Am¨¦rica Latina vuelve a creer en la democracia
El Latinobar¨®metro concluye que las elecciones y la prosperidad econ¨®mica refuerzan la confianza de los ciudadanos en el pluralismo
Nunca tantos latinoamericanos hab¨ªan cre¨ªdo en Winston Churchill. El primer ministro brit¨¢nico dec¨ªa en 1947 que "la democracia es la peor forma de gobierno, exceptuando todas las otras formas que se han probado". Cincuenta y nueve a?os despu¨¦s, el 74% de los ciudadanos de Am¨¦rica Latina comparte la opini¨®n pragm¨¢tica de que "la democracia puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno", seg¨²n se desprende del Informe 2006 del Latinobar¨®metro, una encuesta llevada a cabo en 18 pa¨ªses del continente y que se basa en m¨¢s de 20.000 entrevistas.
Este optimismo democr¨¢tico se basa en dos factores principales, seg¨²n la directora del Latinobar¨®metro, Marta Lagos: "Es un dividendo de las elecciones y una consecuencia de la bonanza econ¨®mica", explica por tel¨¦fono desde Santiago de Chile. Efectivamente, 2006 fue un a?o electoral intenso, con comicios presidenciales en 12 pa¨ªses. Seg¨²n Lagos, en Am¨¦rica Latina asistimos al fortalecimiento de una "democracia experimental": la gente va convenci¨¦ndose de las ventajas del pluralismo pol¨ªtico cuando experimenta su funcionamiento en las urnas.
Pese a los triunfos de la izquierda, la opini¨®n p¨²blica se define de centro o de derecha
El presidente mejor valorado es el brasile?o Lula, y el peor, el cubano Fidel Castro
La prosperidad econ¨®mica tambi¨¦n est¨¢ claramente vinculada con el incremento del respaldo democr¨¢tico. En 2006, el crecimiento del PIB en la regi¨®n superar¨¢ el 3,5% por tercer a?o consecutivo, y esta mejora coincide con un aumento de cinco puntos de la opini¨®n de que "la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno". Desde la primera vez que el bar¨®metro hizo esta pregunta en 1997, es sorprendente la coincidencia entre las opiniones a favor de la democracia y el estado de la econom¨ªa: el apoyo a la democracia era del 63% en 1997, cay¨® al 48% en 2001, cuando la regi¨®n experiment¨® tasas de crecimiento negativas, y ha vuelto este a?o al 58%.
Con todo, la prosperidad econ¨®mica conlleva el riesgo de crear frustraci¨®n entre la ciudadan¨ªa. Cuando se pregunta a los encuestados cu¨¢nto tiempo necesita su pa¨ªs para considerarse desarrollado, un 18% responde que entre 5 y 10 a?os, cinco puntos m¨¢s que en 2003. Estas grandes expectativas son un arma de doble filo, advierte Lagos: "Si los Gobiernos no son capaces de encauzar esta demanda, podr¨ªa existir una frustraci¨®n masiva y un gran desencanto".
Hay que a?adir otro matiz a este respaldo a la democracia: son los que el Latinobar¨®metro llama los "rebeldes c¨ªvicos", un sector de ciudadanos que duda de la eficacia del voto y rechaza la participaci¨®n convencional en la vida pol¨ªtica. Formas habituales de tomar parte en la vida c¨ªvica, como hablar de pol¨ªtica, firmar una petici¨®n o asistir a una manifestaci¨®n han sufrido un declive casi constante en los ¨²ltimos a?os. Tambi¨¦n las instituciones que intermedian entre los ciudadanos y las autoridades, como los partidos pol¨ªticos o el Parlamento, han sufrido una desafecci¨®n importante. M¨¢s de un tercio de los encuestados dice, por ejemplo, que la democracia podr¨ªa funcionar sin los partidos. Los "rebeldes c¨ªvicos" son este 14% de la poblaci¨®n latinoamericana que opina que la manera m¨¢s efectiva para cambiar las cosas es participar en movimientos de protesta. Lagos cree que el problema no es esta disposici¨®n a presionar al Gobierno mediante el recurso a la calle, sino que casi un ciudadano de cada siete no tiene un canal para defender sus intereses, y que este vac¨ªo puede favorecer a caudillos locales de corte populista, como ha ocurrido en las manifestaciones en el Estado mexicano de Oaxaca para exigir la destituci¨®n del gobernador, dice la investigadora.
Otra ense?anza de la encuesta es la p¨¦rdida de relevancia de los conceptos de izquierda y derecha. Aunque los partidos que se presentaron bajo siglas de izquierdas han sido los m¨¢s exitosos en los comicios de 2006, resulta que la opini¨®n p¨²blica latinoamericana se define mayormente como de centro o de derecha.
En una escala de 0 a 10, donde 0 ser¨ªa la extrema izquierda y 10 la extrema derecha, la regi¨®n en su conjunto se posiciona casi en el centro, en el 5,4. Adem¨¢s, los electores que se identifican con la izquierda (nota entre 0 y 3) nunca superan el 34% de la poblaci¨®n (Uruguay). Al contrario, hay varios pa¨ªses que tienen cerca de la mitad de la poblaci¨®n que se considera de derecha (nota entre 7 y 10). La propia Nicaragua, que acaba de elegir presidente al sandinista Daniel Ortega, tiene m¨¢s electores de derecha (el 43%) que de izquierda (el 32%). Marta Lagos explica esta discordancia por la importancia del centro pol¨ªtico. A?ade que la divisi¨®n ya no se hace en funci¨®n de la pertenencia a un campo ideol¨®gico (izquierda o derecha), sino seg¨²n la situaci¨®n econ¨®mica (pobreza o riqueza) de los electores. "Es un error decir que Am¨¦rica Latina ha girado hacia la izquierda", apunta Lagos, "se trata m¨¢s bien de una renovaci¨®n de las ¨¦lites".
Buena prueba de este relevo de los gobernantes y de la incorporaci¨®n de nuevos creyentes en la democracia que conlleva, es la elecci¨®n del ind¨ªgena Evo Morales a la presidencia de Bolivia en diciembre de 2005, apunta la autora del informe. En un a?o, entre 2005 y 2006, la proporci¨®n de bolivianos que estaba de acuerdo con la definici¨®n churchiliana de la democracia pas¨® del 63% (el pen¨²ltimo lugar en la lista de 18 pa¨ªses) al 76% (el s¨¦ptimo en la lista). "Morales ha creado bienes pol¨ªticos m¨¢s que econ¨®micos. Hay toda una parte de la poblaci¨®n que se sent¨ªa excluida y que ahora se siente ciudadana, que siente que tiene el poder", opina Lagos.
El informe concluye con una doble clasificaci¨®n de los l¨ªderes americanos, seg¨²n su nivel de conocimiento por los ciudadanos y seg¨²n su popularidad. Entre los dos presidentes m¨¢s conocidos figura uno externo a la regi¨®n, George W. Bush, y uno alejado del poder por su estado de salud, Fidel Castro. Cuando se pide a los encuestados que eval¨²en a Bush o a Castro, un 21%, en ambos casos, responde que no sabe qui¨¦n es o no responde. Este porcentaje sube al 29% para el venezolano Hugo Ch¨¢vez y al 49% para el brasile?o Lula. Cierra la lista el presidente uruguayo, Tabar¨¦ V¨¢zquez, con un 75% de encuestados que no responden.
Con estos datos se puede concluir que los pueblos tienen un conocimiento limitado de los presidentes de los pa¨ªses vecinos, y un gran desconocimiento de los l¨ªderes de los pa¨ªses m¨¢s alejados. Por ejemplo, hasta un 94% de los mexicanos no tiene opini¨®n del colombiano ?lvaro Uribe o ignora qui¨¦n es.
El l¨ªder m¨¢s apreciado en Am¨¦rica Latina es Lula. Recibe una nota de 5,8 sobre 10. En tres pa¨ªses, Venezuela, Brasil y Per¨², m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n tiene de ¨¦l una opini¨®n positiva (es decir, una valoraci¨®n igual o superior a 7). Le sigue la chilena Michelle Bachelet, con una puntuaci¨®n de 5,5. En la cola del pelot¨®n se encuentran Fidel Castro (4,4), el peruano Alan Garc¨ªa (4,5), George W. Bush y Hugo Ch¨¢vez (4,6).
Marta Lagos concluye en su informe que "ser l¨ªder en Am¨¦rica Latina y tener la simpat¨ªa de los pueblos de la regi¨®n, es un asunto dif¨ªcil". Por un lado, Hugo Ch¨¢vez es el presidente electo que ha alcanzado los mayores niveles de conocimiento. Pero un 39% tiene mala opini¨®n de ¨¦l. Por su parte, Lula, el mejor evaluado en la regi¨®n, s¨®lo es conocido por el 51% de la poblaci¨®n: "Un perfil de liderazgo positivo al que s¨®lo le falta aumentar sus niveles de conocimiento para poder ser considerado un l¨ªder regional".
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