El Athletic se suicida

A los diez minutos, el Athletic se hab¨ªa suicidado. Dos golpes secos, sin miramientos, ante un rival tan exquisito y laborioso como el Sevilla, resultan no s¨®lo mortales, sino rid¨ªculos. Durante toda la semana, Bilbao se hab¨ªa fabricado un debate interminable sobre los errores defensivos que se saldaron con la suplencia de Sarriegi como ¨²nica consecuencia. A los diez minutos de ayer en San Mam¨¦s, los dos centrales (Luis Prieto y Ustaritz ) se hab¨ªan rendido. El primero a la elasticidad de Kanout¨¦ y el segundo a la ceguera en el marcaje que permiti¨® el gol de Luis Fabiano. Nadie sabe que pretendieron hacer ambos y mucho m¨¢s complejo resulta saber qu¨¦ hac¨ªa Amorebieta persiguiendo a Hinkel en la l¨ªnea divisoria del centro del campo. Se hab¨ªan consumido cuatro minutos y el Athletic hab¨ªa arruinado su escaso cr¨¦dito ante un rival que no esperaba tantas facilidades. Seis minutos despu¨¦s, el suicidio se consum¨®. Est¨¢ vez le toc¨® a Lafuente jugar a la ruleta rusa con tal mala suerte que el centro al segundo palo de Mart¨ª, en un libre directo desde la banda izquierda, se lo trag¨® el portero vasco en una de esas jugadas inexplicables. Lafuente miraba al cielo buscando explicaciones entre las nubes mientras Mart¨ª casi se disculpaba por el gol que no reconoc¨ªa como propio, sino fruto del destino y del desatino. Una actitud que honraba al laborioso centrocampista del Sevilla.

Total, que a los diez minutos de juego el Athletic no sab¨ªa qu¨¦ hacer y el Sevilla ten¨ªa muy claro a qu¨¦ jugar. Era un debate entre el coraz¨®n y la cabeza. El Sevilla jugaba dos velocidades por encima del Athletic, lo que le facilitaba por igual la presi¨®n que le distingue y el contragolpe que le adorna. Y, sin embargo, a base de coraz¨®n, de sentirse inmerso en un naufragio profundo, el Athletic iba escarbando ocasiones all¨ª por donde pod¨ªa, es decir por la cabeza de Urzaiz en todos los sentidos. El delantero del Athletic no s¨®lo era el que mejor se fabricaba sus oportunidades, sino el que mejor las culminaba. Dos cabezazos los repelieron un defensa del Sevilla y el mejor Palop, que inici¨® un peque?o recital, son un solo borr¨®n: en la segunda mitad fall¨® por tres veces en la misma jugada su intento de despeje con el pu?o.

Ocurre que para entonces el Sevilla se hab¨ªa retirado del partido, entresacando su instinto m¨¢s conservador y un asomo de suicidio como si se hubiera contagiado del esp¨ªritu pusil¨¢nime del Athletic en el inicio del encuentro. El Sevilla m¨¢s conservador permiti¨® la resurrecci¨®n de un Athletic que, a falta de f¨²tbol, tir¨® del coraz¨®n y probablemente construy¨® el partido con mejor estad¨ªstica de remate a porter¨ªa en San Mam¨¦s de toda la Liga. El gol de Aduriz sumi¨® a¨²n m¨¢s en la depresi¨®n al Sevilla, que se diluy¨® como la gaseosa. Lo que comenz¨® sonando a paseo militar acab¨® con el Sevilla apelando al esp¨ªritu numantino para conservar el resultado que le hab¨ªa regalado el Athletic tras diez minutos de locura. Mereci¨® el Athletic sacar fruto a su coraje, pero le persigue la desdicha y acab¨® sufriendo el tercer gol cuando ya nada le importaba m¨¢s que ganar un punto que le habr¨ªa resucitado de su suicidio.