Moros y cristianos en Nueva York
Como alcoyano y, por tanto, como espa?ol y como europeo, he sentido verg¨¹enza por el modo de estar presentes las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy en el desfile por la Quinta Avenida con motivo del D¨ªa de la Hispanidad. Han presentado unas fiestas mutiladas por la mitad (con la ausencia del bando moro), empobrecidas en su coherente y espl¨¦ndida belleza y, lo que es mucho m¨¢s grave, desprovistas de su genuino sentido hist¨®rico. Haber consentido esto ¨²ltimo me parece un acto de cobard¨ªa.
Resulta pat¨¦tico o¨ªr al presidente de la Asociaci¨®n de San Jorge de Alcoy, justificando la ausencia del bando moro con el argumento de que el ritmo de la marcha mora es lento y, por tanto, no es adecuado para encabezar un desfile.
Seamos serios, se?or presidente, seamos serios y digamos la verdad. Y la verdad es que, en Estados Unidos, la presencia de los ¨¢rabes en un desfile, aunque ataviados vistosa y ex¨®ticamente, formando parte de la far¨¢ndula festera, resulta molesta socialmente y pol¨ªticamente incorrecta.Respetemos esa manera de pensar y sentir, pero, entonces, qued¨¦monos en casa. Y all¨ª paz y aqu¨ª gloria. Ya s¨¦ que los ¨²nicos responsables de este desgavell (desprop¨®sito, en castellano) son los que aceptaron y gestionaron la condicionada oferta, pero el buen pueblo alcoyano no se merec¨ªa una exhibici¨®n tan mostrenca de sus maravillosas fiestas de Moros y Cristianos.
?Tan atractivo resultaba sumergirse festivamente en la ola de cobard¨ªa y de indignidad que invade Europa ante la amenaza del Islam? Porque se trata, adem¨¢s, de una ola suicida. Con el abortado proyecto de Constituci¨®n Europea, proyecto ardorosamente enfatizado por el presidente de nuestro Gobierno, Europa hab¨ªa renunciado ya a sus ra¨ªces cristianas. Si ahora renunciamos tambi¨¦n a los valores de la Ilustraci¨®n y de la Revoluci¨®n Francesa, ?qu¨¦ nos queda a los europeos?, ?qu¨¦ carn¨¦ de identidad presentamos? ?Acaso el bienestar econ¨®mico y burgu¨¦s de una sociedad opulenta?, ?o los logros de un capitalismo muy competitivo e insaciable que reparte, con escandaloso elitismo, la riqueza existente en el mundo? ?O quiz¨¢s debemos resignarnos a la "dictadura del relativismo moral" que tan l¨²cidamente se?al¨® el cardenal Ratzinger, d¨ªas antes de ser elegido Papa? Lo peor no es el fundamentalismo isl¨¢mico, lo peor es el vac¨ªo moral y espiritual de Occidente.
Para paliar tanta cobard¨ªa encubierta, Rodr¨ªguez Zapatero nos propone una ser¨¢fica Alianza de Civilizaciones. Perdone, se?or Zapatero, pero esta propuesta suena a cuento de hadas, y no son con las hadas con quienes tenemos que v¨¦rnoslas. No es un cuento de hadas la teocracia que se deduce necesariamente de la lectura del Cor¨¢n y que hoy se impone en la casi totalidad de los pa¨ªses isl¨¢micos. No pertenece a ese g¨¦nero literario el brutal e indiscriminado terrorismo, cruel y minuciosamente programado por Bin Laden y sus secuaces. Las hadas no ver¨ªan con buenos ojos la ablaci¨®n del cl¨ªtoris, ni la imposici¨®n del velo y del burka, ni la lapidaci¨®n hasta la muerte de las ad¨²lteras, ni la amputaci¨®n de las manos a los ladrones. Tampoco es id¨ªlica la sentencia de muerte dictada hace a?os, y vigente todav¨ªa, contra el escritor Rushdie, ni la obligaci¨®n de matar a cualquier infiel que se acerque demasiado a La Meca. Tampoco creo que simpatizaran las hadas con las violentas e hist¨¦ricas multitudinarias reacciones por la publicaci¨®n de unas vi?etas sobre Mahoma en un peri¨®dico dan¨¦s (?qu¨¦ har¨ªan, por cierto, los musulmanes con Maragall y Carod Rovira, mof¨¢ndose en la mism¨ªsima via crucis de Jerusal¨¦n, de los s¨ªmbolos sagrados de la pasi¨®n de Cristo?).
Usted, se?or Zapatero, defendi¨® al Papa frente a los desquiciados ataques de que fue objeto por sus palabras pronunciadas en su antigua Universidad de Ratisbona. Y eso le honra mucho como defensor de la libertad de expresi¨®n, pero muchos dirigentes europeos prefirieron retirarse cobardemente a los cuarteles de invierno. Su valiente actitud es el buen camino para pensar en la Alianza de Civilizaciones, que est¨¢ todav¨ªa muy lejos, lej¨ªsimos. Porque si de verdad valoramos lo que de estimable hay en la religi¨®n isl¨¢mica, y no es poco, tenemos la obligaci¨®n de ponerles ante los ojos sus escandalosas contradicciones con el Al¨¢ bueno y misericordioso cuya fe le profesan. En fin, se?or Rodr¨ªguez, no olvidemos que los pa¨ªses isl¨¢micos todav¨ªa no han aceptado la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948. Si en algo tan fundamental y con justificadas pretensiones de universalidad, no estamos de acuerdo, ?qu¨¦ alianza vamos a firmar con ellos? ?C¨®mo pueden aliarse la racionalidad y el fanatismo, la libertad y el totalitarismo religioso? Debemos recordarles lo que el Papa dice muy sensatamente y con probada experiencia hist¨®rica propias: que, cuando la fe vuelve la espalda a la raz¨®n, cualquier arbitrariedad es posible.
Y, como guiado de la bienintencionada e ilusoria Alianza de Civilizaciones, viene Juan Luis Cebri¨¢n y califica la Reconquista de "insidiosa". No s¨¦ bien lo que quiere decir con ello. Mejor dicho: prefiero no saberlo. Pero s¨ª que me suscita una pregunta: ?Qu¨¦ ser¨ªa hoy Europa sin la "insidiosa" Reconquista? Yo se lo dir¨¦. Sin la racionalidad y la libertad pol¨ªtica y democr¨¢tica, ?sabe usted cu¨¢ntos nombres ilustres habr¨ªa que borrar de la moderna historia europea? Le sugiero alguno de entre los que imagino m¨¢s le gustan: Voltaire, Montesquieu, Kant, Hegel, Nietszche (?se imagina a Nietszche fervorosamente le¨ªdo por los musulmanes en la actual Arabia Saud¨ª?), Marx, Freud, todos los exegetas que aplican el m¨¦todo hist¨®rico-cr¨ªtico a la lectura e inteligencia de la Biblia, Heidegger, Ortega, Sartre, Zubiri... y un largo etc¨¦tera. "Llaneza, muchacho, llaneza, que toda afectaci¨®n es mala" (Cf. El Quijote).
Rafael Sanus Abad es obispo auxiliar em¨¦rito de Valencia.
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