Un pa¨ªs donde todos huyen
?Qu¨¦ sabemos, en realidad, de los pa¨ªses del Este, aquellos a los que hace menos de veinte a?os se les conoc¨ªa a¨²n como los pa¨ªses del otro lado del tel¨®n de acero? El libro -impresionante, bell¨ªsimo y tremendamente cercano- de Yuri Andrujovich va a ayudarnos a saber mucho. La verdad es que, en estos momentos, la mejor literatura europea est¨¢ viniendo de los pa¨ªses que se encuentran pegados a la l¨ªnea que separa el Este del Oeste por una sencilla raz¨®n: son pa¨ªses con un conflicto grave de personalidad, de definici¨®n, de autodescubrimiento. Es decir: con un verdadero conflicto dram¨¢tico, que emergen de la insoportable presi¨®n sovi¨¦tica para tratar de encontrar no ya su independencia y libertad, sino incluso su idea de libertad e independencia; pa¨ªses que durante decenios han alimentado el fantasma de la prosperidad y la libertad occidentales, gentes que, ante la apertura de fronteras, son potencialmente emigrantes que salen de la carest¨ªa y de la opci¨®n entre ser (cito al autor) homo sovieticus u homo antisovieticus para acabar por convertirse, como ¨¦l se teme, en gente Woolworth.
EL ?LTIMO TERRITORIO
Yuri Andrujovich
Traducci¨®n de Iury Lech
Acantilado. Barcelona, 2006
216 p¨¢ginas. 16 euros
Este libro es, en realidad, un conjunto de art¨ªculos y mucho m¨¢s. Por de pronto, son textos que se mueven por asociaciones que parecen llevar al autor de un asunto a otro; sin embargo, el lector se percata enseguida de que esta construcci¨®n es de corte narrativo y que el sentido que gu¨ªa cada texto se impone sobre su aparente arbitrariedad; lo que queda es una sucesi¨®n de im¨¢genes cargadas de pensamiento -y un punto de humor siempre, y una escritura descarada- que predominan sobre lo que entender¨ªamos por puro y severo ensayismo o mero articulismo.
Ucrania es un pa¨ªs indepen
diente desde hace poco m¨¢s de diez a?os que pertenece a un espacio geogr¨¢fico cargado de historia. Polacos, turcos y rusos han sido para ¨¦l una permanente fuente de conflicto. En este "devastador corredor entre Europa Occidental y Oriental", Andrujovich mira hacia lo que fue el Imperio austroh¨²ngaro como la ¨²nica referencia de europe¨ªsmo y estabilidad para Ucrania; pero el imperio cay¨® y con ¨¦l la vieja Europa y en el sentir ucranio subyace el "culto en torno al mito de entreguerras, que de vez en cuando nos permite decir en voz alta: 'aqu¨ª fue violada Europa". Esa actitud de vivir permanentemente escindido entre lo europeo y lo eslavo se resuelve ahora no tanto en un pertenecer como en una huida porque Europa es la expresi¨®n de tal deseo; el autor contempla consternado una sociedad producto de la bota sovi¨¦tica de donde todo el mundo, una vez liberado, quiere escapar, pero de donde s¨®lo escapan los m¨¢s listos activos o audaces, y en la que permanece sobre todo una masa descolocada y donde todo tiene a¨²n un tinte penosamente lumpen-sovi¨¦tico y es, adem¨¢s de feo, viejo. Sin embargo, ¨¦l permanece y se pregunta por qu¨¦. Y aqu¨ª llegamos al meollo del asunto: ?qu¨¦ hago yo aqu¨ª -viene a preguntarse el escritor- donde la gente emigra con la conciencia de "el ¨²ltimo que salga que apague la luz"?
La independencia parece convertirse, parad¨®jicamente, no en un acto de afirmaci¨®n sino en una puerta de escape. Y contra ello habla Andrujovich: "Se puede proyectar hacia el pasado la imagen del enemigo y durante mucho tiempo complacerse con albergar esperanzas. Pero ?qu¨¦ hacemos con el futuro? En este punto, yo me inclino por renunciar al patetismo. Sobre el futuro, ni una sola palabra: queda tan lejos que quiz¨¢ no lleguemos a verlo. Deteng¨¢monos aqu¨ª y ahora. ?ste es nuestro pa¨ªs, una provincia abandonada, el fin de una ¨¦poca, el fin del mundo y de todo lo dem¨¢s. Es nuestro territorio. Nadie nos dar¨¢ otro".
Aquellos a quienes "ha dolido Espa?a" no dejar¨¢ de sonarles esta situaci¨®n. "?Cu¨¢l es el destino de un escritor", se pregunta Andrujovich por s¨ª mismo, "en un pa¨ªs del que todos huyen?". Quiz¨¢ tenga sentido traer aqu¨ª el grave verso del exiliado Luis Cernuda: "Si yo soy espa?ol, lo soy a la manera de los que no pueden ser otra cosa". Pero en su relaci¨®n de amor-odio, la prosa de Andrujovich se despliega con una fuerza expresiva distinta y apasionante. Una voz que llama y nos habla desde su realidad al otro lado de Europa y que es perfectamente reconocible. Escucharla es ponerse, una vez m¨¢s, en el lugar del otro, ese ejercicio vital, y la vida que viene a contarnos es dura, pero nos pertenece por vecindad. Su prosa posee una mezcla de visualidad y sensualidad que prende rotundamente en el lector y el tono abierto y generoso con que se expone lo complementa de manera perfecta.
El centro de su reflexi¨®n sobre Ucrania -el ¨²ltimo territorio- y sobre el mundo es la relaci¨®n entre lo que une y lo que divide, como la l¨ªnea de los C¨¢rpatos une y divide Este y Oeste. Esa met¨¢fora se plasma en este libro que, a su vez, se parece a esa imagen en la que habla de la que fue antigua y hermosa ciudad de Lvov como de un arca donde siente que "se nos ha reunido para que se salvara una pareja de cada especie".
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