Las m¨²sicas de Manon

Ingenua, compleja, aleatoria, arcana, Manon, el personaje literario creado en 1731 por Antoine Fran?ois Pr¨¦vost, sacerdote inadaptado a su condici¨®n religiosa que pas¨® a la posteridad de la historia de las letras con el ep¨ªteto de abb¨¦ Pr¨¦vost, se halla en la g¨¦nesis del mito de la mujer fatal generado durante el siglo XIX. El de la mujer "cuyo poder de atracci¨®n amorosa acarrea fin desgraciado a s¨ª misma o a quienes atrae", seg¨²n la definici¨®n de la Real Academia de la Lengua, que se ajusta como guante a la hero¨ªna de Pr¨¦vost, expuesta con af¨¢n admonitorio -el castigo a su culpa es la deportaci¨®n a Estados Unidos, donde morir¨¢- al lector a trav¨¦s de la mirada de su amado Des Grieux siempre con rasgos de ingenuidad y una franca naturalidad en todos sus actos, ya sea en el amor y la ternura o en el enga?o y el deseo por satisfacer sus ansias materiales. Esta mujer incapaz de hacer distingos morales en su camino y que en lugar del repudio genera la simpat¨ªa y comprensi¨®n del lector, se ha convertido en los dos ¨²ltimos siglos en foco de atenci¨®n de los compositores, que han convertido a Manon en uno de los personajes m¨¢s veces llevados al mundo de la ¨®pera desde que, tras el periodo barroco, decayera el inter¨¦s por los h¨¦roes de la mitolog¨ªa cl¨¢sica.

Si bien Mamon sirve de prototipo para la literatura amorosa, el personaje s¨®lo alcanza la inmortalidad a trav¨¦s de la m¨²sica

La abundancia de ¨®peras sobre el personaje, hasta ocho documentadas, adem¨¢s de dos ballets -de Jean Pierre Aumer (1830) y de Giovanni Casati (1846), con m¨²sica, respectivamente, de Jacques-Fran?ois-Fromental Hal¨¦vy y del propio Casati y Paolo Giozza-, ha llevado al Teatro del Liceo de Barcelona a proponer a partir del pr¨®ximo 22 de diciembre y a lo largo de poco m¨¢s de seis meses un estimulante juego intelectual a prop¨®sito de Manon: mostrar al p¨²blico c¨®mo un mismo texto literario puede generar propuestas art¨ªsticas diferentes. A su escenario subir¨¢n, por orden de llegada, Manon Lescaut (1893), de Giacomo Puccini; Boulevard Solitude (1952), de Hans Werner Henze; Portrait de Manon (1894), de Jules Massenet; y Manon (1884), de Massenet; adem¨¢s de fragmentos de otras dos ¨®peras con el mismo personaje como protagonista en versi¨®n de concierto: Manon Lescaut (1856), de Daniel-Fran?ois-Esperit Auber, y Manon (1925), de Henri Busser, ambas tan inusuales en los teatros de ¨®pera como otras dos rarezas inspiradas en la novela de Pr¨¦vost que se han quedado fuera del juego: la ¨®pera victoriana del brit¨¢nico Michael William Balfe The maid of Artois (1836), creada como veh¨ªculo de lucimiento para la legendaria soprano espa?ola Mar¨ªa Malibr¨¢n, y Schloss de l'Orme (1883), del alem¨¢n Richard Kleinmichel.

"La constante de la ¨®pera a lo largo de su historia ha sido tomar una base literaria con una funci¨®n referencial y singularizarla con la m¨²sica para convertirla en obra de arte. La elecci¨®n de varias ¨®peras con id¨¦ntica obra literaria como base, como en el caso de la novela de Pr¨¦vost, posibilita reflexionar sobre de qu¨¦ manera una misma historia es susceptible de generar obras de arte distintas", argumenta Joan Matabosch, director art¨ªstico del Liceo, quien juzga que Manon, pese a no ser el ¨²nico personaje que ha generado diversas ¨®peras, s¨ª es el que posibilita mostrar de forma m¨¢s clara la diversidad de obras que pueden surgir de una misma trama.

Historia del caballero Des Grieux y Manon Lescaut, que aparece en el s¨¦ptimo volumen de las pr¨¢cticamente olvidadas Memorias de un hombre de calidad, del prol¨ªfico Pr¨¦vost, narra la perdici¨®n de un joven virtuoso y enamoradizo a manos de una adolescente de 16 a?os que escapa de su destino camino del convento para disfrutar de los placeres carnales y materiales de la vida. Manon, que en la novela s¨®lo cobra vida a trav¨¦s de la subjetiva mirada de Des Grieux, al igual que ocurre con Carmen en la obra de M¨¦rim¨¦e, adquiere autonom¨ªa propia a partir del siglo XIX, primero a trav¨¦s del melodrama de ?tienne Gosse Manon Lescaut (1920) para, ya en la segunda mitad del siglo, cuando el idealismo de Fichte, Schelling y Hegel dio paso al materialismo de Kant, forjar su propio mito. Un mito edificado con la ayuda, entre otros, de Alfred de Musset, Gustave Flaubert, Alejandro Dumas hijo -quien en las primeras p¨¢ginas de La dama de las camelias, fuente de inspiraci¨®n literaria para Verdi para su Traviata, hace que Armand Duval regale a Marguerite Gautier un ejemplar dedicado de Manon Lescaut- o Guy de Maupassant, quien en el pr¨®logo que escribi¨® en 1885 para una edici¨®n de la obra de Pr¨¦vost explica la perdurabilidad de la atracci¨®n del personaje: "?En esta figura, tan llena de seducci¨®n y de instintiva perfidia, el escritor parece haber encarnado todo lo que hay de m¨¢s gentil, de m¨¢s rastrero y de m¨¢s infame en el ser femenino!. Manon es la mujer al completo, tal como siempre ha sido, tal como es, y tal como ser¨¢ siempre".

Si bien Manon sirve de prototipo para la mayor parte de la literatura amorosa moderna de la que no s¨®lo bebe Marguerite Gautier, sino tambi¨¦n la Emma Bovary de Flaubert, la condesa Sanseverine de Stendhal o la Ana Karenina de Tolst¨®i, entre muchas otras criaturas femeninas de las letras gestadas en la segunda mitad del siglo XIX, el personaje de Pr¨¦vost s¨®lo alcanza por s¨ª mismo la inmortalidad a trav¨¦s de la m¨²sica. Y lo hace principalmente de la mano de Jules Massenet y su Manon, con libreto de Henri Meilhac y Philippe Gille, convertida en la primera ¨®pera sobre el personaje que alcanz¨® el ¨¦xito. Su sombra plane¨® sobre Puccini cuando s¨®lo nueve a?os despu¨¦s de su estreno en la Op¨¦ra Comique de Par¨ªs, el italiano la eligi¨® com protagonista de su tercera ¨®pera. Muchos le advirtieron de los peligros de la competencia con una obra que ya hab¨ªa alcanzado la fama. ?l, sin embargo, marc¨® distancias: "Massenet siente el tema como franc¨¦s, con los polvos de tocador y los minu¨¦s. Yo lo siento como un italiano, con pasi¨®n desesperada".

Massenet y sus libretistas pulen el personaje de Manon. Eliminan los detalles m¨¢s escabrosos de la novela, convierten a Lescaut, el hermano, en el primo de Manon, a quien hacen morir en el puerto de El Havre en lugar de la Louisiana francesa (Nueva Orleans), en Estados Unidos, como figura en la novela. Conserva el personaje del padre de Des Grieux, quien descubre a la pareja en Par¨ªs y los separa, convirti¨¦ndose as¨ª en el detonante de la vida de perversi¨®n que iniciar¨¢ Manon mientras su amado se lame las heridas y exp¨ªa la culpa como novicio en un monasterio.

Puccini, en cambio, se aleja cuanto puede de la ¨®pera del franc¨¦s, en primer t¨¦rmino con el t¨ªtulo. La suya es Manon Lescaut. El libreto, que pas¨® hasta por seis manos, llev¨® al compositor el d¨ªa del estreno a dejar en blanco el nombre del libretista -"el libreto de Manon es de todos y de nadie", lleg¨® a escribir-. Trabajado el tema inicialmente por Ruggero Leoncavallo antes de su c¨¦lebre I Pagliacci, el proyecto no lleg¨® a dar frutos y pas¨® a manos del dramaturgo Marco Praga mientras el poeta Domenico Oliva trabaj¨® en la versificaci¨®n. La similitud del planteamiento con la ¨®pera de Massenet, a excepci¨®n de la muerte de la protagonista, que en Puccini ocurre en Estados Unidos, enoj¨® tanto al compositor que forz¨® el abandono de los libretistas, sustituidos por Luigi Illiaca y Giuseppe Giacosa, con los que despu¨¦s trabaj¨® en La boh¨¨me y Madama Butterfy. No fueron tampoco f¨¢ciles las relaciones con ellos, y es que Puccini se mostr¨® permanentemente insatisfecho con el libreto, que de tantos retoques, varios de ellos tras su estreno, adolece de algunas incongruencias dram¨¢ticas, justificadas por el cr¨ªtico y music¨®logo italiano Fedele d'Amico. "Y es que ya no se trata, como en Pr¨¦vost y Massenet, de resaltar el mito de la mujer inconstante, inaprensible y devoradora, sino de comentar un amor, entendido como una suerte de maldici¨®n en s¨ª mismo con independencia de quien lo sienta".

Massenet volvi¨® al personaje de Manon una d¨¦cada despu¨¦s del estreno de su c¨¦lebre ¨®pera para narrar en un breve divertimento a modo de secuela Le portrait de Manon, lo que sucedi¨® tras la muerte de la hero¨ªna. Des Grieux, envejecido y amargado, s¨®lo vive para el nost¨¢lgico recuerdo de su amada perdida al que Massenet pone m¨²sica con numerosas citas de la obra primigenia.

La influencia de la novela de Pr¨¦vost en los autores oper¨ªsticos prosigue en el siglo XX donde brilla con luz propia Boulevard Solitude, del alem¨¢n Hans Werner Henze, para quien, en palabras del music¨®logo Hans Joachim Kreutzer, el relato le sirve para retratar "un tema antiguo y, a la vez, nuevo: la soledad del individuo en una sociedad sometida s¨®lo a la categor¨ªa del dinero".