El 'caso Alc¨¤sser' de Palencia
Las ni?as Virginia Guerrero y Manuela Torres desaparecieron en 1992 tras hacer autostop
Es que hay alguna noticia sobre esa ni?a?", inquiere un vecino cuando se le pregunta por el domicilio de Trinidad Espejo. Y es que todo el mundo sabe en Aguilar de Campoo (Palencia) que La Trini es la madre de Virginia Guerrero Espejo, de 15 a?os, que desapareci¨® hace m¨¢s de 14 a?os junto con su amiga Manuela Torres Bouggefa, de 16. Desde entonces no ha habido el menor rastro de ellas. Como si se las hubiera tragado la tierra. Ocurri¨® en 1992, apenas siete meses antes de la desaparici¨®n de Mirian Garc¨ªa, Antonia G¨®mez y Desir¨¦e Hern¨¢ndez, las llamadas ni?as de Alc¨¤sser (Valencia). Los cad¨¢veres de estas tres adolescentes fueron hallados a finales de enero de 1993 en un monte de Tous, donde hab¨ªan sido enterrados por Miguel Ricart y Antonio Angl¨¦s, fugitivo de la justicia desde que en aquellas fechas lograra escapar de Portugal oculto en un barco mercante.
Todas las amigas coinciden en que La Trini no suele hablar jam¨¢s de su hija y que tampoco lo har¨¢ 14 a?os despu¨¦s de "aquello"
Virginia y Manuela eran amigas inseparables. Pasaban juntas muchas horas del d¨ªa. Y muchas noches, la primera dorm¨ªa en casa de Manuela, seg¨²n una vecina de Aguilar de Campoo que asegura que conoc¨ªa a las muchachas "desde que nacieron".
Virginia formaba parte de una familia de cuatro hermanos (dos de ellos mujeres y dos varones, uno de los cuales es sacerdote). Ni ella ni su amiga Manuela eran buenas estudiantes. "A esas chicas les gustaba mucho el bailongo", recuerda una mujer que diariamente juega una partida de naipes con Trinidad en el hogar del pensionista, a tiro de piedra de la colegiata de San Miguel, uno de los emblemas hist¨®ricos de la rom¨¢nica Aguilar de Campoo (7.500 almas).
Las desapariciones misteriosas tienen casi siempre nombre de mujer. Y ese a?o fue especialmente aciago. Porque aquel 1992 no s¨®lo desaparecieron las dos chicas de Aguilar y las tres ni?as de Alc¨¤sser, sino tambi¨¦n Gloria Mart¨ªnez, de 17 a?os, que se esfum¨® sin dejar rastro el 29 de octubre cuando estaba en un sanatorio psiqui¨¢trico de Alf¨¤s del Pi (Alicante).
Pero las desapariciones, sobre todo aquellas de j¨®venes y adolescentes, jam¨¢s inquietaron demasiado a la Polic¨ªa ni a la Guardia Civil. "Se habr¨¢n ido de casa unos d¨ªas. Ya volver¨¢n cuando sientan hambre y se queden sin dinero", era la poco tranquilizadora explicaci¨®n que alg¨²n agente insensible sol¨ªa dar a los angustiados padres. S¨®lo el terrible mazazo social que supuso el caso de Alc¨¤sser, avivado y agrandado por el programa televisivo Qui¨¦n sabe d¨®nde, hizo que el Ministerio del Interior decidiera tomarse en serio el asunto. Desde entonces, la Comisar¨ªa General de Polic¨ªa Judicial cuenta con una unidad que centraliza y actualiza los datos de los miles de desaparecidos que son denunciados en Espa?a.
La tarde del 23 de abril de 1992, Virginia y Manuela decidieron ir a bailar a la discoteca El Jard¨ªn de Cupido, en Reinosa (Cantabria). Horas m¨¢s tarde, alguien las vio cuando hac¨ªan autostop con intenci¨®n de regresar a Aguilar de Campoo. Alguien cont¨® que hab¨ªa visto c¨®mo se paraba ante ellas un coche blanco. Pero pas¨® el tiempo y las chicas no volvieron a sus casas. Desde entonces, la Guardia Civil de Palencia no ha obtenido la menor pista de ambas j¨®venes. Ha rastreado en pos del coche blanco, pero sin el menor ¨¦xito. Ha hecho indagaciones en Francia, donde el padre de Manuela trabajaba de guarda de seguridad en unos grandes almacenes, pero sin el menor ¨¦xito. Los agentes hablaron con vecinos de la zona donde las muchachas fueron vistas por ¨²ltima vez, pero nadie ha sido capaz de facilitar un dato que permita aclarar qu¨¦ fue de ellas. Nada.
Trinidad Espejo, que reside a tiro de piedra del cuartel de la Guardia Civil de Aguilar, no quiere hablar con ning¨²n reportero sobre la desaparici¨®n de su hija y de su amiga Manuela. "Estoy harta. No me f¨ªo de ustedes desde que los peri¨®dicos publicaron que los dos cr¨¢neos encontrados en el embalse de Requejada eran de Virginia y Manuela", se enfada. Se refiere a las dos calaveras humanas halladas en octubre de 2001 junto a uno de los pilares del pantano palentino. Los an¨¢lisis del Instituto de Toxicolog¨ªa confirmaron que aquellos huesos descarnados databan de la Guerra Civil.
Trinidad acude cada tarde, con inexorable puntualidad, a echar una partida de cartas en el hogar del pensionista. "Esp¨¦rela usted aqu¨ª. Llega siempre a las seis menos cuarto", conf¨ªa una de sus amigas, aunque todas ellas coinciden en que La Trini no suele hablar jam¨¢s de su hija y que tampoco lo har¨¢ 14 a?os despu¨¦s de "aquello".
La mujer, en efecto, irrumpe en la sala social a las seis menos cuarto. "Estoy convencida de que mi hija est¨¢ viva", es lo ¨²nico que mantiene una y otra vez cuando se le pregunta. ?Pero ha tenido alguna llamada, alguna carta o alguna noticia que le haga abrigar tales esperanzas? "No, no he vuelto a saber nada de ella. Pero para m¨ª que Ver¨®nica est¨¢ viva mientras nadie me traiga su cad¨¢ver", remacha antes de pedir que le dejen en paz.
Los abogados palentinos Luis Antonio Calvo y Margarita Calle, en nombre de la asociaci¨®n feminista Clara Campoamor, han mantenido abierto el caso de las ni?as de Aguilar todo lo que han podido. "Pero todas las posibilidades de encontrarlas y todas las l¨ªneas de investigaci¨®n han resultado infructuosas, por lo que el Juzgado de Cervera de Pisuerga ha decretado el archivo provisional del asunto", declara Calvo. ?ste, que desde hace ya un par de a?os no ha vuelto a tener contacto con las familias afectadas, admite que "el caso tiene muy mal cariz".
La Guardia Civil, como es habitual en este cuerpo, sostiene que ning¨²n asunto queda en el olvido. Pero tiene que admitir la evidencia de que carece de cualquier pista que sirva para aclarar d¨®nde est¨¢n Virginia y Manuela. Vivas... o muertas.
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