Nuevas vidas tras el ensayo
Dos pacientes cuentan su experiencia en el programa
Mari Carmen viv¨ªa hace cuatro a?os con una ¨²nica obsesi¨®n: "Conseguir dinero y subir al pol¨ªgono a ponerme m¨¢s mierda". S¨®lo pensaba en eso. "Dormir, lo justo. Y comer, casi nada". Ahora le dan la droga gratis y de calidad ("en la calle me han metido hasta matarratas") y su mente se puede dedicar a otras cosas.
Ella es una de la veintena de pacientes que empezaron en el Pepsa y que a¨²n siguen en el programa. El ensayo acab¨®, pero los que lo terminaron contin¨²an acudiendo dos veces al d¨ªa al Hospital Virgen de las Nieves de Granada para inyectarse su medicamento. "Es dif¨ªcil encontrar un trabajo que sea compatible, pero nos buscamos la vida". Mari Carmen no tiene empleo, pero su pareja, Miguel, tambi¨¦n paciente del Pepsa, ha conseguido una pensi¨®n por enfermedad y con eso tiran. "F¨ªjate que yo antes no sab¨ªa ni que ten¨ªa derecho a pensiones por ser seropositivo", cuenta ¨¦l. "Ahora tengo mi casa, mi televisi¨®n, me he comprado un cochecillo de segunda mano".
Los inicios de Miguel en el programa fueron dif¨ªciles. Se sorte¨® qui¨¦n iba a ser tratado con hero¨ªna y qui¨¦n con metadona y a ¨¦l le toc¨® lo segundo. "Yo ya la estaba tomando y sab¨ªa que no me val¨ªa". Cuenta que en los nueve meses que dur¨® esa parte del ensayo se gast¨® "dos o tres millones [de pesetas]" en hero¨ªna. "Iba al hospital a las 9.00 a por la metadona y a las 9.30 ya estaba en el pol¨ªgono con 50 euros en el bolsillo buscando para meterme". En cuanto le pasaron al tratamiento con hero¨ªna, "todo cambi¨®". Hasta el aspecto f¨ªsico. "Entr¨¦ con 54 kilos y hoy peso 73", dice.
Pero no s¨®lo tienen aplausos para el Pepsa. Ambos critican que las normas para poder seguir en el tratamiento compasivo "no son l¨®gicas". "Si faltas m¨¢s de 15 d¨ªas, te quedas fuera. Si te pasa algo y te hospitalizan un mes, adi¨®s. Algunos ten¨ªan asuntos penales pendientes, los han metido en la c¨¢rcel y lo han tenido que dejar. Gente que hab¨ªa mejorado y ahora te la encuentras demacrada aparcando coches", explica Miguel, que dice sentirse "prisionero" del programa. "Durante el ensayo era normal este control, pero ahora queremos ser normales y as¨ª es dif¨ªcil". Estas normas alejan tambi¨¦n la posibilidad de que se atrevan a dar el salto de dejar el medicamento: "Si tuviera la certeza de que si recaigo puedo volver, lo intentaba. Pero tal y como est¨¢n las cosas, de ninguna de las maneras".
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