Nicolas Anelka: el n¨®mada perdido
Sur¨¢frica, donde acabo de pasar diez d¨ªas, es un gran pa¨ªs. Tienen oro, diamantes y platino, elefantes y leones, Nelson Mandela, el proceso de paz m¨¢s ejemplar del mundo y los fines de semana transmiten cinco partidos de la Liga espa?ola en directo. Y gratis: va todo incluido con el Canal Disney y la BBC en el paquete digital, y adem¨¢s cuentan con comentaristas locales que est¨¢n casi tan al tanto de los pormenores del f¨²tbol espa?ol como los mani¨¢ticos de El Rondo.
El mi¨¦rcoles por la noche me estaba costando dormir as¨ª que encend¨ª el televisor a eso de las dos y media de la ma?ana esperando que uno de los siete canales de deportes me permitiera quiz¨¢ ver la repetici¨®n del segundo gol de Ronaldinho contra el Villarreal -por cierto, el ¨²nico tema de conversaci¨®n en Sur¨¢frica esta semana-. Pero no, s¨®lo pasaban la repetici¨®n de un partido de la Premier jugado esa misma noche. El Bolton Wanderers contra el Chelsea. Faltaban unos 15 minutos y el Chelsea ganaba 0-1. Como har¨ªa en similar circunstancia el 99% de los brit¨¢nicos (y los catalanes, y los surafricanos, y casi todo el mundo futbolero, que tanta man¨ªa le tenemos al Chelsea del antip¨¢tico Mourinho y el billonario Abramovich) deseaba que el Bolton empatara.
El Bolton es, para m¨ª, un equipo que despierta tan poco inter¨¦s como los Kaizer Chiefs de Soweto. Por eso fue una sorpresa -a esas horas uno tampoco anda tan fino- reconocer vestido de blanco boltoniano a un ex jugador del Real Madrid. Me refiero a Iv¨¢n Campo, simp¨¢tico y supervoluntarioso donostiarra que en sus d¨ªas de central en el Bernab¨¦u ten¨ªa fama de jugar con el temple y la astucia de una gallina decapitada. De ah¨ª pas¨® al Bolton, donde se ha convertido en el cerebro (el Xavi, el Guti, el Valer¨®n) del centro del campo. (Si hay alguien a quien alguna vez se le haya ocurrido cuestionar la premisa de que el f¨²tbol espa?ol es m¨¢s sofisticado que el ingl¨¦s, aqu¨ª est¨¢ la prueba m¨¢s contundente posible de que no hay que dudar nunca m¨¢s).
Faltando diez minutos, y a prueba de balones lanzados a la olla por Campo y sus compa?eros, el Bolton empez¨® dar serias se?ales de que le iba a arruinar la noche a Mourinho. En el minuto 38 un jugador del Bolton hizo una jugada tan inesperada como original. En vez de mandar el bal¨®n a la estratosfera intent¨® un pase raso al ¨¢rea. Otro jugador del Bolton fue el primero en recibirlo, en el punto de penalti. Ocasi¨®n de gol clamorosa, pero el primer toque fue un espanto, y el bal¨®n se fue, sin siquiera ser un intento de disparo a puerta. La c¨¢mara de televisi¨®n enfoc¨® al culpable. Era un delantero negro, grandote, con un comienzo de barba de musulm¨¢n devoto -de esas que no llevan bigote-. Mir¨¦ una, dos, tres veces. Parpade¨¦. Era muy de noche y la vista me fallaba un poco pero, no, no pod¨ªa ser... pero, s¨ª, ?era ¨¦l! ?Nicolas Anelka! El jugador m¨¢s enigm¨¢tico, m¨¢s misterioso, m¨¢s impenetrable de la ¨²ltima d¨¦cada, el m¨¢s raro -en los Gui?oles siempre lo pon¨ªan jugando con su PlayStation, autista total- que haya pasado jam¨¢s por las filas del Real Madrid.
El fichaje de Anelka en 1997 fue el que consagr¨® al entrenador del Arsenal, Ars¨¨ne Wenger, como el cazatalentos m¨¢s brillante del f¨²tbol europeo. Lo fich¨® con 18 a?os del Paris Saint Germain por 750.000 euros. La primera temporada Wenger le cuid¨® y lo sac¨® al campo pocas veces. La segunda temporada explot¨®. Fue la sensaci¨®n de Inglaterra. El Arsenal gan¨® el doblete y Anelka fue el gran goleador. Era un pura raza. Alto, fuerte, elegante como Zidane, defin¨ªa en el ¨¢rea con la clase de un D'Artagnan. Ten¨ªa s¨®lo 19 a?os y cuando marc¨® dos golazos para la selecci¨®n francesa en un 2-0 contra Inglaterra en Wembley, media Europa se lanz¨® a por ¨¦l. Lorenzo Sanz se lo llev¨® al Real Madrid por 46 veces m¨¢s de lo que Wenger hab¨ªa pagado. "Inglaterra es un pa¨ªs imposible para m¨ª", declar¨® y se fue al Madrid, donde fue un desastre. Cuatro goles en la Liga, suspendido por el club por faltar a entrenamientos y vendido a los 12 meses, se fue de vuelta al Paris Saint Germain. De ah¨ª, el n¨®mada perdido ha ido al Manchester City, al Liverpool, al Fenerbahce y ahora al Bolton. Sus primeras -y ¨²nicas- palabras al llegar en el verano fueron: "Me encanta todo lo que es Inglaterra". A los aficionados del Bolton no les ha encantado tanto Anelka. No marc¨® en los primeros diez partidos de Liga y ahora, tras quince, lleva dos. Se rumorea que en enero se ir¨¢ al Lyon.
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