Sorpresas comparativas
Viajar depara sorpresas. Si el azar, o la necesidad, le llevan a uno a dos pa¨ªses muy distantes y diferentes en un breve lapso de tiempo, pueden surgir comparaciones imprevistas. No s¨¦ si el azar o la necesidad me han permitido ver, con una diferencia de apenas una semana, cuatro museos de antropolog¨ªa. El reci¨¦n estrenado Museo del Quai de Branly en Par¨ªs, el Museo Nacional de Antropolog¨ªa y el del Templo Mayor, ambos en M¨¦xico DF, y el Museo de Antropolog¨ªa de Xalapa, en el estado de Veracruz de la misma rep¨²blica. Los recorr¨ª morosamente. Y no pod¨ªa salir de mi asombro.
Dejar¨¦ de lado los muy conocidos de la ciudad de M¨¦jico. El parisino y el de Xalapa -muy prestigioso pero medi¨¢ticamente menos nombrado- servir¨¢n. El de la capital administrativa y acad¨¦mica del estado de Veracruz se centra en las llamadas ¨¢reas huasteca, totonaca y olmeca, en las poblaciones prehisp¨¢nicas que habitaron ese estado: las del mismo nombre, m¨¢s la de pinome en la comarca norte y la popoloca en el sur de la zona olmeca. El museo se cre¨® en 1957, pero su estado actual, me refiero a su edificio, se debe al proyecto de 1986 Edward Durell and Stone de Nueva York. Como es sabido el museo parisino, abierto este a?o, fue proyectado por Jean Nouvel y su fondo re¨²ne objetos etnogr¨¢ficos de ?frica, Asia, Ocean¨ªa y Am¨¦rica. Pero las 300.000 piezas que atesoran sus bodegas provienen principalmente de dos espl¨¦ndidos museos anteriores, hoy desmembrados a causa de ¨¦ste nuevo: el Museo del Hombre, no lejano del de Nouvel, y el Museo Nacional de las Artes de ?frica y Ocean¨ªa, que ocupaba la antigua Maison des Colonies, un soberbio edificio en cuyas paredes exteriores estaban tallados los nombres de los exploradores franceses; en fin, un monumento vivo a la ¨¦pica del colonialismo franc¨¦s.
Un museo, sin duda, es m¨¢s que el edificio que lo alberga. Es su colecci¨®n, su biblioteca y fondo documental, sus equipos de investigaci¨®n, la actividad investigadora que desarrolla o favorece, las colaboraciones que auspicia y las exposiciones temporales que produce. Pero la exhibici¨®n de la colecci¨®n permanente es su elemento m¨¢s distintivo, el que la ciudadan¨ªa m¨¢s disfruta. Adem¨¢s, no es cierto que ese disfrute ciudadano sea asilvestrado, romo o ignorante. Al contrario, hay una gama muy variada de visitantes y, por lo general, m¨¢s hoy en d¨ªa, abundan refinados conna?sseurs sin por ello ser especialistas o "cient¨ªficos".
El edificio y la disposici¨®n de las salas y patios ajardinados del museo de Xalapa permite una visita ordenada, clara y sosegada. Nada perturba la distribuci¨®n de las piezas que el equipo del museo ha ideado. Las magn¨ªficas muestras de los resultados de las investigaciones in situ pueden observarse de lejos, de cerca, rodearse, verse unas en relaci¨®n con otras, ser avistadas en conjuntos parciales de donde el espectador obtiene sorprendentes relaciones, afinidades y diferencias. Nada perturba, todo conspira para no distraer la atenci¨®n; incluso las piezas menudas expuestas en vitrinas parecen suspendidas en el aire. En el museo del Quai de Branly no vemos sino a su arquitecto: una zarabanda de colores, de mobiliario overdesigned, de ocurrencias sin funci¨®n. Con tanto ruido visual las piezas se disponen en dispensadores o vitrinas cuyo protagonismo es tal que aqu¨¦llas parecen abolidas. Muchas no pueden verse mas que frontalmente, est¨¢n ornamentalmente dispuestas, con luces dram¨¢ticas que implican lecturas torcidas. "Ponga algo de arte ex¨®tico como ajuar de la casa moderna", parece ser el lema. Con tanta alharaca lo que hoy puede verse -cuando se ve- es menos de lo que se pod¨ªa en las dos colecciones anteriores.
Vuelvo a Valencia y leo en varios peri¨®dicos reflexiones sobre qu¨¦ ciudad quiere ser desde el punto de vista de su modelo urban¨ªstico. Se llama al debate, a la reflexi¨®n urgente sobre pros y contras de unas opciones u otras. Es una llamada sensata, s¨ª. Pero ese debate deber¨ªa trascender una baraja demasiado estrecha donde siempre figuran los mismos nombres; algunos, expertos, otros, jugadores de ventaja. Hay personas y casos, menos ruidosos, de los que hay mucho que aprender. Small is lovely, se dec¨ªa hace algunos a?os. Entre nosotros cabe recordarlo.
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