El dec¨¢logo
Tanto en el PSOE como en el PP hay personas contrarias a cualquier entendimiento entre ambas formaciones. Todas ellas habr¨¢n recibido encantadas el dec¨¢logo de condiciones que pone el partido de Rajoy para apoyar al Gobierno en relaci¨®n al dif¨ªcil momento por el que, seg¨²n reconoci¨® el propio Ejecutivo, atraviesa el proceso para el fin de ETA. Pues se trata de una lista de propuestas destinadas, m¨¢s que a facilitar el acuerdo, a hacerlo imposible.
Casi todos los expertos, y tambi¨¦n los pol¨ªticos conocedores de otros intentos de salida dialogada, han considerado deseable que el PP y el PSOE caminen de manera concertada. As¨ª lo ha expresado por ejemplo el l¨ªder del PNV. Los dirigentes de Batasuna, por el contrario, tienen claro que eso no les conviene, y la ¨²ltima vez que lo dijo Otegi fue el pasado d¨ªa 8, cuando advirti¨® a Zapatero de que no habr¨ªa proceso de paz si el Gobierno evita "enfrentarse al PP" por temor a las encuestas.
Un Gobierno sin el respaldo b¨¢sico de la oposici¨®n siempre ser¨¢ m¨¢s vulnerable a los chantajes del mundo violento; por motivos electorales, como dice Otegi, pero tambi¨¦n a la hora de resistir pulsos como el actual, que han llevado al Ejecutivo a plantarse y advertir que no se mover¨¢ ni un mil¨ªmetro mientras no desaparezca la violencia callejera y no se den seguridades de que no habr¨¢ vuelta atr¨¢s. Esa respuesta de firmeza es m¨¢s eficaz si va avalada por los dos partidos. Pero el PP ha elegido otra cosa. Su dec¨¢logo se compone de banalidades como la exigencia de que Zapatero condene todo acto de violencia o respete la memoria de las v¨ªctimas; provocaciones como la petici¨®n de que el Gobierno difunda las actas de sus contactos con ETA y del PSE con Batasuna; exigencias extempor¨¢neas, como el compromiso de que no habr¨¢ mesa de partidos; o ret¨®ricas, como que hay que volver a la v¨ªa de la derrota de ETA. Si la unidad forjada en torno al Pacto Antiterrorista es tan importante como dice Rajoy (y lo es), no puede condicionarla a compromisos que son o gaseosos o inviables.
Esta iniciativa se produce poco despu¨¦s de otra a¨²n m¨¢s inveros¨ªmil: la querella presentada por el PP contra Patxi L¨®pez por su entrevista con Otegi. Como ha dicho estos d¨ªas el presidente del Gobierno de Navarra, una cosa es criticar esa decisi¨®n del secretario de los socialistas vascos, y otra querer meterlo en la c¨¢rcel. Al judicializar la cuesti¨®n y darle tratamiento de delito se lleva el asunto a un terreno inmune a la cr¨ªtica pol¨ªtica. Y se dan argumentos para que tambi¨¦n desde el lado socialista se considere in¨²til cualquier intento de recomponer la unidad. Entre dec¨¢logos y querellas, s¨®lo los que no la quieren, como Otegi, tienen motivos para celebrarlo.
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