El traspaso de Cercan¨ªas
Curiosamente, hace algunos d¨ªas la comisi¨®n de Fomento del Congreso de los Diputados decidi¨® por unanimidad solicitar el traspaso a la Generalitat del servicio de Cercan¨ªas de Renfe a Barcelona. Curiosamente porque hasta fechas recientes el PP no parec¨ªa proclive a esta medida, que era un paso adelante en la aplicaci¨®n del Estatuto que tan poco le gusta. Sin duda, el hartazgo de la poblaci¨®n usuaria de este servicio por su baja calidad y continuos incumplimientos ha alcanzado tal magnitud que ning¨²n miembro de la citada comisi¨®n ha osado oponerse a la petici¨®n de los representantes catalanes. La convicci¨®n de que Renfe no ha gestionado correctamente un servicio tan importante para millones de ciudadanos ha calado hondo.
La cuesti¨®n es indagar en la raz¨®n de este fiasco. La pregunta no s¨®lo ret¨®rica ser¨ªa si su causa radica en la incompetencia, la desidia o incluso en una decidida voluntad de la compa?¨ªa ferroviaria y del Ministerio de Fomento. Su respuesta deber¨ªa condicionar las medidas que aplicar para corregir el desaguisado. Todo indica que no es en la incompetencia donde se sit¨²a la explicaci¨®n. Prueba de ello es que en el caso de Madrid Renfe ha sabido gestionar con suma eficiencia su servicio de Cercan¨ªas. Un rotativo barcelon¨¦s explicaba recientemente que todas las encuestas demuestran un alto grado de satisfacci¨®n de sus usuarios. Las grandes obras ahora en curso, como el t¨²nel que ha de unir las estaciones de Atocha y Chamart¨ªn, dibujan un escenario con tintes a¨²n m¨¢s ros¨¢ceos. Renfe ha demostrado, pues, disponer de las peripecias que requiere la prestaci¨®n de un servicio tan trascendental para las aglomeraciones metropolitanas. ?Es que el caso barcelon¨¦s presenta unas diferencias tan acusadas con respecto al madrile?o como para exigir pericias y competencias distintas que nuestro monopolista ferroviario no posee? Si la respuesta fuera afirmativa, antes de solicitar el traspaso habr¨ªa que estudiar si la Generalitat ser¨¢ capaz de crear por arte de birlibirloque un organismo con el know-how espec¨ªfico para el caso barcelon¨¦s que Renfe no ha sabido desarrollar despu¨¦s de muchos a?os de encargarse del cometido. No vayamos a salir de Caribdis para caer en Escila.
Pero la hip¨®tesis m¨¢s veros¨ªmil es que la causa se divide entre las dos ¨²ltimas posibles respuestas. Comentan los entendidos que durante los ¨²ltimos lustros apenas se ha invertido en la ampliaci¨®n y renovaci¨®n del tendido y del material rodante. Tampoco nadie estuvo atento a la evoluci¨®n de la demanda para anticipar las medidas precisas a fin de no degradar la calidad de las prestaciones hasta las bajas cotas ahora alcanzadas. Una mezcla de desidia y de voluntaria ignorancia describe el comportamiento que, en los ¨²ltimos lustros, tanto los responsables de Renfe como el organismo de tutela del que depende, el Ministerio de Fomento, han tenido con respecto al servicio de Cercan¨ªas de Barcelona. ?Se corregir¨¢ este desprecio con el traspaso? Quienes creen que esta es la terapia adecuada conf¨ªan en el inter¨¦s y la voluntad que los responsables auton¨®micos tendr¨¢n por mantener una calidad elevada del servicio aunque s¨®lo fuera por las repercusiones que en t¨¦rminos de voto en las elecciones auton¨®micas o municipales tendr¨ªa la repetici¨®n de percances como los vividos en estos ¨²ltimos tiempos. Pero para que ello sea realidad, deben cumplirse dos condiciones. La primera es contar con expertos que tengan las pericias que Renfe ha demostrado poseer pero que no ha querido aplicar en el caso barcelon¨¦s. El hecho de que Ferrocarrils de la Generalitat funcione satisfactoriamente es un indicio de que esta condici¨®n puede cumplirse. La segunda tiene un car¨¢cter econ¨®mico, ya que se necesita una suma muy considerable de recursos no s¨®lo para recuperar el gran atraso acumulado en las inversiones, sino tambi¨¦n para cubrir los d¨¦ficit de explotaci¨®n que este tipo de actividad genera universalmente. Para evitar m¨¢s agravios comparativos, dichos recursos deber¨ªan provenir, y no s¨®lo espor¨¢dicamente, del Ministerio de Fomento y de la propia Renfe. En el pecado est¨¢ la penitencia. Tras entonar el mea culpa, que esperamos que no sea s¨®lo jeremiaco, deber¨ªan estar dispuestos no s¨®lo a compensar la deuda que hist¨®ricamente han acumulado, sino tambi¨¦n a tomar las medidas precisas para que si volviera a aparecer no fueran las arcas auton¨®micas las paganas.
Pero si el prop¨®sito de enmienda y de reparaci¨®n fuera cierto, el traspaso no ser¨ªa la ¨²nica soluci¨®n imaginable y quiz¨¢ tampoco la mejor. Bastar¨ªa con que Renfe y el ministerio demostraran igual diligencia, el mismo inter¨¦s e id¨¦ntica generosidad en la aplicaci¨®n de recursos presupuestarios y de know-how a los servicios de Cercan¨ªas barceloneses que hist¨®ricamente han tenido con los madrile?os. Y si no fuera cierto, el traspaso no ser¨ªa la soluci¨®n puesto que la cicater¨ªa del ministerio ahogar¨ªa la mejora del servicio, a no ser que se exigiera un nuevo esfuerzo financiero de sus usuarios y de los contribuyentes catalanes. V¨¦ase, por ejemplo, las diferencias tarifarias entre Renfe y Ferrocarrils de la Generalitat por recorridos similares. Con traspaso o sin traspaso, la condici¨®n indispensable para salir del atolladero es que exista un aut¨¦ntico prop¨®sito de enmienda en las instancias de las que finalmente por una v¨ªa u otra, y nunca mejor dicho, siempre dependeremos.
Antoni Serra Ramoneda es profesor em¨¦rito de la UAB.
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