"Estoy dispuesto a o¨ªr tu dolor y tu indignaci¨®n"
La reconciliaci¨®n entre la hija de un diputado 'tory' y el militante del IRA que le asesin¨®
Reconocen que la suya es una experiencia muy singular, pero se niegan a admitir que sea la ¨²nica. En cualquier caso, es extraordinaria. Jo Berry es hija de sir Anthony Berry, miembro del Parlamento brit¨¢nico que fue asesinado junto a otras cuatro personas en 1984, durante el congreso que celebraba el Partido Conservador de Margaret Thatcher en el Gran Hotel de Brighton. Pat Magee es miembro de la c¨¦lula del IRA que coloc¨® la bomba. Ambos mantienen un contacto regular desde hace seis a?os, poco despu¨¦s de que Magee, que cumpl¨ªa cadena perpetua por el atentado, fuese excarcelado tras los acuerdos de paz en el Ulster.
La iniciativa fue de Jo Berry, una joven lectora de Gandhi a quien el impacto del asesinato de su padre situ¨® en una encrucijada cuando ten¨ªa 27 a?os. "Pens¨¦ que ten¨ªa dos opciones. Seguir la de la no violencia, que me sal¨ªa del coraz¨®n, o la otra m¨¢s normal. Opt¨¦ sin dudar por la primera", explica Berry. Pero antes de llegar a la experiencia de su reconocimiento mutuo -hoy la relatar¨¢n en San Sebasti¨¢n, como plato fuerte de las quintas Jornadas de No Violencia Activa que organiza la asociaci¨®n vasca Bidea Helburu, defensora de la no violencia y el di¨¢logo para la soluci¨®n de conflictos-, Berry recorri¨® un largo camino que le llev¨® a crear la organizaci¨®n Construyendo Puentes de Paz para tratar de extender proyectos de paz en distintas zonas del mundo en conflicto.
"Nunca le dir¨ªa a Jo 'perd¨®name', porque s¨¦ que no puedo deshacer el mal causado"
Ella se anim¨® para su primera cita pensando que ¨¦l tendr¨ªa m¨¢s miedo al encuentro
"Quer¨ªa encontrar un punto positivo en la tragedia que me hab¨ªa ocurrido", rememora Berry. Por eso, un a?o despu¨¦s del asesinato de su padre, fue a Irlanda del Norte a "escuchar historias" de gentes de la comunidad republicana. Por ejemplo, lo que significa tener el Ej¨¦rcito brit¨¢nico en las calles, o experiencias en las prisiones. "Empec¨¦ a comprender por qu¨¦ se hab¨ªa matado a mi padre, y encontr¨¦ que en Irlanda del Norte la gente ten¨ªa mucho deseo de o¨ªr mi historia, y en Inglaterra no ten¨ªan inter¨¦s", explica.
El encuentro con Pat Magee no fue casual, sino trabajado con insistencia desde personas cercanas a ambos. Jo Berry recuerda que, de todos modos, se produjo cuando "ya estaba curado algo" de su dolor y ten¨ªa la impresi¨®n de que "pod¨ªa sacar algo" de s¨ª. Por parte de Magee exist¨ªa la preocupaci¨®n de que pudieran enfrentarse, pero sus temores se disiparon cuando le aseguraron que Berry s¨®lo quer¨ªa hablar con ¨¦l y conocer sus motivos. "Aunque ahora no soy miembro del movimiento republicano, me considero republicano, y el que me encuentre con Jo y otras v¨ªctimas es una contribuci¨®n al proceso de paz [de Irlanda], en el que hace falta una reconciliaci¨®n", se?ala.
?Y c¨®mo fue el primer encuentro? Berry describe con detalle el estado de ¨¢nimo "terrible" con que cruz¨® en el ferry para ir a Irlanda. Y recuerda que se consol¨® pensando: "Pat tendr¨¢ m¨¢s miedo que yo de encontrarnos". La cita dur¨® tres horas. "La primera hora y media Pat ten¨ªa puesto su sombrero pol¨ªtico, que yo conoc¨ªa bien", relata Berry. Despu¨¦s de transcurrido ese tiempo de conversaci¨®n, Pat Magee confes¨® a su interlocutora: "No s¨¦ qu¨¦ decir. Nunca he estado delante de alguien con la dignidad que t¨² tienes. Estoy dispuesto a o¨ªr tu dolor y tu indignaci¨®n".
"Fue un momento impresionante, porque est¨¢bamos empezando otro viaje. ?ramos dos seres humanos vulnerables compartiendo nuestras experiencias. Le cont¨¦ muchas cosas de mi padre, que era un ser humano muy dispuesto a hablar, cosa que era para m¨ª muy importante". ?Y cu¨¢l fue la utilidad de esta experiencia? Berry lo explica as¨ª: "Hoy me doy cuenta de que, si me hubiese tocado vivir en la piel de Pat, hubiese podido tener su propia experiencia. Pero s¨®lo me di cuenta de eso al escucharle y al sentir empat¨ªa, un sentimiento que tambi¨¦n he experimentado al hablar con ex militantes republicanos y constatar el mito que lleva dentro el definir a alguien como enemigo".
Pat, por su parte, explica que el primer paso que hay que dar para entenderse es "reconocer". Y valora, en este sentido, la importancia del testimonio de Berry cuando ¨¦sta afirma que "ha llegado a darse cuenta de que, si estuviera en la misma piel y con la misma vida que otro, probablemente hubiera tomado las mismas opciones". Magee cree que es clave "respetar la integridad y la posici¨®n del otro", porque no hay blanco y negro en los conflictos.
En este punto Jo Berry interviene para precisar a Magee: "Hay que respetar la actitud del otro, pero no aceptar la violencia. Yo he hablado con muchos hombres que han matado y coinciden en que lo han hecho porque se han sentido no escuchados. Yo intentaba crear m¨¢s recursos, m¨¢s capacidad de escuchar. Creo que la violencia nunca da resultados, que es muy f¨¢cil que una v¨ªctima sea un victimario, y as¨ª el c¨ªrculo se pone a rodar. Me apasiona conocer las ra¨ªces del terrorismo y de la guerra. As¨ª es como siento curaci¨®n dentro de m¨ª".
Sin embargo, Pat Magee no abomina de la lucha armada, incluso delante de una v¨ªctima de ella. Y tampoco admite la contradicci¨®n que supone esto con el hecho de reconocer el mal que ha causado, algo que s¨ª acepta. "Cuando est¨¢s cara a cara con alguien a quien has da?ado, se abre una nueva dimensi¨®n, y uno se da cuenta de la p¨¦rdida que ha causado y de que tambi¨¦n ha perdido una parte de s¨ª mismo y de su humanidad", asegura. Pero, a la vez, insiste en que cree que en circunstancias extremas la lucha armada "est¨¢ justificada". "Nadie en su sano juicio elegir¨ªa la violencia como primera opci¨®n".
?Quiz¨¢s por eso no hablan de perd¨®n en su discurso habitual? Jo Berry asegura que trata de evitar el uso de esta palabra por sus "connotaciones cristianas". "Me alejo de eso. Quiero hablar de experiencias humanas y no de experiencias cristianas", precisa.
Por su parte, Magee lo explica as¨ª: "Nunca he pedido perd¨®n por mis acciones. Lo que pido es que se comprendan, pero no por m¨ª. Si entendemos lo que provoc¨® esos 30 a?os de violencia [en Irlanda del Norte], quiz¨¢s puedan surgir otras opciones. He dicho lo siento, pero no es pedir perd¨®n. Nunca le dir¨ªa a Jo 'perd¨®name', porque me doy cuenta de que no puedo deshacer el mal causado. Eso s¨ª, soy consciente de que mi humanidad ha descendido por haber destruido una vida humana".
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