La 'inglesa' Carla Bruni

Ha sido uno de los m¨¢s at¨ªpicos fen¨®menos musicales de principios de siglo. La modelo Carla Bruni (Tur¨ªn, 1968) se revel¨® como vocalista susurrante con Quelqu'un m'a dit, su disco de 2002, que ha despachado un mill¨®n de copias s¨®lo en Francia, el pa¨ªs donde ha transcurrido la mayor parte de su vida. El 15 de enero de 2007 se edita su segundo trabajo, No promises; la novedad es que canta en ingl¨¦s poemas conocidos u oscuros de Yeats, W. H. Auden, Dorothy Parker, Walter de la Mare, Emily Dickinson y Christina Rossetti.

El t¨ªtulo est¨¢ extra¨ªdo precisamente de Promises like pie-crust, ofrecimiento de amor sin ataduras de Christina Rosetti. Lejos de la sensualidad de Quelqu'un m'a dit, el tono general del disco tiende hacia la melancol¨ªa oto?al, con abundantes reflexiones sobre el paso del tiempo y el desvanecimiento del deseo. Bruni no se ha dejado presionar por la industria, que exig¨ªa explotar a fondo su disco triunfal: aparte de sus escasas actuaciones, ha hecho contadas apariciones en discos ajenos, de Till Br?nner a Aldo Romano.

Cierto que Carla nunca ha demostrado prisas. Se estren¨® primero como compositora, tras abandonar las pasarelas, al ceder en 1999 seis temas a Julien Clerc para el disco Si j'etais elle. Su debut tuvo que esperar al nacimiento de su hijo Aur¨¦lien, fruto de su relaci¨®n con Rapha?l Enthoven, un hombre casado al que llam¨® "amor de mi vida" para que no hubiera dudas: antes, Carla hab¨ªa intimado con el padre de Rapha?l. La esposa de Enthoven, Justine L¨¦vy, disfrut¨® de su venganza en 2004; hija del fil¨®sofo medi¨¢tico Bernard-Henry L¨¦vy, present¨® su versi¨®n de lo ocurrido en la novela Rien de grave, un l¨ªo de familias del mundo literario de Par¨ªs que fue devorado ¨¢vidamente por los franceses.

Bruni ha sido prudente a la hora de elegir compa?ero musical. Pod¨ªa haber pedido ayuda a Mick Jagger, Eric Clapton y otros amigos estelares; prefiri¨® recurrir a un novio anterior, Louis Bertignac, miembro del grupo T¨¦l¨¦phone entre 1976 y 1985. Bertignac desarroll¨® el concepto de los arreglos m¨ªnimos, con guitarras ac¨²sticas que evocan a la primera Fran?oise Hardy. Pero Bruni pertenece a otra generaci¨®n de cantautoras, con suficiente franqueza para celebrar la carnalidad de su amante, burlarse de los arquetipos masculinos que ha tratado o imaginarse travestida (e incapaz de ligar). Seg¨²n ella, la mujer se ha conformado durante demasiadas d¨¦cadas con el papel de musa y ya es hora de que se exprese con id¨¦ntico descaro que los hombres.