El legado paterno

"Lo mejor es no insistir, dejarlo as¨ª. Que se aparezca cuando quiera. Si es que quiere". Sobre esa preciosa frase, pronunciada por el protagonista en la parte final de la pel¨ªcula acerca de su hijo de dos a?os, descansa la base de la simpatiqu¨ªsima Derecho de familia, quinto largometraje del argentino Daniel Burman, Oso de Plata en Berl¨ªn con su anterior (y excelente) obra: El abrazo partido. Como ya ocurr¨ªa en ¨¦sta, el autor reflexiona sobre el legado familiar, sobre la educaci¨®n y sobre la habitual insistencia en transmitir no s¨®lo conocimientos, sino tambi¨¦n actitudes, gustos y hasta apariencia f¨ªsica. Claramente autobiogr¨¢fica (el cr¨ªo est¨¢ interpretado por el propio hijo del director), Derecho de familia se divide en dos tramas interconectadas: la que narra la relaci¨®n entre un treinta?ero y su padre, ambos abogados, y la que se ocupa de aqu¨¦l y su propio hijo.

La pel¨ªcula quiz¨¢ tenga una trascendencia un tanto menor que su anterior filme, pero Burman demuestra una vez m¨¢s ser un excelente escritor. Gracias a su h¨¢bil manejo de los conceptos, a su ternura y a su enorme gracia, sutil, sarc¨¢stica, cercana al humor de raigambre jud¨ªa de Woody Allen, se muestra efectivo un primer tercio de metraje alimentado casi exclusivamente por una voz en off. As¨ª, lo que en otras manos hubiese resultado un tedioso e irritante discurso, en las del director de Todas las azafatas van al cielo no s¨®lo resulta soportable, sino incluso delicioso. Todo ello con la ayuda de Daniel Hendler, actor fetiche de Burman, int¨¦rprete de una sencillez y credibilidad apabullantes.