Siete a?os sin aplausos
Chico Buarque, el m¨²sico m¨¢s admirado en Brasil, regresa a los escenarios
Siete a?os cerca de la literatura y lejos de la m¨²sica. Tras publicar Budapest -todos los nombres propios de personajes o calles de su tercera novela son los de los jugadores de la m¨ªtica selecci¨®n h¨²ngara de f¨²tbol de 1954-, Chico Buarque, 62 a?os, probablemente el artista m¨¢s admirado en Brasil, ha vuelto a grabar un disco y retorna a los escenarios. Es el poeta de la canci¨®n brasile?a: nadie como ¨¦l construye con las palabras, se pone en el pellejo de los desvalidos, habla en femenino o cuenta la vida cotidiana.
"Volv¨ª a cantar porque sent¨ª saudade": con el primer verso de una samba de 1939 de Lamartine Babo se explic¨®. En el Coliseu dos Recreios, una estructura en forma de circo en el centro de Lisboa, tres mil personas le reciben cada noche con una mezcla de admiraci¨®n, cari?o y respeto. Su sonrisa t¨ªmida al principio se torna plena al comprobar que los portugueses no le han olvidado pese a una ausencia de 13 a?os. Un alambre grueso, que va cambiando de colores seg¨²n la iluminaci¨®n -verde, amarillo, plata...- y cuelga sobre las cabezas de los m¨²sicos, dibuja el paisaje monta?oso de R¨ªo de Janeiro. Minimalista y elegante.
"Volv¨ª a cantar porque sent¨ª 'saudade", asegur¨® el m¨²sico ante 3.000 personas en Lisboa
"Tard¨¦ 40 a?os en descubrir que cantar es bueno, quiz¨¢ dentro de otros tantos baile"
Regreso a lo grande: dos conciertos en Oporto y seis en Lisboa -el ¨²ltimo, ayer mi¨¦rcoles, se a?adi¨® a ¨²ltima hora ante la demanda de entradas-. Un precedente: los 17 que estaban previstos en S?o Paulo, a raz¨®n de 2.400 personas por d¨ªa, se convirtieron en 25. Ahora le esperan otras capitales brasile?as. Y su representante est¨¢ negociando para que cante en Madrid y Barcelona en mayo. Aqu¨ª bien podr¨ªa presentarse -lo insin¨²a ¨¦l sonriendo- como el suegro de Carlitos Marr¨®n -una de sus hijas est¨¢ casada con el famoso Carlinhos Brown-.
Pocas alegr¨ªas se permiti¨® Chico Buarque. Si acaso en Morena de Angola, al hacer sonar con sus dedos las l¨¢minas met¨¢licas de una sanza -el llamado piano de pulgar africano- y, sobre todo, cuando comparte protagonismo en Grand Hotel con el veterano Wilson das Neves, que canta y se marca unos pasos de samba mientras ¨¦l le mira divertido y toquetea el tambor¨ªn.
Ninguna demagogia. Lo f¨¢cil hubiera sido seducir con esas canciones de su autor¨ªa que han contribuido a la educaci¨®n afectiva y social de varias generaciones de lusohablantes -y son tambi¨¦n referencia para una parte ilustrada de la Am¨¦rica que habla espa?ol-. Pudo haberse escudado en uno de los cancioneros -el suyo- m¨¢s importantes de la m¨²sica popular, pero quiso cantar las 12 canciones del ¨²ltimo disco, Carioca. Asumi¨® la temeridad de basarse en material in¨¦dito y en algunas canciones menos obvias de su repertorio, cosidas, eso s¨ª, con un gui¨®n detallista. Ni un reproche hubo, ni una sola petici¨®n gritada desde el p¨²blico que, ya en los bises, cant¨® con ¨¦l cl¨¢sicos como Quem te viu, quem te v¨º o Jo?o e Maria y al que dej¨® emocionalmente tocado -se escap¨® m¨¢s de una l¨¢grima- al ofrecer inesperadamente Tanto Mar, una canci¨®n que le liga a los portugueses. La escribi¨® en 1974 para celebrar el sue?o de primavera de la Revoluci¨®n de los claveles. Los militares se la prohibieron entonces en Brasil y sus m¨²sicos la tocaban en versi¨®n instrumental: hasta que en el ¨²ltimo recital de una larga temporada la cant¨® desafiante.
Salir a cantar era para ¨¦l como zambullirse en agua helada. Y superar la timidez le cost¨® siempre un esfuerzo descomunal: para pasar el trago sol¨ªa recurrir al whisky como ant¨ªdoto. Lleg¨® a confesar que la mayor felicidad en un concierto es cuando se termina. Por eso no ha echado de menos el escenario en estos siete a?os, aunque s¨ª lo que rodea la vida del m¨²sico: los ensayos, viajar, los camerinos... Algo ha cambiado. "Tard¨¦ 40 a?os en descubrir que cantar es algo bueno, as¨ª que quiz¨¢ dentro de otros 40 est¨¦ bailando", dijo para justificar su presencia est¨¢tica.
Le acompa?aban siete m¨²sicos, los mismos que ya lo hac¨ªan en 1999, y que brillaron en los arreglos de Bye bye Brasil o Cantando no Tor¨®: el guitarrista Luiz Claudio Ramos, el pianista Jo?o Rebou?as, la teclista Bia Paes Leme, el bater¨ªa Wilson das Neves, el percusionista Chico Batera, el bajista Jorge Helder y el flautista y saxofonista Marcelo Bernardes. Es hombre de fidelidades: casi todo el equipo -t¨¦cnicos de sonido, luces, comunicaci¨®n...- trabaja con ¨¦l hace 20 a?os.
"Para Did¨ª, para Pel¨¦, para Man¨¦", cant¨® en O futebol. Nada m¨¢s aterrizar en Portugal fue a darle al bal¨®n. El promotor local busc¨® un campo de f¨²tbol en condiciones y le organiz¨® tres encuentros. Para este seguidor del Fluminense, los tres partidos semanales que juega cuando est¨¢ en R¨ªo de Janeiro son su terapia. La peque?a leyenda habla de la imbatibilidad de su equipo, el Politeama, y nadie se atrever¨ªa a rebat¨ªrselo: incluso los habilidosos jamaicanos de Bob Marley tuvieron que inclinarse.
Chico Buarque ha caminado bastante estos d¨ªas por Lisboa: anda r¨¢pido -t¨¢ctica que desarroll¨® en R¨ªo para evitar que le abordaran cada pocos metros-. Almuerza ligero -a base de sandwiches y zumos de fruta-, pero no perdona la cena con amigos o sus m¨²sicos en un buen restaurante. Se despidi¨® con la m¨²sica circense de Na carreira: "Hora de irse cuando el cuerpo quiere quedarse / Toda alma de artista quiere partir / Arte de dejar alg¨²n lugar / Cuando no se tiene ad¨®nde ir... / Ir dej¨¢ndose la piel en cada escenario / Sin mirar hacia atr¨¢s / Y nunca / Nunca decir adi¨®s". Y se escap¨® del Coliseu como alma que lleva el diablo para perderse en la noche lisboeta.
Hace 18 a?os actu¨® en Bilbao. No est¨¢ muy seguro del nombre del lugar, aunque recuerda perfectamente el del restaurante en el que sus m¨²sicos y ¨¦l se dieron despu¨¦s un homenaje gastron¨®mico.
Palabras contra el silencio
Fue uno de los artistas brasile?os m¨¢s perseguidos por la censura de la dictadura militar durante los a?os setenta. Con el fin de driblarla, se invent¨® el seud¨®nimo de Julinho da Adelaide, compositor popular. La estratagema le funcion¨® hasta que las autoridades obligaron a presentar cada nueva canci¨®n junto al DNI del compositor. Apoya p¨²blicamente a Lula desde muchos a?os antes de que el obrero sindicalista fuera elegido presidente de Brasil.
- Autor de canciones tan populares como O que ser¨¢, A Banda, Constru??o, Cotidiano, Vai passar... hace 40 a?os que public¨® su primer LP: Chico Buarque de Holanda.
- Hijo del ilustre historiador S¨¦rgio Buarque de Holanda, autor de libros de referencia como Ra¨ªzes do Brasil y Vis?o do paraiso, por el hogar familiar pasaban los poetas y escritores Manuel Bandeira, Carlos Drummond de Andrade, Rubem Braga o Vinicius de Mor?es.
- Ha escrito tres novelas: Estorbo (1991), Benjam¨ªn (1995) y la premiada Budapest (2003). Est¨¢n traducidas al espa?ol.
- Ruy Guerra llev¨® al cine su ?pera do malandro, un espect¨¢culo musical inspirado en la ?pera de los tres peniques, de Bertolt Brecht y Kurt Weil, y ambientado en el R¨ªo de Janeiro canalla de los a?os de la Segunda Guerra Mundial.
- Canciones suyas son los temas principales de pel¨ªculas como Eu te amo (de Arnaldo Jabor, 1981), Dona Flor e seus dois maridos (de Bruno Barreto, 1976), Vai trabalhar vagabundo (de Hugo Carvana, 1973), Bye bye Brasil (de Carlos Diegues, 1979) o Eles n?o usam black tie (de Leon Hirzman, 1981).
- En compa?¨ªa del tambi¨¦n compositor Edu Lobo ha escrito m¨²sica para varias obras de teatro y diversos espect¨¢culos de danza.
- Chico Buarque (Editorial Gedisa, 2001) se titula la biograf¨ªa autorizada de la periodista Regina Zappa.
Babelia
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