El c¨ªrculo vicioso
Un ensayo que, como Grandes imperios, peque?as naciones, parece construido desde las conclusiones presenta indudables ventajas. Como las piezas de un rompecabezas, los razonamientos encajan con ajustada precisi¨®n, trazando un recorrido que va desde lo abstracto hasta lo concreto y desde la historia hasta el presente. Fiel a este esquema, Josep M. Colomer inicia su reflexi¨®n sobre los cambios en la distribuci¨®n de las esferas de poder en el siglo XXI proponiendo revisar las definiciones de conceptos necesarios para su tesis, como imperio, Estado soberano y naci¨®n. A continuaci¨®n, ilustra con diversas calas hist¨®ricas la suerte que han corrido cada uno de estos conceptos y sus m¨²ltiples consecuencias culturales y sociol¨®gicas. Para terminar, los aplica a la realidad que se vive hoy tanto en Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco como en el resto de Espa?a. El resultado es, entonces, el que se ven¨ªa anticipando desde las primeras p¨¢ginas: entendiendo el proyecto europeo como un "imperio" en el sentido en que lo define Colomer, los Estados soberanos dejan de tener utilidad y las peque?as naciones no s¨®lo resultan viables, sino que se convierten, adem¨¢s, en el espacio id¨®neo para que se desarrolle el sistema democr¨¢tico. "Con la disminuci¨®n del tama?o de una unidad pol¨ªtica", afirma Colomer, "aumenta la probabilidad de tener libertad y democracia duraderas".
GRANDES IMPERIOS, PEQUE?AS NACIONES
Josep M. Colomer
Anagrama. Barcelona, 2006
264 p¨¢ginas. 26 euros
Pero este modo de plantear un ensayo presenta, por otro lado, inconvenientes. Si un determinado lector disintiese de la forma en la que se definen los conceptos, la progresi¨®n del razonamiento se convertir¨ªa en una aleatoria sucesi¨®n de afirmaciones incontrastables, sin validez fuera de las premisas en las que se apoya. ?Por qu¨¦ se ha de entender por imperio lo que propone el autor, y otro tanto sucede con Estado soberano y con naci¨®n? Al mismo tiempo, las calas hist¨®ricas se le aparecer¨ªan como ejemplos no siempre bien tra¨ªdos ni interpretados y, en cualquier caso, refutables con contraejemplos equivalentes. Por ¨²ltimo, el lector que se acercase a Grandes imperios, peque?as naciones desde esta segunda perspectiva tendr¨ªa la sensaci¨®n de que, al concluir la lectura, se le habr¨ªa hurtado algo esencial, que es un an¨¢lisis m¨¢s detenido de las conclusiones que sirven de fundamento al libro. Entre estas conclusiones est¨¢ la de que "el Estado espa?ol ya no es lo que era y ya no ser¨¢ lo que pod¨ªa haber sido y no fue", la de que "la democracia espa?ola es de baja calidad" o la de que "el Estado de las autonom¨ªas ha fracasado", entre otras. No es que Colomer no pueda tener raz¨®n en estas afirmaciones, es que su reflexi¨®n se detiene justo en el punto en el que deb¨ªan comenzar los argumentos que permitir¨ªan compartirlas o rechazarlas.
Grandes imperios, peque?as naciones participa as¨ª de la misma dificultad a la que se enfrenta la mayor parte de la literatura sobre la cuesti¨®n nacional en Espa?a, cualquiera que sea la naci¨®n: atrapada en un c¨ªrculo vicioso, alcanza a convencer a los que ya est¨¢n convencidos.
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