav¨ªa se puede hacer mucho m¨¢s.
Alckmin le acus¨® de estar fomentando con su pol¨ªtica la desindustrializaci¨®n de Brasil y asegur¨®, como prueba de ello, que el compa?ero de ticket de Lula, el vicepresidente Jos¨¦ Alencar, planea construir una f¨¢brica en China. Lula, en vez de entrar al trapo, respondi¨® que "ser¨ªa injusto no recordar que los socialdem¨®cratas quebraron la econom¨ªa del pa¨ªs en dos ocasiones".
Los dos candidatos apuraban ayer las ¨²ltimas horas de campa?a, que tendr¨¢ un extra?o colof¨®n, ya que en vez de cerrarse con actos masivos junto a los simpatizantes, lo har¨¢ el viernes por la noche (madrugada del s¨¢bado en Espa?a) en un ¨²ltimo debate en los estudios de la potente O Globo, a menos de 48 horas para que se abran las urnas. El dato no es sino el reflejo de una campa?a que se ha disputado m¨¢s en las pantallas que en las calles -donde la presencia de publicidad electoral es escasa- y en los m¨ªtines reservados a los militantes de las diferentes formaciones pol¨ªticas.
Alckmin, que en la primera vuelta disputada el 1 de octubre obtuvo un 41,6% de los votos, asegura que no cree en las encuestas que ahora le dan un porcentaje menor, y que es precisamente en la ¨²ltima semana cuando se producen los mayores cambios de decisi¨®n en cuanto al voto. Y no le falta raz¨®n. En la primera vuelta, Lula perdi¨® unos 10 millones de votos en los ¨²ltimos siete d¨ªas. Claro que entonces no respondi¨® ante las graves acusaciones de corrupci¨®n lanzadas por sus adversarios y ahora ha puesto en pr¨¢ctica el viejo adagio de que la mejor defensa es el ataque.
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