Recolecci¨®n anticipada
Las posibles adquisiciones de Gago e Higua¨ªn por el Real Madrid me llevan a reflexionar una vez m¨¢s sobre las complejas cuestiones t¨¦cnicas, econ¨®micas y medi¨¢ticas que envuelven al f¨²tbol moderno de primer nivel. Con preocupaci¨®n asisto a la venta de jugadores muy j¨®venes que no han completado su etapa de formaci¨®n. Hace unas d¨¦cadas, futbolistas como Passarella, que triunfaron en Europa, ten¨ªan una trayectoria en el campeonato local, una experiencia internacional, y una madurez personal que avalaban el cambio de ambiente con mayor seguridad. Passarella lleg¨® a la Fiorentina con 29 a?os. En la actualidad ser¨ªa un caso extra?o. Hay demasiadas prisas.
Desde Am¨¦rica y ?frica emigran constantemente jugadores demasiado j¨®venes. En el recuerdo general nos quedan los que triunfan. Parece que llegar a ser Messi o Martins es sencillo, pero la realidad es muy distinta. Cientos, o miles de jugadores, se quedan por el camino.
As¨ª como una fruta necesita un tiempo de maduraci¨®n para su desarrollo, para ofrecer toda su calidad, los jugadores precisan un medio adecuado para su formaci¨®n futbol¨ªstica junto a un ambiente social id¨®neo para llegar a toda su potencialidad. Cuando se contrata a un joven no s¨®lo se tiene que tener en cuenta su forma de jugar. Se trata de fijar el criterio por el que se lo lleva y c¨®mo se va a utilizar. Me parece muy arriesgado adquirir j¨®venes como salvadores. La experiencia de los veteranos es irreemplazable. Diarra no deber¨ªa reemplazar a Emerson hasta que el tiempo le haga merecedor de su sitio en la jerarqu¨ªa. Mucho menos un adolescente. Normalmente, estas aventuras terminan en fracaso.
Debe advertirse que se vive una obsesi¨®n por el resultado inmediato que impide la espera. Si recordamos que el Madrid tuvo a Eto'o desde muy joven podemos pensar que ten¨ªan esperanzas en ¨¦l. Pero por diversos motivos termin¨® fortaleciendo a su m¨¢ximo rival. El jugador joven debe contar con un periodo de aclimataci¨®n que tenga en cuenta que su crecimiento personal est¨¢ por hacer, que las culturas son distintas, y que el tipo de juego que desarrolla su nuevo equipo es diferente que el que ven¨ªa realizando.
Otro inconveniente es la repercusi¨®n medi¨¢tica que tienen esta clase de transferencias. Se trata de generar ilusi¨®n, y a veces las ilusiones son im¨¢genes sin sustento real. Como la objetividad no es imprescindible, tampoco se miden las palabras. Crack, maradona, genio, etc¨¦tera, son t¨¦rminos usuales que muchas veces confunden porque pasan r¨¢pidamente a ser titulados como fracaso, bluf, o desastre. Se exagera en lo bueno y en lo malo porque rigen c¨®digos de m¨¢rketing.
Si analizamos a Gago vemos que es un cinco a la antigua. Le gusta el bal¨®n. Es eficaz, elegante y posee una t¨¦cnica exquisita. Trata de jugar siempre, y se ofrece en un esfuerzo generoso por ser el conductor del equipo y llevar el peso de la circulaci¨®n. Tiene un parecido con Redondo, aunque, como es l¨®gico por su edad, no tiene trayectoria y habr¨ªa que ser prudente con las comparaciones.
Higua¨ªn tiene muy buena t¨¦cnica, es veloz, y destaca por el pique corto. Su juego es profundo, decidido y valiente. Es un goleador que sabe jugar muy bien. Tambi¨¦n por su corta edad queda el interrogante de c¨®mo se desenvolver¨ªa en equipos que necesiten que los delanteros presionen, que act¨²en en la recuperaci¨®n del bal¨®n, que jueguen de espaldas a la porter¨ªa o que entren por banda. Son pruebas que todav¨ªa no ha tenido que superar.
Aun reconociendo la gran calidad de Higua¨ªn y Gago, la clave para su ¨¦xito radicar¨¢ en el criterio de acertar para qu¨¦ se les compra y c¨®mo se les utilizar¨¢. Para generar ilusi¨®n basta con un cambio de figuritas. No hace falta plan. Pero para integrar jugadores en formaci¨®n se necesita una visi¨®n que trascienda la obsesi¨®n por los resultados. Para que los fichajes se rentabilicen en el campo se depende de un proyecto de club antes que del talento nuevo.
Jos¨¦ P¨¦kerman es ex seleccionador de Argentina
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