Los cartujos se comen a 'Borat'
El documental 'El gran silencio' que muestra durante tres horas la silente vida monacal, desborda por sorpresa los cines en Espa?a
Maite ha conseguido dejar a los ni?os con su madre y venir al cine por primera vez en m¨¢s de un a?o. Mercedes ha venido desde Alcorc¨®n y tiene al marido aparcando. Susana, suiza de nacimiento y colombiana de adopci¨®n, ha tra¨ªdo a su hijo Nicol¨¢s, un joven aspirante a director de cine. Son las 15.30 horas, y el intenso fr¨ªo madrile?o se hace sentir en el paso subterr¨¢neo donde se encuentra el cine Renoir Princesa, en el pasaje de Mart¨ªn de los Heros. Las m¨¢s de 80 personas que aguardan pacientemente su turno frente a la taquilla no parecen desanimarse por las bajas temperaturas. Tampoco por el hecho de que el documental del cineasta alem¨¢n Philip Gr?ning tenga dos horas y 45 minutos de duraci¨®n, que transcurren pr¨¢cticamente en silencio, dentro del monasterio de la orden de los Cartujos, Grande Chartreuse. El t¨ªtulo no llama a enga?o: El gran silencio. Y ante la ausencia de palabras -exceptuando los rezos y cantos gregorianos- el p¨²blico y la cr¨ªtica, parecen que se han puesto de acuerdo. La pel¨ªcula ha obtenido galardones en en el Festival de Sundance, en el de Bavaria y en los premios de Cine Europeo, y ha recibido elogiosas cr¨ªticas en todo el mundo.
"Soy profesor y me paso la vida mandando callar. La tem¨¢tica de esta pel¨ªcula me interesa. Va contracorriente de la cultura medi¨¢tica actual de ruido y m¨¢s ruido", explica Enrique. Mar¨ªa Jes¨²s cuenta que fueron unas religiosas quienes le hablaron del filme: "Me la recomendaron unas monjas. Vinieron todas juntas y salieron que para qu¨¦ te cuento y es que la reflexi¨®n y el silencio siempre gustan. Tambi¨¦n hab¨ªa o¨ªdo algo de la pel¨ªcula en la Radio Mariana y en la Cope".
Una de las encargadas de la taquilla, Patricia, corrobora sus palabras: "Llevo cuatro a?os trabajando aqu¨ª y nunca hab¨ªa visto a tantos curas y monjas en el cine. Est¨¢ lleno desde que se estren¨®. Hemos tenido que trasladarla a la sala m¨¢s grande y abrir la taquilla 15 minutos antes por las colas. Las entradas para las dos sesiones se venden antes de que abramos las puertas. Esta pel¨ªcula se ha comido a Borat totalmente". El ¨²nico que no funciona es el de la venta de palomitas. "A los espectadores que vienen a la pel¨ªcula no les gusta comer palomitas, ni quieren que las coman los dem¨¢s". Hasta los carraspeos parecen contenidos. La tos est¨¢ m¨¢l vista.
Ayer el balance de entradas vendidas para la primera sesi¨®n era de 110 para El gran silencio, frente a 19 para la irreverente comedia del brit¨¢nico Sacha Baron Cohen. El h¨¢bito cartujo se impone sin problemas frente al ba?ador masculino con tirantes verde chill¨®n del provocador Borat. Los primeros sorprendidos han sido los distribuidores de esta cinta, que ya logr¨® desbancar a Harry Potter en los cines de Alemania. "Esta historia tan serena nos pareci¨® muy interesante, pero part¨ªamos de la idea de que era algo arriesgado, sin di¨¢logos. Los exhibidores est¨¢n alucinados. Han pasado dos semanas y no hemos movido las 15 copias que sacamos. En algunos cines est¨¢n ajustando los horarios para poder organizar tres sesiones. Nos llaman desde sitios como Tenerife preguntando cuando la llevaremos all¨ª", explica Arantxa S¨¢nchez desde Karma. La distribuidora organiz¨® un pase en una iglesia de Burgos, que tambi¨¦n super¨® con creces sus expectativas. Desde entonces el defile de espectadores no ha cesado.
?ngel, que ya ha superado los setenta, habla de su larga querencia por la espiritualidad. "En los ochenta segu¨ª un curso con un lama budista. De peque?o estudi¨¦ con los marianistas, con los carmelitas y con los franciscanos y ahora mi mujer y yo tenemos una maestra zen", asegura mientras ella sonr¨ªe abrigada por su vis¨®n. Felipe y su mujer dicen venir en busca de paz. Un estado de gracia que han querido compartir con su hijo de 11 a?os, el ¨²nico ni?o que est¨¢ en la cola. "Es muy d¨®cil y adem¨¢s tambi¨¦n quer¨ªa verla", afirman.
No falta en la fila qui¨¦n se confiesa intrigado por el herm¨¦tico mundo de los cartujos. "Siento mucha curiosidad por el mundo en ese monasterio en condiciones tan duras, con una forma de vida tan completamente distinta. Es una pel¨ªcula muy at¨ªpica y espero que sea muy relajante. Qui¨¦n sabe a lo mejor me da una idea para una futura escapada de este caos", dice Alejandro bajo su gorro de lana. Charo Garc¨ªa acaba de aterrizar desde Camer¨²n, pertence a la orden de las Hijas de la Caridad y se muestra igualmente intrigada por los cartujos. "No conozco nada de su vida", explica. "No es nada f¨¢cil meterse dentro de esta orden, por eso vine a verla", dice Leticia.
Desde el cine Paz, Antonio asegura estar sorprendido por el p¨²blico que cada tarde abarrota sus salas: "Est¨¢ lleno todos los d¨ªas. Muchos vienen a ver la pel¨ªcula desde una posici¨®n de fe. Luego todos salen contentillos, porque saben lo que van a ver".
Babelia
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