Cuba, sin Fidel y sin apertura
El comercio con China, el turismo, las remesas y el petr¨®leo venezolano apuntalan una revoluci¨®n enrocada desde 1959
Meses atr¨¢s, en un almuerzo de embajada, el vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, coment¨® admirativamente el modelo aplicado por Vietnam: abri¨® su econom¨ªa y redujo la pobreza sin renunciar a la rector¨ªa del Partido Comunista de Vietnam (PCM). Lage entreg¨® a Fidel Castro un ponderado informe sobre el comportamiento del pa¨ªs asi¨¢tico, seg¨²n afirm¨® a este peri¨®dico uno de los comensales, pero habr¨ªa recibido esta respuesta: "Eso est¨¢ muy bien, pero Vietnam es Vietnam y Cuba es Cuba".
No ser¨ªa la primera vez que se rechaza la apertura econ¨®mica, y la propiedad privada, en la mayor de las Antillas, temiendo que su desarrollo desencadene desigualdades y tensiones pol¨ªticas susceptibles de malograr la esencia de una revoluci¨®n que se liberaliz¨® parcialmente en el a?o 1993, con el decreto ley 141 sobre el trabajo por cuenta propia, s¨®lo para sobrevivir al derrumbe de la URSS.
El auge tur¨ªstico report¨® al Estado cerca de 2.000 millones de euros en 2005
"Las necesidades econ¨®micas est¨¢n ah¨ª", recalca el presidente del Banco de Cuba
La revoluci¨®n cubana lucha contra el robo de recursos del Estado y no quiere nuevos ricos
Pero lo peor, la bancarrota nacional de principios de los noventa, con una ca¨ªda del producto interior bruto cercano al 40% y una reducci¨®n del comercio exterior del 75%, ya pas¨®. El funcionamiento de los sectores estrat¨¦gicos parece asegurado por el actual crecimiento: una media del 5% anual durante el ¨²ltimo decenio, y un 11,8% el pasado a?o, el m¨¢s alto desde 1959, seg¨²n una pol¨¦mica medici¨®n del ¨ªndice que llev¨® a la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL) a no incluir a Cuba en sus estad¨ªsticas. El comercio con China, superior a los 900 millones de euros, y los 100.000 barriles diarios de petr¨®leo venezolano son otros dos elementos que apuntalan los suministros y la operatividad energ¨¦tica. "Podemos seguir as¨ª mucho tiempo", dice un funcionario.
No urge al Partido Comunista de Cuba (PCC) un cambio del modelo centralista en vigor, denunciado como incapaz de resolver las necesidades de consumo de los 11,3 millones de cubanos, y causante del descontento percibido en una parte significativa de la poblaci¨®n. La relajaci¨®n capitalista, sin embargo, no ocurrir¨¢ en vida de Fidel Castro, ni previsiblemente durante el arranque del mandato de su hermano Ra¨²l, jefe del Ej¨¦rcito, interinamente al mando del pa¨ªs. El ministro de Econom¨ªa y Planificaci¨®n, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez, es taxativo: "En el hipot¨¦tico caso de que siguiera enfermo el comandante, no est¨¢ prevista una apertura de mercado. No est¨¢ en el deseo del pueblo, ni est¨¢ en ninguna de nuestras consideraciones". Castro, de 80 a?os, convaleciente de la delicada operaci¨®n quir¨²rgica del 31 de julio, siempre sostuvo que con medidas capitalistas no se construye el socialismo. Acept¨® algunas a rega?adientes, pero los dirigentes que consideraron ¨²til la profundizaci¨®n de varias debieron desistir.
"Buena parte del pueblo, s¨ª las desea. Aceptar¨ªa seguir con las actuales estructuras pol¨ªticas, a cambio de propiedad privada, negocios, y posibilidades de prosperar", se?ala un diplom¨¢tico. Los cubanos no olvidan los sufrimientos del Periodo Especial, de principios de los noventa, cuando el parque m¨®vil qued¨® detenido por falta de piezas y carburante, la tracci¨®n animal regres¨® al campo, y los cortes de energ¨ªa duraban de 11 a 14 horas al d¨ªa.
La gradual apertura pol¨ªtica del r¨¦gimen a trav¨¦s de una gradual apertura econ¨®mica para superar aquella crisis, y para sentar las bases de la democracia, fue el objetivo de la misi¨®n llevada a cabo en Cuba, durante la hecatombe del a?o 1993, por el socialista espa?ol Carlos Solchaga, ex ministro de Econom¨ªa y Finanzas (1991-1993). El asesor designado por Felipe Gonz¨¢lez no ocult¨® al presidente cubano las consecuencias de los cambios propuestos: "Se lo dijimos as¨ª: 'No queremos enga?arte. Si aqu¨ª se permite libertad de empresas creciente y la gente puede emplear a otros conciudadanos, si existe propiedad privada crecientemente va a haber una exigencia de libertades pol¨ªticas".
El ex ministro viaj¨® a la isla entre los a?os 1993 y 1996, sin lograr las reformas propugnadas, que pasaban por el mantenimiento de un poderoso sector p¨²blico para preservar las realizaciones cubanas en los sectores de la educaci¨®n, la sanidad y la seguridad social. "Fidel no es bobo. Se dio cuenta enseguida de que el fin ¨²ltimo era apartarle poco a poco del poder", se?ala un periodista del peri¨®dico Granma, ¨®rgano oficial del PCC.
Para entonces, la enmienda constitucional de 1992 hab¨ªa aprobado un cambio trascendente: la legalizaci¨®n de la tenencia de d¨®lares, que ayud¨® a captar las remesas de los exiliados y residentes en el extranjero (cerca de 1.000 millones de d¨®lares anuales) en las Tiendas de Recaudaci¨®n de Divisas (TRD). El doble circuito financiero, peso y d¨®lar, caus¨® contradicciones ideol¨®gicas todav¨ªa sin resolver, un poderoso mercado negro y dos mitades sociales: la de menor capacidad de consumo, con el peso nacional como principal fuente de ingresos, y la pertrechada por la moneda norteamericana, sustituida por el euro (el peso convertible) en junio de 2002, que les permit¨ªa un gran acceso a las comodidades materiales a la venta.
El mercado libre agropecuario de los a?os ochenta tambi¨¦n caus¨® conflictos al comunismo cubano. Al permitirse a los campesinos vender libremente sus productos, la demanda fue enorme, y numerosos guajiros acumularon cuantiosas riquezas: dinero, televisores, autom¨®viles o casas. La ortodoxia comunista y el cooperativismo oficial protestaron ante Fidel Castro, quien orden¨® el cierre de ese mercado arguyendo que la meta socialista es avanzar hacia una sociedad igualitaria, no hacia a la lucha de clases y la existencia de ricos y pobres.
La misma doctrina subyaci¨® en la decisi¨®n de reducir dr¨¢sticamente las 208.500 licencias de trabajo por cuenta propia, desde taxistas y artesanos, a restauradores y peluqueros, aprobadas, seg¨²n datos del Banco Nacional de Cuba en 1995.
Las actividades de lucro privado no fueron ilegalizadas, pero les cay¨® encima una catarata de impuestos y regulaciones sobre costes, precios y renovaciones que hicieron ruinosas a decenas de miles. No obstante, un total de 150.000 peque?os agricultores, fundamentales en el cultivo de tabaco, pueden vender libremente sus cosechas de vegetales, con algunos reparos administrativos. El modo de operar de aquel turbulento periodo contin¨²a en vigor. "La pol¨ªtica econ¨®mica que se aplica en nuestro pa¨ªs, las medidas, est¨¢n condicionadas por el momento. Es as¨ª en el sector privado, y con la inversi¨®n extranjera", reconocen fuentes oficiales. Se trata de firmar acuerdos con grandes corporaciones extranjeras, principalmente del sector energ¨¦tico, m¨¢s que con la peque?a empresa, muy ¨²til cuando la crisis de principios de los noventa casi descalabra la revoluci¨®n de 1959, que se vio obligada a ceder a los particulares servicios que el Estado no pod¨ªa desarrollar.
Pujante ahora el turismo, con 2,3 millones de entradas el pasado a?o contra un mill¨®n de hace 10, y con 2.000 millones de euros en ingresos, pero deficitaria todav¨ªa la oferta oficial de habitaciones, contin¨²a legalizado su alquiler por particulares. "Muchos tienen miles de d¨®lares acumulados por los alquileres, pero no pueden comprarse un coche porque los asignan en funci¨®n de las lealtades revolucionarias y las necesidades establecidas por el Estado", seg¨²n precisa un espa?ol residente en la isla.
Salvo los imponderables derivados de la muerte de Fidel Castro, nada indica que el r¨¦gimen revolucionario vaya a alterar su comportamiento y escala de valores. "El rumbo acertado de la pol¨ªtica monetaria y la econom¨ªa, y el cumplimiento riguroso de los compromisos financieros externos, han ampliado la capacidad crediticia del pa¨ªs, permitiendo que el 73% de los financiamientos sean ahora a largo y mediano plazo", seg¨²n la exposici¨®n de Osvaldo Mart¨ªnez, presidente de la Comisi¨®n de Asuntos Econ¨®micos de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento). "Las decisiones de car¨¢cter estrat¨¦gico, tomadas centralmente y con sentido de pa¨ªs, van demostrando que s¨®lo as¨ª es posible avanzar en la construcci¨®n del socialismo". Las intenciones de Carlos Solchaga no eran precisamente afianzarlo.
La salida propuesta a Fidel Castro permit¨ªa cambios graduales: empezar por la parte econ¨®mica "sin tener que prescindir de los principios ideol¨®gicos del r¨¦gimen, de irse adaptando, de manera que pareciera a la mayor parte de la poblaci¨®n una deriva razonable del pensamiento", seg¨²n el asesor. La formulaci¨®n naufrag¨® porque, entre otros factores, el presidente cubano conoc¨ªa que la arm¨®nica convivencia del comunismo chino y vietnamita con econom¨ªas de perfil capitalista era posible en dos naciones de extracci¨®n m¨¢s pobre y rural, pero imposible, sin alteraciones pol¨ªticas y sociales graves, en el Caribe, en una sociedad m¨¢s urbana, con otra historia y otra cultura.
El volantazo hacia la econom¨ªa de mercado no se efectu¨® hace 13 a?os, pese a que el corte de los vitales suministros de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la imposibilidad de acceder al cr¨¦dito, debido a la acumulaci¨®n de deuda con el Club de Par¨ªs, por encima de los 3.500 millones de euros, causaron estragos en la poblaci¨®n; por lo tanto es altamente improbable que se produzca ahora, con una situaci¨®n menos agobiante. "El valor del Producto Interior Bruto del a?o 2005 equivale a 1989. Nos ha llevado 16 a?os recuperar aquel nivel. Pero el PIB de ahora es de mejor calidad", seg¨²n destaca el ministro de Econom¨ªa y Planificaci¨®n. Independientemente de las mediciones y la ideolog¨ªa, la estructura legal de la econom¨ªa cubana, y sus limitadas reservas en divisas, dificultan transformaciones sustantivas, entre ellas la traves¨ªa hacia un sistema monetario ¨²nico, que implicar¨ªa un fuerte ajuste cambiario.
"El Gobierno est¨¢ luchando ahora contra los nuevos ricos, la mayor¨ªa nacidos del mercado negro de los a?os noventa, pero hay cosas que se pueden hacer sin necesidad de anular su creatividad emprendedora. Una soluci¨®n ser¨ªa arbitrar un fuerte sistema de imposici¨®n directa, que limitar¨ªa mucho las diferencias en las rentas", se?ala un economista extranjero asentado en La Habana.
Pero el rico, y el trabajo por cuenta ajena, no tienen futuro en la Cuba castrista, contrariamente a la inversi¨®n de principios del comunismo chino. Su l¨ªder Deng Xiaoping (1904-1997) bendijo el desembarco del capitalismo en su pa¨ªs, en el a?o 1979, con la c¨¦lebre declaraci¨®n de Cant¨®n: "Enriquecerse es glorioso". "Tal vez, uno de los dilemas m¨¢s complejos de una revoluci¨®n socialista, es lograr efectividad en la gesti¨®n econ¨®mica, sin renunciar al objetivo pol¨ªticamente estrat¨¦gico de crear una conciencia comunista", seg¨²n admite el presidente del Banco Central de Cuba, Francisco Sober¨®n. "La raz¨®n es simple: mientras se trabaja en la forja de esa conciencia comunista, las necesidades materiales est¨¢n ah¨ª con quemante urgencia y hay que tratar de encontrar soluciones".
A la espera de que el centralismo revolucionario las encuentre para resolver el problema del transporte, la vivienda o la alimentaci¨®n, aquellos cubanos que consideran que ese hallazgo ser¨¢ imposible optaron por el robo de recursos del Estado, frecuentemente con complicidades oficiales. Contra esa pr¨¢ctica act¨²a ahora una revoluci¨®n reacia a la apertura, reclamada por quienes creen que hace a?os agot¨® su capacidad de generar riqueza.
El embargo hace da?o
El embargo de Estados Unidos, aprobado en el a?o 1961, caus¨® p¨¦rdidas por 86.00
0 millones de d¨®lares y lastr¨® el desarrollo de Cuba, seg¨²n las cifras oficiales cubanas. "Aparte de consideraciones pol¨ªticas, hay gente que no valora el da?o que nos ha hecho el bloqueo", se?alan fuentes diplom¨¢ticas de La Habana. La mayor¨ªa de los economistas sostiene, sin embargo, que la esencia del problema es otra: Cuba no prosperar¨¢ mientras m¨¢s del 90% de su econom¨ªa siga controlada por el Estado, apenas exista la propiedad privada, y no haya planes para ampliar la libertad emprendedora de los ciudadanos. El embargo, sin embargo, no es una cuesti¨®n menor. Impide a Cuba comerciar con EE UU y recibir turistas de ese pa¨ªs, a 140 kil¨®metros de sus costas. Tambi¨¦n proh¨ªbe a la isla utilizar el d¨®lar en sus transacciones externas y recibir cr¨¦ditos o efectuar operaciones con bancos norteamericanos o sus filiales en otros pa¨ªses.
No permite al Banco Mundial o al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgar pr¨¦stamos, y las empresas no pueden exportar a Cuba equipos que contengan m¨¢s del 10% de componentes estadounidenses. La ONU pidi¨® este jueves su levantamiento con 183 votos a favor, cuatro en contra y una abstenci¨®n.
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