El dopaje hunde el ciclismo
La Operaci¨®n Puerto y el positivo de Landis, vencedor del Tour, destapan lo peor del deporte
Floyd Landis es un ciclista norteamericano que antes del verano era m¨¢s conocido por asuntos coloristas como su procedencia de una granja menonita de Pensilvania, su amistad con el gran Lance Armstrong o su desaforado gusto por los caf¨¦s capuchino que por sus excelencias sobre la bicicleta. Pero en julio gan¨® el Tour. Vestido de amarillo levant¨® los brazos en lo m¨¢s alto del podio de los Campos El¨ªseos.
Lo m¨¢s grande a que puede aspirar un ciclista.
Lo gan¨® mostrando un gusto por el espect¨¢culo extremo fuera de lo normal; lo gan¨® como, dicen, lo hac¨ªan los antiguos: mostrando un d¨ªa de ascensi¨®n en los Alpes todas las miserias de un ciclista hundido; mostrando, al d¨ªa siguiente, en otra jornada de dureza extrema, la otra cara del deporte, exhibiendo una capacidad que s¨®lo solemos adherir a los h¨¦roes, la de levantarse desde lo m¨¢s bajo y alcanzar lo m¨¢s alto. Los nombres de Merckx, de Coppi, de los pioneros del Tour, afloraron a los labios de aficionados y periodistas. El ciclismo se reencontraba con su leyenda, sus mitos, su ¨¦pica. El ciclismo -y apenas un par de meses antes, con la Operaci¨®n Puerto, el desmantelamiento en Madrid de una red especializada en el dopaje sangu¨ªneo- estaba salvado. Renac¨ªa de sus miserias. Landis, un ciclista con una cadera rota, era el personaje que encarnaba el renacimiento.
La apoteosis de Floyd Landis, el sue?o del ciclismo limpio, sin 'doping', dur¨® siete d¨ªas
El modelo de ciclismo cient¨ªfico consist¨ªa al final en supeditar cualquier valor deportivo a la qu¨ªmica
La teor¨ªa del dopaje necesario serv¨ªa de coartada a negocios prohibidos de r¨¢pido enriquecimiento
Un par de meses antes, la Operaci¨®n Puerto hab¨ªa supuesto la muerte deportiva de Manolo Saiz, el director del equipo Liberty, el personaje s¨ªmbolo del ciclismo programado, tecnocr¨¢tico, pretendidamente cient¨ªfico de finales del siglo XX y principios del XXI, y tambi¨¦n hab¨ªa supuesto la reaparici¨®n en las noticias de Eufemiano Fuentes, el mito, el m¨¦dico que despu¨¦s de una primera ¨¦poca de amor por la pol¨¦mica, la presencia en los papeles y la provocaci¨®n p¨²blica hacia el establishment, hab¨ªa decidido seguir con su trabajo en la clandestinidad. La intervenci¨®n de la Guardia Civil; la detenci¨®n de Saiz, Fuentes y varios colaboradores; el hallazgo en varios pisos del centro de Madrid de decenas de bolsas de sangre congelada y refrigerada, de documentos con los planes de entrenamiento, medicaci¨®n y dopaje de m¨¢s de 50 ciclistas, de medicamentos prohibidos, de EPO y hormona de crecimiento china, de medicamentos falsificados y caducados, puso de manifiesto que el modelo de ciclismo programado, cient¨ªfico, como se le quiera llamar al ciclismo del siglo XXI, consist¨ªa en realidad en la supeditaci¨®n de cualquier valor deportivo a los dictados de la qu¨ªmica, en la sumisi¨®n del trabajo, el esfuerzo, el sacrificio, a las virtudes para el rendimiento de la sangre congelada, de los corticoides, de los anabolizantes.
Y toda la argumentaci¨®n de Fuentes, su teor¨ªa de que el dopaje -o la toma de algunos productos prohibidos- es necesario para proteger la salud de los atletas, destrozada por las exigencias del deporte de alta competici¨®n, queda al descubierto como coartada para un negocio prohibido que se rige por las leyes de la clandestinidad, por los c¨®digos de los grupos delictivos, cuyo ¨²nico objetivo es el enriquecimiento r¨¢pido.
Esperanza y cataclismo
Un mes despu¨¦s de la redada madrile?a comenz¨® el Tour de Francia, la competici¨®n bandera del ciclismo, en un ambiente borrascoso. La publicaci¨®n por parte de EL PA?S de algunas partes del sumario mantenidas secretas por el juez provoc¨® que algunas de las grandes figuras implicadas, algunos de los grandes favoritos, como Ivan Basso, Jan Ullrich, Paco Mancebo o Alexander Vinok¨²rov, no pudieran participar. Como tampoco estaba en la l¨ªnea de salida de Estrasburgo Lance Armstrong, el ganador de los ¨²ltimos siete Tours, nadie pudo privarse de concluir que s¨ª, que efectivamente el Tour del 2006 ser¨ªa el de la renovaci¨®n, el kil¨®metro cero del nuevo ciclismo.
Por eso, la emoci¨®n intensa que produjo la gesta de Landis camino de Morzine al d¨ªa siguiente de su monumental hundimiento. Por eso, el tremendo cataclismo que supuso saber una semana despu¨¦s que el laboratorio de Par¨ªs hab¨ªa encontrado restos de testosterona sint¨¦tica en su orina.
Toda una esperanza hecha trizas. Otra vez, vuelta a empezar. Otra vez, v¨ªa libre a los an¨¢lisis que ve¨ªan en el hundimiento de Landis camino de La Toussuire el s¨ªntoma de una excesiva dosis de corticoides, en su renacimiento en Morzine, en la rabia con que cruz¨® la meta, en su pu?etazo al aire, en la estramb¨®tica manera en que descendi¨® de la bicicleta una vez cruzada la meta, una vez reconquistado el maillot amarillo, s¨ªntomas de los efectos de un parche de testosterona adherido en su entrepierna.
La apoteosis de Landis, el sue?o del ciclismo limpio, dur¨® siete d¨ªas. Ahora, cinco meses despu¨¦s de terminado el Tour, Landis, que sigue clamando su inocencia, a¨²n no ha sido sancionado por ning¨²n organismo. Ahora, cinco meses despu¨¦s de terminar segundo el Tour, el espa?ol ?scar Pereiro sigue esperando la descalificaci¨®n del norteamericano y su proclamaci¨®n como vencedor oficial del Tour 2006, el que no pudo ser el de la renovaci¨®n.
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