El ¨¢ngel en el infierno
Hay equipos que, por razones variopintas, se visten con una bandera remota: el Boca va de sueco, el Barcelona va de suizo y el Lazio va de griego. Otros llevan los colores de su ciudad, como el Roma. O los de un club m¨¢s antiguo, como el Juventus, que recibi¨® camisetas del Notts County. Casi todos los colores del f¨²tbol nacieron de la casualidad. Pero no los del Milan. El Milan eligi¨® las rayas negras y rojas porque buscaba una combinaci¨®n crom¨¢tica infernal, capaz de infundir temor en los rivales. Es decir, el Milan ten¨ªa un plan. Desde el principio.
Al Milan se le llama, como es normal, El Diablo. Eso es lo que buscaba. Hablamos de una sociedad con un punto narcisista, reflejado incluso en el atuendo de los t¨¦cnicos: Ancelotti y su ayudante, Tassotti, se sientan en el banquillo con traje oscuro y camisa y corbata burdeos. Se trata, se supone, de una elegancia diab¨®lica que entona, se supone, con los ojos fr¨ªos de Maldini, los labios apretados de Pirlo y los rugidos de Gattuso.
Pero el Diablo renquea con una defensa anciana, un centro del campo al que le pesa todav¨ªa el Mundial y una delantera hu¨¦rfana de Shevchenko. Ayer perdi¨® de mala manera con el Atalanta, que no s¨®lo es vecino (B¨¦rgamo est¨¢ a dos pasos), sino que luce los colores del Inter. Ancelotti se defendi¨® culpando al ¨¢rbitro, la excusa mefistof¨¦lica por excelencia. La verdad, sin embargo, aparece cruda y el primero en verla es el propio Berlusconi, que, sin perder de vista a Ronaldinho, ha enviado una expedici¨®n a Brasil para buscar un futbolista barato, desconocido y maravilloso.
?Por qu¨¦ no? El truco de la expedici¨®n ya funcion¨® una vez. Un tipo del Milan se fue a S?o Paulo y se trajo a un tal Ricardo, llamado Cac¨¢ como muchos Ricardos brasile?os, pero con el rasgo de coqueter¨ªa de firmar Kak¨¢. El chaval cost¨® seis millones de d¨®lares. Nadie sabe cu¨¢nto costar¨ªa ahora. Tiene el primer paso de Platini, ese paso falsamente exagerado que deja atr¨¢s al contrario; tiene la velocidad de un extremo, la parsimonia de un mediocentro, el pie de un ¨¢ngel y el disparo de un demonio.
Kak¨¢ es el tesoro del Diablo y su ¨²nica esperanza en una temporada que comenz¨® mal, con una sanci¨®n de ocho puntos negativos, y prosigue mal. S¨®lo Kak¨¢ mantiene vivos los sue?os milanistas. El scudetto queda muy lejos, pero en Europa, a veces, basta el talento de un genio para saltar una eliminatoria, y otra, y otra.
Kak¨¢ forma parte de una estirpe bastante rara, la del genio sin tormentos interiores. Muchos grandes del bal¨®n, como Garrincha, Best o Maradona, sufrieron por sus demonios personales. Quienes no pagaron ese peaje ten¨ªan, al menos, alg¨²n defectillo que ayudaba a los dem¨¢s a soportar su talento: Cruyff era vago, fumador y mand¨®n, Di Stefano era seco de car¨¢cter, Beckenbauer era arrogante. Entre los de hoy, Ronaldo es glot¨®n y Ronaldinho no es Adonis. Pel¨¦ carec¨ªa de defectos y encima tocaba la guitarra, pero era inculto.
Kak¨¢ es guapo, alto, veloz, resistente a las lesiones. Es simp¨¢tico y disciplinado. No fuma, no bebe, no trasnocha y reza con frecuencia. Por si todo eso fuera poco, lee ensayos. Y juega como los ¨¢ngeles.
Tanta perfecci¨®n tiene algo de diab¨®lico.
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