Israel desprecia la iniciativa europea

Rechazo absoluto en Israel y acogida sin entusiasmo en la Autoridad Nacional Palestina fueron las reacciones a la iniciativa espa?ola, francesa e italiana para abordar el eterno conflicto de Oriente Medio. Mientras el Ministerio de Exteriores hebreo descartaba de plano la propuesta, un portavoz del presidente Mahmud Abbas le dio la bienvenida, especialmente al eventual despliegue de una fuerza internacional en Gaza. Poco efusivos se prodigaron los dirigentes palestinos ante una propuesta que nace de Europa, desacreditada por haberse sumado al cerco econ¨®mico impuesto al Gobierno de Ham¨¢s por Israel y Estados Unidos.

La ministra de Exteriores, Tzipi Livni, desech¨® toda posibilidad de aceptar un plan que acrecienta la implicaci¨®n internacional en el conflicto. La jefa de la diplomacia convers¨® con su hom¨®logo Miguel ?ngel Moratinos y le recrimin¨® las formas. Livni consider¨® inaceptable que cualquier iniciativa que concierne a Israel sea lanzada sin coordinarla con su Gobierno. Un alto funcionario citado por Haaretz a?adi¨®: "Hasta donde sabemos, ni siquiera los europeos est¨¢n interesados en la idea. No prosperar¨¢".

El recelo hebreo hacia las conferencias ¨¢rabe-israel¨ªes es una constante hist¨®rica

Nada juega a favor de que esa conferencia pueda tener lugar en el "medio plazo". Alguno de los apartados del plan de Jacques Chirac, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Romano Prodi recabar¨¢, sin duda, el rechazo frontal del Gobierno de Ehud Olmert. Antes puede alcanzarse el Gobierno de unidad nacional que negocian desde hace meses Ham¨¢s y Fatah e incluso un intercambio de prisioneros, con todas las dificultades que ello conlleva. Pero el cese inmediato de toda violencia se antoja una quimera.

Todo apunta a que la violencia continuar¨¢. El Ejecutivo y los generales israel¨ªes se ceban en Gaza, tras el fiasco de la guerra contra Hezbol¨¢, ante la indiferencia de gran parte de una sociedad insensibilizada ante el dolor ajeno. En la fracturada sociedad palestina el odio a Israel crece sin freno. El ministro de Defensa, Amir Peretz, asegur¨® ayer, un d¨ªa despu¨¦s de la muerte de una mujer israel¨ª alcanzada en Sderot por un cohete casero, que el Ej¨¦rcito "propinar¨¢ un golpe doloroso en Gaza". En cuanto al despliegue de una fuerza de interposici¨®n internacional en la franja, no cabe en la mente de los actuales estrategas israel¨ªes. Simplemente, no se f¨ªan del desempe?o de soldados venidos de cualquier rinc¨®n del mundo. Fue, precisamente, el ¨²nico punto alabado por el asesor del presidente Abbas, Nabil Abu Rudeina, quien dio la fr¨ªa "bienvenida" al plan europeo.

S¨®lo resuelto este c¨²mulo de escollos podr¨ªa celebrarse una conferencia israelo-palestina que en nada agrada a Israel, sumido en el desconcierto tras la contienda en L¨ªbano. Lo que no significa que el Gobierno hebreo ignore lo que se cuece, porque en la reuni¨®n que sostuvo el lunes con el presidente George W. Bush en la Casa Blanca, Olmert sac¨® a relucir el asunto de la cumbre internacional, pero s¨®lo para que Bush la rechazara sin ambages, para alivio del israel¨ª.

Es una constante hist¨®rica la aprensi¨®n de los dirigentes hebreos a las conferencias ¨¢rabe-israel¨ªes. Para llegar a la celebrada en Madrid en 1991 fue crucial que EE UU empujara con la m¨¢xima firmeza -el presidente George H. Bush congel¨® cr¨¦ditos por 10.000 millones de d¨®lares- al Ejecutivo del intransigente Isaac Shamir. Y que Washington presione de esta manera a su aliado estrat¨¦gico no es nada habitual. Pero en 1991, EE UU ten¨ªa inter¨¦s en la cumbre. George W. Bush no tiene hoy como prioridad este conflicto, y Olmert desprecia planes como el lanzado por Madrid, Par¨ªs y Roma. Entre otros motivos porque Israel es insensible a la presi¨®n exterior, salvo que proceda de Washington. De la Europa unida nunca llega.