Se?al de alerta en la sanidad p¨²blica
El Sistema Nacional de Salud, nuestro sistema sanitario p¨²blico, responsable de ofrecer atenci¨®n sanitaria al 98% de la poblaci¨®n espa?ola, emite preocupantes se?ales de alarma. Los resultados de las encuestas advierten que los espa?oles empiezan a dar la espalda a la sanidad p¨²blica. Para apreciar el verdadero significado de este incipiente problema, basta analizar c¨®mo ha evolucionado en la ¨²ltima d¨¦cada la actitud de los espa?oles hacia los servicios sanitarios de la red p¨²blica.
Si tomamos como referencia c¨®mo valora el espa?ol la Atenci¨®n Primaria, donde se resuelve el 85% de los problemas de salud, se observa una evoluci¨®n m¨¢s o menos estable, con una puntuaci¨®n de siete sobre diez en el periodo comprendido entre el a?o 1995 y el 2004 (Bar¨®metro Sanitario del CIS, Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas, 2006). Son datos que transmiten estabilidad y cierta complacencia, pero la cosa cambia cuando se pregunta por el tipo de centro, p¨²blico o privado, al que acudir¨ªan en caso de enfermedad: mientras que en 1995, un 85% de los espa?oles no dudar¨ªa en ser atendido en un centro p¨²blico, en 2003 ese porcentaje baja muy significativamente hasta un 65% y desciende el 60% al a?o siguiente. El cambio es especialmente llamativo entre los a?os 2004 y 2006; en ese intervalo casi se quintuplica el n¨²mero de espa?oles que optar¨ªan antes por ser atendidos en un centro privado, pasando del 7% al 33%.
Hay riesgo de que se quiebre la confianza de los ciudadanos en la sanidad p¨²blica
Estos datos aportan informaci¨®n que pone claramente de relieve que atravesamos una situaci¨®n de alerta: corremos un riesgo serio de que se est¨¦ empezando a quebrar la confianza de los ciudadanos en la sanidad p¨²blica. La situaci¨®n a¨²n es m¨¢s preocupante si el an¨¢lisis de los datos se realiza seg¨²n la edad de los encuestados. En el grupo de edad m¨¢s joven, la desconfianza parece dispararse: casi la mitad (43%) de los que tienen entre 20 y 39 a?os se muestra partidario de ser atendido en un centro privado.
La pregunta parece obvia: ?est¨¢ nuestro sistema sanitario p¨²blico en condiciones de responder a los problemas de salud que nos plantea el nuevo siglo? A esta cuesti¨®n habr¨ªa que a?adir otra igualmente l¨®gica: ?son la organizaci¨®n y los recursos que se asignan a la Atenci¨®n Primaria suficientes para atender a las necesidades y demandas de los ciudadanos?
Estas se?ales no son las primeras. Hace m¨¢s de un lustro, los profesionales sanitarios ya empezamos a avisar de que era patente un progresivo deterioro en el primer nivel asistencial. Advertencia que huelga decir que cay¨® en saco roto. Durante la d¨¦cada de los noventa y el comienzo de este siglo, hemos sido testigos del claro desinter¨¦s por parte de los responsables pol¨ªticos por mantener, desarrollar y mejorar la sanidad p¨²blica de nuestro pa¨ªs. Signo inequ¨ªvoco de dicho desinter¨¦s es la evoluci¨®n del gasto p¨²blico destinado a la sanidad durante este periodo: entre 1992 y 2002 se pas¨® del 5,8% al 5,4% del PIB.
El crecimiento del gasto sanitario privado creci¨® del 1,6% al 2,2%. Los dos ¨²ltimos a?os analizados (2002-2004) el gasto p¨²blico empeor¨® a¨²n m¨¢s si cabe: del 71,7% se baj¨® al 70,9%. A estas cifras hay que a?adir que en el a?o 2003 el gasto p¨²blico destinado a la Atenci¨®n Primaria representaba el 14,2%, mientras que un 53,68% se invert¨ªa en la atenci¨®n hospitalaria. Una de las consecuencias de esta baja inversi¨®n en la Atenci¨®n Primaria es que en el primer nivel asistencial no se llegaba a los 29.000 m¨¦dicos, mientras que 55.000 profesionales trabajaban en el resto del sistema sanitario. Estas cifras contrastan con la situaci¨®n de los pa¨ªses que cuentan con una Atenci¨®n Primaria fuerte, como son los pa¨ªses n¨®rdicos o Canad¨¢, que mantienen una plantilla que supera el 45% del total de los profesionales m¨¦dicos.
En estos ¨²ltimos a?os, los responsables de la sanidad espa?ola han mostrado su indiferencia ante estas advertencias y, como mucho, han incluido en los programas electorales algunos "gestos de complicidad". Gestos que no ocultan la escasa preocupaci¨®n que les inspira la situaci¨®n real de nuestra sanidad. Si exceptuamos las listas de espera, el gasto en medicamentos y el episodio de Legan¨¦s, la sanidad apenas ha sido motivo de preocupaci¨®n pol¨ªtica y mucho menos ha formado parte de las agendas pol¨ªticas. A toro pasado, ya podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la Conferencia de Presidentes Auton¨®micos celebrada hace un a?o para tratar sobre financiaci¨®n sanitaria fue un mero tr¨¢mite para enjugar demoras y pagos pendientes.
El resultado de todo esto a la vista est¨¢ y no pod¨ªa ser otro: nuestro sistema sanitario p¨²blico atraviesa un periodo de claro estancamiento. Prima un modelo de salud que da prioridad a la urgencia y a la curaci¨®n, escatima recursos para programas preventivos y para el cuidado y seguimiento del enfermo. Esta situaci¨®n "empuja" a los ciudadanos a buscar servicios sanitarios alternativos, con financiaci¨®n privada. Aunque es dif¨ªcil adelantar las tendencias para los pr¨®ximos a?os, estos datos ya nos alertan del riesgo de erosi¨®n que sufre el modelo integral de sistema sanitario y de la amenaza que existe sobre la equidad e igualdad en la atenci¨®n a la salud.
Nos encontramos ante un distanciamiento progresivo de la sanidad p¨²blica de aquellos ciudadanos con mayor capacidad para "comprar" servicios sanitarios privados, que son precisamente los grupos de poblaci¨®n m¨¢s j¨®venes, m¨¢s sanos y, probablemente, con mayor poder adquisitivo. Una amenaza que de hacerse realidad conllevar¨ªa un retorno al pasado, con consiguiente riesgo de transformar la sanidad p¨²blica en una sanidad de "beneficencia" destinada a las personas con menor poder adquisitivo. Para intentar corregir esta desviaci¨®n progresiva parece imprescindible un impulso que se concrete en mayor inversi¨®n a la sanidad p¨²blica y en un sistema sanitario orientado hacia un fortalecimiento de la Atenci¨®n Primaria.
Luis Aguilera es presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
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