A la caza del fiscal

El Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, Ricard Cabedo, ha tenido la desgracia de haber llegado a su cargo a comienzos de 2005, cuando en el Partido Popular empezaron a aflorar los asuntos turbios. Doce a?os de gobierno con mayor¨ªas absolutas en la Generalitat, las Diputaciones Provinciales y los Ayuntamientos de las principales ciudades proporcionan demasiadas tentaciones para el negocio privado. No todos poseen la suficiente entereza moral para resistirlas. Desde el grado de escepticismo respecto a la condici¨®n humana que por edad me corresponde, el hecho -el de que haya una minor¨ªa de corruptos en cualquier formaci¨®n pol¨ªtica- me parece que entra dentro del precio a pagar por el sistema, lo que no quita que, por convicci¨®n e higiene democr¨¢tica, entienda que esos comportamientos se deban perseguir y castigar con mano dura. Puesto que los socialistas y los otros partidos minoritarios han dispuesto durante este per¨ªodo de mucho menos poder en la Comunidad Valenciana, cabe esperar, como resultado de un mero c¨¢lculo de probabilidades, que los casos de corrupci¨®n que les afecten sean menos numerosos y, desde luego, de menor envergadura. La cuesti¨®n, nos guste o no, tiene mucho que ver con las circunstancias (ya lo dijo Ortega) y se reduce a que ¨¦stos manejan menos presupuesto, otorgan menos licencias y subvenciones, adjudican menos contratos, aprueban menos documentos de ordenaci¨®n urbana y, en consecuencia, disponen de menos margen de maniobra que propicie el delito. La realidad parece avalar estas hip¨®tesis.

No hay por parte de la Fiscal¨ªa doble vara de medir para unos y otros. As¨ª lo han manifestado en bloque los compa?eros de profesi¨®n de Ricard Cabedo, en un gesto que les honra, incluidos los nada sospechosos de favorecer a la izquierda de la Asociaci¨®n profesional conservadora. Pero no importa, a algunos dirigentes del Partido Popular, a su vicesecretario regional sin ir m¨¢s lejos, el hecho de que el Fiscal Jefe est¨¦ casado con una militante del partido socialista les ha parecido suficiente para abalanzarse al deg¨¹ello con ¨¦l, con la misma furia con la que se han echado al monte con otras cuestiones, y acusarle, incluso antes de tomar posesi¨®n, de previsible comportamiento parcial, de vulnerar la legalidad, y llegar a amenazarle, recientemente, con una extravagante comisi¨®n de "expertos" para analizar sus actuaciones. En fin, todo vale si ayuda a poner en solfa su profesionalidad.

Aunque el Fiscal Jefe es la jerarqu¨ªa superior a efectos de coordinaci¨®n, su competencia en lo que se refiere a los procedimientos se limita a la provincia de Valencia, y los fiscales de Castell¨®n y Alicante, donde se dan los casos m¨¢s escandalosos, gozan de autonom¨ªa para decidir qu¨¦ se investiga en sus territorios. La denuncia al alcalde de Alicante por la adjudicaci¨®n de unos aparcamientos subterr¨¢neos, que tanto ha irritado a los populares, fue puesta por una Asociaci¨®n de vecinos y analizada por la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n de Alicante que encontr¨® indicios suficientes para continuar con los tr¨¢mites. Lo mismo ocurri¨®, anteriormente, con el caso Mercalicante que tambi¨¦n salpica al alcalde D¨ªaz Alperi. Por el caso Fabra, el culebr¨®n del Presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, tambi¨¦n fue amonestado Cabedo sin haber intervenido. Igual cabe decir del asunto de Terra M¨ªtica, ubicada en Benidorm (Alicante), y su trama de facturas falsas puesta en evidencia por la Agencia Tributaria. ?Por qu¨¦ se ceban en el Fiscal Jefe? El ataque frontal a Cabedo tiene la pinta de un aviso para navegantes. ?Qu¨¦ pretende el PP, que los fiscales se crucen de brazos, que miren hacia otra parte, que dejen de ejercer sus funciones? Tal parece que s¨ª. ?Acaso los temas mencionados no tienen entidad suficiente para abrir una investigaci¨®n? Y respecto a lo de Julio Iglesias y el deslucido papel del Ivex, ?nos merecemos los valencianos que se le d¨¦ un carpetazo?, ?nos merecemos una Administraci¨®n y unas empresas p¨²blicas que admiten pagos en para¨ªsos fiscales como si fueran normales?

La funci¨®n del fiscal es tan inc¨®moda para los partidos cuando afecta a sus militantes como necesaria, y hay que ayudar a que se ejerza con independencia y libertad. Antes que amedrentar a los fiscales sin pudor alguno con el intento, obvio, de amordazarlos, los partidos, todos, deber¨ªan ser los primeros en mostrar inter¨¦s por aclarar esas conductas que colocan la actividad p¨²blica bajo sospecha, y deshacerse cuanto antes de aquellos compa?eros de viaje que han sometido el servicio a la ciudadan¨ªa a los intereses particulares. Dejemos que la justicia siga su curso, en el que la participaci¨®n de los fiscales juega un papel fundamental. Somos muchos los que deseamos confiar en la Justicia, as¨ª, con may¨²sculas, y por ello no queremos fiscales y jueces atribulados por el p¨¢nico o la presi¨®n medi¨¢tica, ni h¨¦roes, ni v¨ªctimas, sino profesionales establecidos en el sistema de forma natural, capaces de realizar sus funciones con razonable competencia. Por eso, junto a la cr¨ªtica rabiosa y ciega, hacia el Fiscal Cabedo, es bueno que se dejen o¨ªr voces de apoyo. Enmudecer a los fiscales es una vil manera de debilitar la democracia.

Mar¨ªa Garc¨ªa-Lliber¨®s es escritora.