La empresa familiar toma el pulso
Esta semana se ha celebrado en Valencia el IX Congreso Nacional del Instituto de la Empresa Familiar. Sin monolito conmemorativo ni mochilas, aunque casualmente con conflictos circulatorios en la ciudad, si bien por motivos ajenos a este simposio, y comparecencia de un gur¨² tan calificado como el ex presidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez, as¨ª como otros dignatarios, con menci¨®n especial del ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Pedro Solbes, y, obviamente, del presidente de la entidad convocante, el tambi¨¦n valenciano Juan Roig.
Muy en su papel de sibila, el ex titular de la Moncloa, efectu¨® un tour d'horizon, haciendo hincapi¨¦ en este mundo bipolar que se est¨¢ gestando entre Estados Unidos y China con la consecuencia inherente de convertir la Uni¨®n Europea en un bloque subalterno si no se sacude viejas inercias. Se trata de una anticipaci¨®n que figura en todas las prospectivas al uso y que no parece conmover notoriamente al estamento dirigente de Bruselas, un tanto impasible o un mucho impotente ante el dinamismo de los usacos y el crecimiento abrumador de los chinos, las diferencias entre el norte y el sur, o las m¨¢s abisales cada vez entre los ricos y los escandalosamente ricos. Pero de esto ¨²ltimo no iba la historia, s¨®lo es un fleco.
Otra cosa ha sido el pron¨®stico acerca de la bonanza econ¨®mica espa?ola que a su entender no se prolongar¨¢ m¨¢s de dos o tres a?os. Un aviso de este jaez y tal fuente es para tom¨¢rselo en serio, pero bien puede pasar como en 2004 con la recesi¨®n industrial en el Pa¨ªs Valenciano. O sea, nada, al margen de los pocos an¨¢lisis profesorales y un tanto deprimentes acerca de las insuficiencias b¨¢sicas y se dir¨ªa que cr¨®nicas de la econom¨ªa aut¨®ctona. Eso por no aludir, como escrib¨ªa Andr¨¦s Garc¨ªa Reche en estas p¨¢ginas, a "la sorprendente incapacidad de nuestros responsables pol¨ªticos y econ¨®micos para entender lo que realmente est¨¢ pasando en la trastienda de este mundo tan globalizado, m¨¢s all¨¢ de esa muralla inacabable de cemento y ladrillo en la que hemos depositado nuestros provincianos anhelos desarrollistas".
Pero en este congreso, y acaso de manera ins¨®lita en Valencia estando, no se ha hablado del cemento y ladrillo que nos tiene anestesiados. Se han recalcado, en cambio, algunos viejos problemas que conciernen a esta comunidad y que prodigiosamente nunca aparecen en los discursos oficiales, tan empapados de euforia. Nos referimos muy especialmente a la baja productividad, esa especie de dogal atado al cuello de la econom¨ªa valenciana y que nada nos consuela que tambi¨¦n lastre la espa?ola y europea, s¨®lo que, a ¨¦sta, en otros t¨¦rminos y menor gravedad. Lo nuestro viene de lejos y nos ci?e m¨¢s al atraso que al despegue. Basta ver los ¨ªndices recesivos de exportaci¨®n, las rentas familiares comparadas con otras autonom¨ªas, o el valor a?adido por trabajador, inferior a la media nacional. Aludir a la revoluci¨®n tecnol¨®gica incesante que nos est¨¢ pasando de lejos, incluso para el expansivo sector de la construcci¨®n, nos evoca al consejero Justo Nieto y caemos en la cuenta de que ese asunto nunca ha estado entre los prioritarios durante los ¨²ltimos lustros, tan m¨ªticos. No ser¨¢ una fatalidad que la mentada crisis, si llegare, nos sorprenda con estos pelos.
De la agenda del congreso, densa y plural, queremos subrayar la intervenci¨®n del presidente del IEF y, espec¨ªficamente, su invocaci¨®n al esp¨ªritu de consenso de la transici¨®n o, dicho de otro modo, a la necesidad de reducir la tensi¨®n pol¨ªtica. El gran empresario no se?ala a nadie, pero a poco que se observe la vida p¨²blica espa?ola, queda claro qui¨¦n o qu¨¦ partido est¨¢ atizando la confrontaci¨®n mediante actitudes rayanas a menudo con la histeria o con el papel mal digerido de oposici¨®n. La recomendaci¨®n llega oportunamente por estos pagos, pues ya soplan vientos electorales que avivan las acritudes y hay asimismo temas auton¨®micos que requieren o hubieran requerido consensos, como el pacto urban¨ªstico, por ejemplo. Pero se perdi¨® la oportunidad o nunca se quiso realmente, que se nos antoja lo m¨¢s cierto.
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