El jard¨ªn de Can Fargas abrir¨¢ en marzo al p¨²blico
El Ayuntamiento de Barcelona afirma que el plan para construir un geri¨¢trico infringe la legalidad
La batalla por Can Fargas ser¨¢ larga. La propiedad est¨¢ convencida de que su plan, que incluye la construcci¨®n de un geri¨¢trico, un aparcamiento y la conversi¨®n de la mas¨ªa en una escuela de hosteler¨ªa, es perfectamente legal. El Ayuntamiento de Barcelona, en cambio, cree que vulnera la legalidad y est¨¢ dispuesto a seguir adelante con la expropiaci¨®n de la finca para convertirla en escuela de m¨²sica. Los propietarios, mientras, se aprestan a abrir al p¨²blico el jard¨ªn rom¨¢ntico de la finca. Ser¨¢ en marzo, m¨¢s o menos. "Es un pacto al que llegamos con el municipio y lo mantenemos", dice Pere-Jordi Vilaregut, representante de la propiedad. El municipio ha ofrecido diversas fincas a cambio de Can Fargas, una de ellas, el viejo edificio de la Guardia Urbana en Montju?c.
Hace muchos a?os, Santiago Fargas era uno de esos se?ores de Barcelona que ten¨ªan grandes propiedades. La m¨¢s famosa de ellas es hoy conocida como Can Fargas, pero en realidad se llama Villa Margarita. Le viene el nombre de Margarita Rosell¨®, que fue amante del propietario y madre de la ¨²ltima due?a de la finca, Of¨¨lia Rosell¨®, antes de que empezaran los litigios.
Margarita Rosell¨® era una guapa argentina que se instal¨® en Barcelona en el primer cuarto del siglo XX y de la que se enamor¨® perdidamente Santiago Fargas. Como se hac¨ªa en aquellos tiempos, le puso casa y la trat¨® como una reina. Eso s¨ª, Fargas viv¨ªa la relaci¨®n pecaminosa (en t¨¦rminos de entonces) con grandes dosis de contrici¨®n, agudizadas por las admoniciones de su confesor.
Santiago Fargas enviud¨® de un matrimonio en el que no tuvo hijos y al final de sus d¨ªas -para ser precisos, el ¨²ltimo d¨ªa de su vida- hizo caso al sacerdote que le recordaba las posibilidades de una condena eterna y se cas¨® con Margarita Rosell¨® transfiri¨¦ndole, adem¨¢s, la propiedad de Villa Margarita, que con el correr de los tiempos pasar¨ªa a la hija de ambos, Of¨¨lia Rosell¨®.
Hubo un segundo hijo, fruto de la relaci¨®n entre Margarita y Santiago, pero a poco de cumplir los 20 a?os, el muchacho se cas¨® y reclam¨® a su padre la "leg¨ªtima", es decir, la parte de la herencia que le correspond¨ªa. Con ella en la mano se traslad¨® a Argentina, impulsado por los or¨ªgenes maternos, y gast¨® la fortuna que le hab¨ªa entregado su padre. La reclamaci¨®n tuvo una consecuencia: perdi¨® los derechos de herencia tras la muerte de ambos progenitores, de modo que Of¨¨lia se qued¨® como ¨²nica heredera.
La venta
Of¨¨lia Rosell¨® vivi¨® en la finca hasta muy entrada en a?os, a finales de los noventa del pasado siglo, cuando ingres¨® en una residencia porque necesitaba atenci¨®n. En aquellos momentos, una empresa se interes¨® por la propiedad y acab¨® por comprarla en 1997 por unos 190 millones de pesetas. Antes hab¨ªa sido ofrecida a la Caixa de Barcelona (hoy integrada por fusi¨®n en La Caixa), a la que no le interes¨® la operaci¨®n. En ese momento la historia de la finca cambia de registro y entra en los circuitos de las divergencias administrativas, tan prosaicas.
El municipio hubiera podido adquirir la finca y no lo hizo. Hubiera podido ejercer el retracto y no lo hizo. Y los nuevos propietarios decidieron acometer una serie de reformas, traducidas en un plan que presentaron en el Ayuntamiento. El equipo de gobierno decidi¨® rechazarlo, pero por tres d¨ªas fue aprobado por silencio administrativo y est¨¢ vigente, seg¨²n la propiedad, pero no seg¨²n el consistorio, que sostiene que se trata de un proyecto que vulnera la legalidad porque elimina un tercio de un jard¨ªn rom¨¢ntico catalogado, igual que la mayor parte de la mas¨ªa, y por lo tanto protegido. La propiedad sostiene que no es verdad y se remite a lo que digan los jueces.
Can Fargas es una finca que tiene unos 5.000 metros cuadrados de superficie. En su centro est¨¢ la mas¨ªa, con unos 1.759 metros de techo. El jard¨ªn ocupa algo m¨¢s de 3.000 metros cuadrados. El geri¨¢trico previsto tendr¨ªa unos 3.200 metros cuadrados. La mas¨ªa es una edificaci¨®n ecl¨¦ctica con elementos de diversos siglos, desde el XI, m¨¢s o menos, hasta el XX, aunque buena parte de la estructura data del siglo XVI. El jard¨ªn rom¨¢ntico tiene en su centro una fuete con un surtidor y en la parte donde se pretende construir el geri¨¢trico hay ahora ¨¢rboles frutales de diverso tipo, entre los que destaca el olor del limonero.
Es en esa zona de frutales, en el "huerto no en el jard¨ªn", dice Vilaregut, donde se planea construir un geri¨¢trico para 100 personas internas y otras 100 que est¨¦n all¨ª durante el d¨ªa. Bajo el edificio, "que dejar¨¢ ver la mas¨ªa", insiste Vilaregut, habr¨ªa un aparcamiento de unas 200 plazas. El resto del proyecto incluye la recuperaci¨®n de la mas¨ªa, respetando, dice, los elementos originales, para destinarla a escuela de hosteler¨ªa y restaurante.
Cambio en el distrito
"Podemos esperar el tiempo que haga falta, el ¨²nico gasto que tenemos es el cuidado del jard¨ªn", a?ade para asegurar que la propiedad no tiene inter¨¦s en vender la finca porque sus inversiones no son "especulativas". Vilaregut se?ala algo m¨¢s. En su opini¨®n, el silencio administrativo que permiti¨® la aprobaci¨®n del plan no fue sino una a?agaza de los socialistas. "Durante varios a?os ha habido en Horta concejales socialistas con los que nos hemos entendido y que nos han animado a seguir adelante con el proyecto. El problema vino cuando fue nombrada una concejal de Iniciativa. Yo creo que los socialistas han dejado pasar los d¨ªas para burlar as¨ª a sus socios".
Assumpta Escarp, socialista y responsable municipal de Urbanismo, lo niega en redondo. "El Ayuntamiento quiere la finca. Hemos ofrecido desde comprarla a permutarla. Hemos puesto sobre la mesa, entre otros edificios, el cuartel de la Guardia Urbana en Montju?c, que es tambi¨¦n un edificio catalogado, pero no lo han querido. Si hay que pleitear, pleitearemos, porque creemos que su plan no es legal. Ni siquiera por silencio administrativo puede aprobarse algo que vulnere la legalidad. Y su edificio se come un tercio del jard¨ªn rom¨¢ntico".
Elsa Blasco (ICV), concejal de Horta, tambi¨¦n rechaza la interpretaci¨®n de la propiedad. "No ha habido desencuentro entre los socialistas y nosotros. Al contrario. Hemos intentado por todos los medios llegar a acuerdos. No ha habido manera". Blasco sostiene, adem¨¢s, que el proyecto de restaurante y de escuela de hosteler¨ªa vulnera tambi¨¦n la legalidad porque el dibujo presentado se carga parte de las zonas protegidas de la mas¨ªa para poder construir las cocinas".
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