Un tedio magn¨ªfico
1. Inicio la semana volcado en este dietario, a la b¨²squeda de alguna frase de aquellas que le quedaban tan perfectas a Jules Renard, uno de mis diaristas preferidos. Leo con pena el art¨ªculo de opini¨®n de un colega que durante a?os, en vista de que no ten¨ªa la recepci¨®n cr¨ªtica que esperaba, busc¨® y logr¨® la ayuda de grandes nombres de la literatura para que hablaran bien de sus libros. Al leerlo, me doy cuenta de que han pasado los a?os y, a pesar de las frases elogiosas que le dedicaran esos grandes hombres literarios, la obra de mi colega sigue siendo mala, de baja intensidad. De nada le ha servido la protecci¨®n de los grandes nombres. Ahora ¨¦l mismo puede ver que le habr¨ªa resultado m¨¢s rentable emplear su tiempo en escribir mejor que en coleccionar frases rimbombantes de algunos figurones. Al reflexionar acerca de esto, me viene a la memoria algo que dijo Jules Renard: "Hay grandes escritores y escritores buenos. ?Seamos de los buenos!".
2. ?Oh, hacer el viaje de bodas solo!
3El absurdo despliegue medi¨¢tico ha tratado de hacernos creer que la joven gallega capturada en Canc¨²n por llevar munici¨®n en la maleta lo pas¨® muy mal en su viaje de bodas. Sin embargo, uno tiene la impresi¨®n de que es al rev¨¦s y que a esa chica no volver¨¢ a ocurrirle nada tan relativamente apasionante, tan relativamente interesante en su vida. Lo que m¨¢s choca de este asunto es que la buena nueva de su liberaci¨®n habr¨ªa tenido que llegar acompa?ada de los resultados de una investigaci¨®n implacable sobre los verdaderos responsables del enredo. Llama la atenci¨®n que de ¨¦stos ni se habla, la noticia se cierra cuando liberan a la chica. A la pobre peluquera le fastidiaron la luna de miel, de acuerdo. Pero no es seguro que se la empeoraran. M¨¢s bien le regalaron una sosa aventura que quiz¨¢ sea la ¨²nica historia relativamente intensa de su previsible mon¨®tona vida. O tal vez, qui¨¦n sabe, la rescataron de un tedio probable para hacerla entrar en un tedio parecido.
4. Seis meses de sobriedad. Llevo medio a?o sin alcohol y poco a poco voy degustando aquel tipo de tedio magn¨ªfico del poeta ?lvaro de Campos, que desde su ventana miraba perplejo el mundo todas las ma?anas. Ahora, entre mis novedades vitales, est¨¢n el sol que saluda los despertares, el placer de ser cort¨¦s, la revelaci¨®n de que todo es excepcional, el despliegue de gentileza en el trato a las personas, la impresi¨®n de vivir en plena tempestad de calma, la satisfacci¨®n de haber perdido 12 kilos, el sentimiento de absoluta indiferencia hacia aquellos imb¨¦ciles a los que ten¨ªa man¨ªa antes, la gesti¨®n de la herencia literaria del antiguo ocupante de mi cuerpo, el abordaje suave de una l¨®gica espartana del trabajo, la creencia de que los gordos son los dem¨¢s, la utilizaci¨®n de la iron¨ªa templada como rasgo incompleto de felicidad.
5. Elecciones catalanas. Siempre que est¨¢n al caer, me acuerdo de Eudaemon, la capital de la isla de Macaria. "Eudaemon no ¨¦s res de l'altre m¨®n", podr¨ªa decir alg¨²n candidato en campa?a y firmarlo ante notario. Pero lo cierto es que Eudaemon es envidiable. Es un lugar magn¨ªfico, hecho para la felicidad. Viven en perpetuo buen humor y sus habitantes son muy educados y consideran que el bien de la rep¨²blica est¨¢ antes que el inter¨¦s personal. Todos sus ciudadanos trabajan codo con codo para lograr la felicidad com¨²n. Los pol¨ªticos trabajan el triple y no son medi¨¢ticos. Eso s¨ª: son id¨¦nticos los unos a los otros, como en todas partes.
6. Carod lleva ya muchos d¨ªas insistiendo en que de los cinco aspirantes es "el ¨²nico que de peque?o quer¨ªa ya ser presidente". No entiendo qu¨¦ clase de primac¨ªa, privilegio o legalidad le concede esto. Primero, porque demuestra seguir siendo peque?o. Segundo, porque es como si Piqu¨¦ dijera que es "el ¨²nico que de ni?o jugaba con soldaditos de plomo".
7. Hay una pregunta que la polic¨ªa y los admiradores de Agatha Christie han intentado contestar durante los ¨²ltimos 80 a?os: ?Cu¨¢l fue la causa de la extra?a desaparici¨®n de la Reina del crimen durante 11 d¨ªas en 1926? Andrew Norman, que acaba de publicar una biograf¨ªa sobre la autora inglesa, cree haber resuelto el misterio, pues ha llegado a la conclusi¨®n de que Christie, afectada por las infidelidades de su marido, sufri¨® un padecimiento amn¨¦sico denominado estado de fuga.
En realidad, este Norman no ha descubierto nada porque lo de la amnesia ya siempre se hab¨ªa dicho. Sin embargo, cuanto m¨¢s resuelven el enigma, m¨¢s sospecho y confirmo que la versi¨®n v¨¢lida es la que no se podr¨¢ demostrar nunca. No es que tenga ganas de llevar la contraria al se?or Norman, pero es que tambi¨¦n he investigado este asunto y tengo mis contactos, y cada d¨ªa veo m¨¢s claro que, por muy disparatado que parezca, la versi¨®n m¨¢s s¨®lida es la de quienes sostienen que Agata Christie tuvo un romance de 11 d¨ªas con un extraterrestre. Habr¨ªa sido abducida por ¨¦l y devuelta a la Tierra en ese plazo de d¨ªas tan prudente. Fue raptada por un amor marciano que la rescat¨® del tedio de un marido infiel. Y es que las historias de maridos infieles son a veces de un bostezo subido.
8. Como la creaci¨®n del mundo contin¨²a, decido dejar atr¨¢s por un rato la casa en la que, como dir¨ªa Bernardo Soares, me he creado un lujoso interior "para mantener la dignidad del tedio". La dejo atr¨¢s porque hoy no pienso en hilvanar ninguna frase de elogio a la naturaleza, ni nada parecido. Simplemente, salgo. Con las manos en los bolsillos. De inmediato, noto mi incapacidad para sentirme un sujeto unitario, compacto y perfilado. Cruzo una calle de circulaci¨®n muy agitada, y de pronto me alegro de haber recuperado el instinto aquel de no tener teor¨ªas.
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