El gran espect¨¢culo del cine
EL PA?S presenta ma?ana, por 8,95 euros, 'Cleopatra', la grandiosa pel¨ªcula de Mankiewicz sobre la reina de Egipto
Todo apuntaba a que el rodaje de Cleopatra (1963) iba a convertirse en un completo desastre, y los pron¨®sticos se cumplieron: Joseph L. Mankiewicz estuvo a punto de arruinar a la 20th Century Fox con una pel¨ªcula cuyo presupuesto pas¨® de dos millones de d¨®lares a 44. Pero lo incre¨ªble es que, a pesar del desaguisado financiero, de que la Fox intent¨® cambiar a Mankiewicz -que a su vez hab¨ªa reemplazado a Rouben Mamoulian-, de los tormentosos amores de Richard Burton y Elizabeth Taylor -que tuvo que ser hospitalizada durante el rodaje y que estuvo a punto de fallecer de una neumon¨ªa-, de un gui¨®n que hab¨ªa pasado por mil manos -entre ellas las de Lawrence Durrell y Ben Hecht- y de innumerables peleas en torno al montaje (que termin¨® el magnate Darryl F. Zanuck), Cleopatra sea una obra maestra absoluta, una reflexi¨®n imperecedera, que se bebe como una pel¨ªcula de aventuras, sobre el amor, la ambici¨®n, la pol¨ªtica y la vida.
Joseph L. Mankiewicz (19091993) fue uno de los grandes artesanos de la ¨¦poca dorada de Hollywood. Pocos directores cuentan con una filmograf¨ªa con tantas obras maestras en los g¨¦neros m¨¢s diversos, desde el romanticismo con El fantasma y la se?ora Muir hasta el western (El d¨ªa de los tramposos), la comedia de intriga (Mujeres en Venecia) o el drama (Eva al desnudo). Ya hab¨ªa viajado a la antigua Roma de la mano de William Shakespeare en su adaptaci¨®n de Julio C¨¦sar (resulta dif¨ªcil olvidar a Marlon Brando como Marco Antonio pronunciar el elogio f¨²nebre de C¨¦sar); pero esta vez las cosas eran mucho m¨¢s complejas.
El gui¨®n se inspira en dos obras de Shakespeare (Julio C¨¦sar y Antonio y Cleopatra), con las fuentes cl¨¢sicas disponibles, desde Suetonio a Plutarco, y una novela olvidada de Carlo Mario Franzero; pero el peso de la pel¨ªcula est¨¢ en la recreaci¨®n hist¨®rica (los incre¨ªbles decorados, el vestuario, los movimientos de masas en unos tiempos en que no exist¨ªan los efectos especiales por ordenador) y, sobre todo, en los actores, en Taylor, Burton y Rex Harrison. Uno de los muchos aspectos del filme en los que Mankiewicz muestra su genio es precisamente ¨¦ste: no deja en ning¨²n momento que los decorados devoren a los int¨¦rpretes: las escenas ¨ªntimas de Cleopatra (Taylor) con C¨¦sar (un incre¨ªble Rex Harrison) y con Marco Antonio (Burton), reales como la vida misma, son tan grandiosas como aquellas que mueven a miles de extras. Lidiar con los amores de Taylor y Burton tambi¨¦n demuestra la capacidad de Mankiewicz para sacar adelante el proyecto.
El filme gan¨® cuatro oscars en categor¨ªas t¨¦cnicas y tuvo un cierto ¨¦xito de taquilla, insuficiente para recuperar la enorme inversi¨®n que hizo la 20th Century Fox, que sobrevivi¨® de milagro a la pel¨ªcula. M¨¢s all¨¢ de Roma, de Egipto y de la reina de la bella nariz, sus cuatro horas -existe otra versi¨®n de 320 minutos- son una monumental reflexi¨®n sobre el poder, la pol¨ªtica y el amor, sobre la influencia de los seres humanos en la historia. Por eso, por su vigencia y actualidad, sigue siendo un cl¨¢sico.
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