Torres, de 'Champions'
El Atl¨¦tico, liderado por su resucitado ariete, acaba ante el Getafe con su maleficio casero
El Atl¨¦tico se adelant¨® por primera vez en casa en toda la temporada. Marc¨® un gol. Suficiente. Con eso le bast¨® para ganar y auparse a la cuarta plaza de la tabla. La ¨²ltima que da derecho a jugar la Liga de Campeones.
Javier Aguirre, el t¨¦cnico rojiblanco, es un hombre pr¨¢ctico. Si Ag¨¹ero funciona, que parece que s¨ª, pues Ag¨¹ero juega. Visto que Jurado mezcla bien con los delanteros y aporta calidad - una posible sorpresa, un factor de ventaja insospechado-, pues Jurado juega. Ayer el n¨²mero de futbolistas rojiblancos con muy poca edad y bastante talento era muy superiorior a la cifra habitual de las campa?as pasadas. El n¨²mero habitual las temporadas precedentes era de uno. S¨®lo uno. Fernando Torres. Naturalmente, esa sobredosis de recursos ofensivos fue menguando seg¨²n se acercaba el final. Aguirre es pr¨¢ctico. Pero tambi¨¦n inseguro. Era la primera vez que el Atl¨¦tico se adelantaba en su estadio. Se trataba de defender el gol.
ATL?TICO 1 - GETAFE 0
Atl¨¦tico: Leo Franco; Seitaridis, Pablo, Z¨¦ Castro, Antonio L¨®pez; Galletti (Pern¨ªa, m. 72), Luccin, Maniche, Jurado (Gabi, m. 79); Ag¨¹ero (Mista, m. 65), y Torres.
Getafe: Abbondanzieri; Contra, Alexis, Pulido, Paredes; Casquero (Paunovic, m. 77), Celestini; Redondo, Del Moral, Alberto (Sousa, m. 60); y G¨¹iza (Pach¨®n, m. 70).
Gol: 1-0. M. 23. Centro de Fernando Torres, tras una jugada individual, desde la l¨ªnea de fondo que remata de cabeza viniendo desde atr¨¢s Maniche.
?rbitro: Fern¨¢ndez Borbal¨¢n. Amonest¨® con cartulina amarilla a Galletti, Abbondanzieri, Celestini y Paredes.
Unos 35.000 espectadores en el estadio Vicente Calder¨®n.
Fernando Torres tiene el problema de los ni?os envejecidos prematuramente por el exceso de responsabilidad. Despu¨¦s de cinco a?os de asumir todas las expectativas, todas las esperanzas del Calder¨®n, Torres se siente culpable cuando las cosas no salen bien. Entonces es cuando se pone a correr por todo el campo, tratando as¨ª de expiar sus culpas. Las suyas y las de sus compa?eros.
Ayer, con un punto de forma que hace tiempo que no mostraba, volvi¨® a ser el futbolista deslumbrante que emergi¨® entre los escombros del Atl¨¦tico de Segunda. Torres, como es habitual, volvi¨® a hacer lo mejor de su equipo, recordando ese esp¨ªritu de manada desbocada que comparte con Ronaldo. Incluido el pase del gol, fruto de una jugada individual de toque y fuerza. No fue su ¨²nica aparici¨®n. Otra jugada individual suya se convirti¨® en un astuto pase a Ag¨¹ero al que el argentino no lleg¨®. Adem¨¢s, sus galopadas sorteando rivales tuvieron m¨¢s sentido que en otras ocasiones, aunque le volvi¨® a sobrar alg¨²n regate.
El talento no es, sin embargo, asunto central en el Getafe. El equipo madrile?o cambia de materia prima casi todos los a?os. Sus jugadores, revalorizados, regresan a sus lugares de origen, canteras ilustres, o fichan por equipos con un escudo m¨¢s antiguo. Pero da igual. El secreto de su sobresaliente, aunque breve, historia en Primera tiene m¨¢s que ver con una idea que con los individuos al servicio de ella.
De hecho, los futbolistas del Getafe actual son de corte muy semejante a los de temporadas precedentes. Excedentes de cupo, gente de vuelta o j¨®venes incomprendidos. Todos -G¨¹iza, Del Moral, Redondo, Casquero- han comprendido lo que quiere su t¨¦cnico, Bernd Schuster. Todos -Paredes, Contra- se aplican a ello olvidando nombre y dorsal. El conjunto madrile?o juega un f¨²tbol sencillo con jugadores sencillos. El manual primario. Los centros desde las bandas. Los relevos en las bandas. Las transiciones r¨¢pidas. Los apoyos en el centro del campo.
Aferrados a esas reglas, ayer tambi¨¦n tuvieron sus oportunidades. Pocas, eso s¨ª. La mejor, una de Dani G¨¹iza -que so?aba con estirar los brazos en la posici¨®n del arquero en El Calder¨®n-. El jerezano, disc¨ªpulo lejano de Kiko, se qued¨® s¨®lo en la frontal con Leo Franco adelantado. Lanz¨® un semiglobito ajustado al palo que detuvo el guardameta argentino. El grupo de Schuster tiene el pulso inalterable. Le da lo mismo ir perdiendo o ganando. Mantiene siempre el mismo ritmo. El que ha marcado su entrenador. Un ritmo machac¨®n que fue arrinconando al Atl¨¦tico.
En el segundo tiempo, el equipo rojiblanco cedio terreno y la pelota. Lo ¨²nico que le falt¨®, en vista de su manifiesta desaparici¨®n del campo, fue pedir la hora al ¨¢rbitro al cuarto de hora de ese periodo. La evidente intenci¨®n de limitarse a defender el resultado pill¨® al Getafe con el pie cambiado. Su intenci¨®n era la misma del principio: esperar a que surgiese la ocasi¨®n. Nada de desmelenarse.
Y es que el Getafe tambi¨¦n tiene otra constante: no mete goles con facilidad. Sus n¨²meros en ese apartado se acercan a los de la Real Sociedad, pen¨²ltimo del campeonato.
Suerte para el Atl¨¦tico, con un gol le bast¨®. En realidad, le bast¨® con 45 minutos correctos de su mejor once posible en estos momentos.
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