Conjuras
?ltimamente se estila mucho en todo el mundo creer en complots, conjuras secretas y conspiraciones. Resulta comprensible, porque estamos bastante amedrentados con la situaci¨®n internacional y el miedo fomenta las explicaciones conspirativas. Son m¨¢s tranquilizantes. Cuando sucede algo horrible, algo feroz, un cataclismo, inconscientemente anhelamos que haya ocurrido porque alguien lo ha programado. Cuando el 11-S, por ejemplo, enseguida apareci¨® la teor¨ªa de que la mano negra de la CIA hab¨ªa preparado el ataque a las Torres Gemelas. Y hubo gente que prefiri¨® creer tal necedad antes que asumir la verdad, a saber, que el mundo est¨¢ lleno de locos y fan¨¢ticos, que los terroristas anduvieron entrando y saliendo de EE UU y tomando cursos de aviaci¨®n por un c¨²mulo de errores de los servicios de seguridad, que los aviones da?aron m¨¢s las torres de lo que nadie pudo prever, que... Y as¨ª hasta el infinito, en un largo rosario de casualidades y torpezas. Sobre todo, torpezas. Porque yo tiendo a no creer en los complots, pero s¨ª creo en los imb¨¦ciles. Es decir, considero que los humanos somos demasiado ineptos y chapuzas como para organizar esas mega-conspiraciones perfectas que los paranoicos imaginan; pero s¨¦ bien que un solo imb¨¦cil es capaz de causar, con su imbecilidad, una cat¨¢strofe planetaria. En fin, la vida es puro azar, y eso es muy dif¨ªcil de digerir.
Ahora bien, puede que no haya grandes conspiraciones (porque no saben hacerlas), pero los conspiradores desde luego que existen. V¨¦ase el incre¨ªble caso de Litvinenko, ese pobre ex esp¨ªa ruso que acaba de morir envenenado. Todos los detalles son alucinantes, desde la ponzo?a, un inconcebible polonio radiactivo, hasta el hecho de que investigaba el asesinato de la periodista Politk¨®vskaya (a quien tambi¨¦n intentaron envenenar hace un par de a?os). Por no hablar de Mario Scaramella, el profesor universitario italiano "con buenos contactos en el espionaje" con el que la v¨ªctima comi¨®. Por todos los santos, ?los profesores universitarios se dedican a esas cosas en sus ratos libres? Y Putin derramando su aterradora sombra por todas partes. Una historia oscur¨ªsima, una gente inquietante. Hay otros mundos, pero est¨¢n en ¨¦ste.
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