La divisi¨®n entre cristianos, "un esc¨¢ndalo para el mundo"
Benedicto XVI afirm¨® ayer, durante una liturgia concelebrada con el Patriarca de Constantinopla, Bartolom¨¦ I, que la divisi¨®n entre cristianos cat¨®licos y cristianos ortodoxos constituye "un esc¨¢ndalo para el mundo". Un "esc¨¢ndalo" destinado, sin embargo, a perdurar. Pese al cordial encuentro entre el Papa romano y el Patriarca radicado en Estambul, y pese a la voluntad de ambos de trabajar para resolver la ruptura del a?o 1054, qued¨® claro que la reunificaci¨®n estaba a¨²n muy lejos.
Falta allanar obst¨¢culos lit¨²rgicos y teol¨®gicos, como los referidos a la eucarist¨ªa. Pero lo m¨¢s dif¨ªcil de resolver es el problema m¨¢s simple y el m¨¢s antiguo, el que origin¨® la separaci¨®n y las excomuniones mutuas, declaradas en 1054 y canceladas por Pablo VI casi un milenio despu¨¦s: ?qui¨¦n manda? El propio Benedicto XVI lo admiti¨® en la concelebraci¨®n con el Patriarca: "El tema del servicio universal de Pedro y sus sucesores dio por desgracia origen a nuestras diferencias de opini¨®n, que esperamos superar por la v¨ªa del di¨¢logo teol¨®gico".
La Iglesia cat¨®lica reivindica el liderazgo universal para el obispo de Roma, el Papa, como sucesor de Pedro, a quien, seg¨²n el Evangelio de Mateo, Jes¨²s entreg¨® "las llaves del Reino".
El Patriarca de Constantinopla, por su parte, reivindica la herencia de Andr¨¦s, hermano de Pedro, que seg¨²n el Evangelio de Juan fue el primer ap¨®stol. Benedicto XVI quiso estar en Estambul precisamente ayer, d¨ªa de San Andr¨¦s, invitado por Bartolom¨¦ I, para expresar su voluntad de reconciliaci¨®n.
En una declaraci¨®n conjunta, el Papa y el Patriarca reafirmaron el prop¨®sito de fomentar el trabajo de una comisi¨®n mixta, recientemente reunida en Belgrado, para seguir aproxim¨¢ndose: "El Esp¨ªritu Santo nos ayudar¨¢ a preparar el gran d¨ªa del restablecimiento de la plena unidad, cuando y como Dios quiera; entonces podremos alegrarnos y exultar verdaderamente", se dec¨ªa en el documento.
La comisi¨®n mixta, creada en 1979 por acuerdo de Juan Pablo II y Demetrio I, ha tenido hasta ahora un funcionamiento irregular.
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