"La novela del posterrorismo ser¨ªa un relato de dos novios enamorados y necios"
Descubri¨® a P¨ªo Baroja y a R¨®mulo Gallegos rastreando la biblioteca de su padre; lleg¨® a Kafka por recomendaci¨®n de un amigo y tirando del hilo de su curiosidad dio con Hemingway, Dos Passos, Faulkner... Ra¨²l Guerra Garrido (Madrid, 1935), fundador del Foro de Ermua, farmac¨¦utico de formaci¨®n y hombre dedicado durante un tiempo a la investigaci¨®n y la actividad industrial, se hizo escritor porque siempre ha sido un gran lector. Se explica. "Si lees, ?por qu¨¦ no vas a escribir? El arte narrativo es el menos sofisticado de todos, en cuanto que necesita menos herramientas. S¨®lo el lenguaje. Y todos hemos empezado enga?ando a pap¨¢ y a mam¨¢ o a la vecinita del quinto y nos hemos contado historias". ?l lo ha sabido hacer con tanta maestr¨ªa que ha sido galardonado con el Premio Nacional de las Letras, dotado con 30.000 euros.
"Un escritor piensa con las tripas, se pelea con las palabras y con las im¨¢genes y luego les da forma"
"Mi mayor sabidur¨ªa probablemente sea que me siento c¨®modamente extranjero en todas partes"
"Con el tema de los premios he solido repetir una boutade, que lo m¨¢s justo ser¨ªa ir reparti¨¦ndolos por riguroso orden alfab¨¦tico. Ahora a?ado: 'Me alegro mucho de que vayan por la G y de que me haya tocado a m¨ª". Sobre todo, dice ya en serio, porque reconoce no s¨®lo una obra, sino toda su trayectoria. Por eso, las declaraciones de Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald -"quiz¨¢" en el fallo del jurado "ha jugado algo la parte pol¨ªtica"- no han empa?ado su alegr¨ªa. "Creo que en otros tiempos me he llevado bastante mejor con los partidos que hoy est¨¢n mandando en los distintos Gobiernos...", dice. "Jam¨¢s he escrito una sola l¨ªnea al dictado. Me parece fundamental la independencia del escritor, del intelectual, del artista en general. Sobre todo, en relaci¨®n a su obra. Despu¨¦s est¨¢ el compromiso c¨ªvico, y tampoco en ¨¦l he asumido nunca la militancia para poder asumir siempre sin problemas la disidencia. O sea, que creo que Pepe se ha equivocado, pero da igual, porque somos viejos compa?eros de fatigas y algunas tambi¨¦n de tipo pol¨ªtico".
La vida de Guerra Garrido, ganador del Premio Nadal en 1976 por Lectura ins¨®lita de 'El Capital', es la historia de un doble compromiso, literario y c¨ªvico. Estuvo en los or¨ªgenes del Colectivo Unamuno, presidi¨® durante unos a?os la Asociaci¨®n de Escritores y particip¨® en 1998 en la fundaci¨®n del Foro de Ermua, tras el asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel ?ngel Blanco por parte de ETA. "Siempre he tratado de involucrarme en los movimientos c¨ªvicos contra la barbarie", afirma. "Y me ha gustado que participaba y punto, que no se repart¨ªan carn¨¦s ni hab¨ªa reglamentos disciplinarios".
Ha sido su opci¨®n personal, pero no se la exige a otros. "Soy firme defensor del compromiso del escritor como del compromiso del ciudadano en general. Pero el intelectual no debe comprometer su obra. Si se adecua a un pensamiento, estupendo. Ahora, si lo que quiere hacer es un poema floral, que lo haga. Lo que la sociedad puede exigirle como artista es que sea aut¨¦ntico, que no fuerce".
En su caso, pensamiento, vida y literatura han ido solap¨¢ndose, siempre de una forma natural y espont¨¢nea. "Las novelas no est¨¢n escritas con el car¨¢cter voluntarista de una acci¨®n pol¨ªtica", aclara Guerra Garrido, de origen leon¨¦s, pero afincado en San Sebasti¨¢n desde 1960. "Surgieron porque es lo que me sal¨ªa de las tripas en aquel momento. Porque un escritor piensa con las tripas, se pelea con las palabras y con las im¨¢genes y luego les da forma".
Hubo un tiempo en el que hizo literatura del problema vasco, en La carta (1990), por ejemplo. Hasta que sinti¨® que ya lo hab¨ªa dicho todo y anunci¨® que renunciaba a tratar esa tem¨¢tica mientras persistiera la violencia. "?Qu¨¦ hay que no hayamos dicho algunos hace veinte, treinta, cuarenta a?os?", se pregunta. "No podr¨ªa aportar nada nuevo. Lo que s¨ª quisiera es escribir la novela del posterrorismo, que ser¨ªa una novela de amor pesad¨ªsima, de dos novios absolutamente enamorados y necios, porque es lo que necesitamos, una buena temporada de aburrimiento y de tranquilidad". ?Ve muy lejana esa obra? S¨ª. ?Como una utop¨ªa? "No, por favor. De momento no la veo, pero esperemos que me d¨¦ tiempo en esta reencarnaci¨®n".
El escritor, que ech¨® definitivamente las persianas de su farmacia -blanco de la kale borroka-, ha cultivado pr¨¢cticamente todos los g¨¦neros desde que inici¨® su trayectoria a finales de los sesenta y se dio a conocer con Cacere?o. Ha insistido en explorar "lo ins¨®lito de la cotidianidad y en retratar al individuo frente a la sociedad. "El principio ¨¦tico que me impuls¨® sigue intacto", asegura. Lo que ha cambiado es su preocupaci¨®n por el estilo. "De joven te parec¨ªa una debilidad, casi una traici¨®n al pensamiento. Y ahora no es que me obsesione por una met¨¢fora pero s¨ª me preocupo, igual que por la estructura narrativa".
Guerra Garrido depura ahora el estilo de una nueva novela en su vieja Olivetti con el mar donostiarra de fondo. Dice que nunca se ha sentido inmigrante en Euskadi. "Mi mayor sabidur¨ªa probablemente sea ¨¦sa, que me siento c¨®modamente extranjero en todas partes".
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