Sin f¨®rmula m¨¢gica
"No hay f¨®rmula m¨¢gica para resolver el problema de Irak". Esta frase cargada de realismo abre el largo informe bipartidista -no independiente- del Grupo de Estudio sobre Irak e indica que tampoco la tienen sus autores, encabezados por James Baker y Lee Hamilton. Lo que ofrecen es enterrar los errores del pasado y reconstruir el consenso interno en EE UU en torno a un cambio de pol¨ªtica razonable. El nuevo rumbo deber¨ªa forzar una reconciliaci¨®n nacional en Irak, conseguir que los iraqu¨ªes se encarguen m¨¢s de la seguridad de su pa¨ªs, retirar gradualmente las unidades de combate americanas hasta completarla en el primer semestre de 2008, y emprender una gran iniciativa diplom¨¢tica, con un grupo de contacto permanente, en el que se incluir¨ªa a Siria y a Ir¨¢n, para lograr un consenso internacional que garantice la estabilidad del pa¨ªs y la regi¨®n.
En contra de las ¨²ltimas declaraciones de Bush, Baker dej¨® ayer las cosas bien claras: mantener el actual rumbo no es viable. "No estamos ganando en Irak", dijo la v¨ªspera, el nuevo secretario de Defensa, Robert Gates. Las tres ocasiones en que el informe usa la palabra "victoria" no se refieren a EE UU, sino al peligro de que la consigan Al Qaeda y otros grupos si los americanos se retiraran.
La idea de que las fuerzas americanas vayan dejando las operaciones de combate y ayuden a las iraqu¨ªes a asumirlas, form¨¢ndolas e integrando algunos componentes en ellas, no es nueva ni tiene garant¨ªas de ¨¦xito a la luz de lo ocurrido en los ¨²ltimos tres a?os. Tampoco significa la retirada de EE UU: en el mejor de los casos, se quedar¨¢n tropas para formar a las iraqu¨ªes y para intervenciones r¨¢pidas y operaciones especiales. En lo inmediato estas recomendaciones se refieren m¨¢s a un redespliegue que a un repliegue. Lo que pretende el Grupo es que Washington lance claramente el mensaje de que no se compromete a mantener indefinidamente tropas en cifras elevadas en Irak.
El informe parte de otra premisa clara: si la situaci¨®n sigue deterior¨¢ndose, las consecuencias podr¨ªan ser graves "para Estados Unidos, la regi¨®n y el mundo". A la luz de esta constataci¨®n, la propuesta de una gran ofensiva diplom¨¢tica, que incluya tambi¨¦n el conflicto entre ¨¢rabes e Israel (con L¨ªbano, Siria y los palestinos) no s¨®lo es conveniente, sino perentoria. No hay garant¨ªas de que la crisis iraqu¨ª se pueda resolver, pero en todo caso no se lograr¨¢ sin el concurso de todos los pa¨ªses vecinos, muchos de la zona y otros m¨¢s all¨¢. Por ello, el Grupo pide que se implique a Siria y a Ir¨¢n, una perspectiva rechazada hasta ahora por Bush y que ayer reverberaba en todo Oriente Pr¨®ximo.
El Grupo no pod¨ªa partir de que Bush se equivoc¨® al invadir Irak, pero al menos deja sentado que la estrategia seguida ha fracasado, algo que hab¨ªa reconocido el propio Rumsfeld en su memor¨¢ndum dos d¨ªas antes de su dimisi¨®n. Los dem¨®cratas han acogido bien las conclusiones. Pese a se?alar s¨®lo que lo tomar¨¢ en cuenta, este estudio (entre otros que ha encargado la Casa Blanca) puede servir a Bush como la percha que necesita para ordenar un cambio de rumbo. No hay f¨®rmula m¨¢gica, pero ha llegado la hora de la diplomacia. Al fin.
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