La OTAN despu¨¦s de Riga
Cuando la Uni¨®n Sovi¨¦tica se vino abajo, muchos pronosticaron el fin de la Organizaci¨®n del Tratado de la Alianza Atl¨¢ntica (OTAN). Sin embargo, hace pocas semanas, la OTAN celebr¨® su cumbre en Riga, capital de Letonia, antigua integrante de la URSS.
La OTAN se fund¨® en 1949 para contener el poder sovi¨¦tico. Su eje estaba en Europa Occidental y, seg¨²n dec¨ªa un chiste, pretend¨ªa dejar fuera a los rusos, someter a los alemanes e integrar a los estadounidenses. Pero el mundo de la guerra fr¨ªa desapareci¨® hace tiempo. Alemania es una democracia firmemente anclada en el seno de la Uni¨®n Europea y no existe riesgo alguno de que los tanques sovi¨¦ticos irrumpan por las llanuras septentrionales germanas.
La OTAN ha sobrevivido transform¨¢ndose. Aunque algunos miembros centroeuropeos antiguamente ocupados por la URSS contin¨²an viendo la Alianza como una p¨®liza de seguridad frente a una posible revitalizaci¨®n de las ambiciones rusas, la OTAN ya no apunta hacia Rusia. Ciertas sospechas residuales y el orgullo ruso limitan el acuerdo entre la OTAN y Rusia, pero el objetivo de la Alianza ya no es ese pa¨ªs.
Una de las principales labores realizadas por la OTAN durante la primera d¨¦cada posterior a la guerra fr¨ªa ha sido la de atraer hacia Occidente a los nuevos pa¨ªses liberados de Europa Central, mediante una perspectiva de integraci¨®n condicionada al cumplimiento de pautas democr¨¢ticas. Otra importante labor ha sido la de proporcionar estabilidad a la atribulada regi¨®n balc¨¢nica despu¨¦s de la desintegraci¨®n de Yugoslavia y de las consiguientes guerras en Bosnia y Kosovo. Las operaciones de mantenimiento de la paz de la OTAN han sido un factor de estabilizaci¨®n en la zona. Por ejemplo, sus iniciativas diplom¨¢ticas y las de la UE impidieron que el conflicto ¨¦tnico de Macedonia se convirtiera realmente en una crisis.
Pese a la importancia de estas acciones, muchos observadores han se?alado que la OTAN tendr¨ªa que fijar su atenci¨®n fuera de Europa. Seg¨²n una ocurrencia muy extendida, la OTAN tendr¨ªa que "salirse del ¨¢rea o quedarse fuera de juego". El hecho qued¨® especialmente patente despu¨¦s de que los atentados cometidos por Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001 desplazaran la atenci¨®n de la pol¨ªtica exterior estadounidense hacia el terrorismo internacional.
Los miembros europeos de la OTAN reaccionaron remiti¨¦ndose al Art¨ªculo 5 de la cl¨¢usula de defensa mutua de la Carta de la Alianza y acudiendo en ayuda de EE UU en Afganist¨¢n, donde hoy en d¨ªa hay 32.000 soldados de la Alianza. Los pa¨ªses de la OTAN, al entrenarse juntos, pueden funcionar con eficacia, aun cuando no todos los integrantes de la organizaci¨®n participan oficialmente en las operaciones. Por ejemplo, la OTAN no colabor¨® en la Guerra del Golfo de 1991 ni en las primeras campa?as en Afganist¨¢n, pero su capacidad de planificaci¨®n y su preparaci¨®n suponen que sus miembros pueden cooperar con eficacia siempre que as¨ª se lo soliciten.
Al mismo tiempo, la OTAN posterior a Riga se enfrenta a diversos problemas. Europa se dividi¨® ante la invasi¨®n estadounidense de Irak y no existe voluntad pol¨ªtica para implicar a la Alianza en ese pa¨ªs. La nueva relaci¨®n con Rusia debe manejarse con cuidado y la r¨¢pida ampliaci¨®n de la OTAN hacia pa¨ªses como Ucrania y Georgia podr¨ªa resultar dif¨ªcil.
Desde el punto de vista militar, los pa¨ªses europeos necesitan gastar m¨¢s en la seguridad de sus comunicaciones, en su capacidad a¨¦rea, en operaciones especiales y en su respuesta a los ataques qu¨ªmicos o biol¨®gicos, con el fin de librar eficientemente la guerra contra el terrorismo. A Francia le inquieta que la influencia de EE UU en la OTAN sea excesiva y se opone a que la Alianza tenga un papel mundial que la lleve a establecer acuerdos especiales con Australia, Nueva Zelanda, Jap¨®n y otros pa¨ªses. Los franceses temen que las ambiciones planetarias de la OTAN, sobre todo en Extremo Oriente, puedan generar fricciones con China.
Con todo, Afganist¨¢n es el principal problema al que se enfrenta la OTAN en la actualidad. El Gobierno de Hamid Karzai a¨²n es d¨¦bil y la econom¨ªa sigue dependiendo enormemente de la producci¨®n de opio. La amenaza pol¨ªtica y militar que representan las redes de los talibanes y de Al Qaeda est¨¢ cobrando fuerza de nuevo. Muchos pa¨ªses de la OTAN con tropas en Afganist¨¢n gozan de "cl¨¢usulas nacionales" que restringen los fines para los que se pueden utilizar sus tropas. Aunque la cumbre de Riga ha flexibilizado algunas de esas cl¨¢usulas, que obligan a solicitar permisos previos para poder ayudar a aliados en situaci¨®n desesperada, el Reino Unido, Canad¨¢, Holanda y EE UU mantienen gran parte de los combates en el sur de Afganist¨¢n, mientras que las tropas francesas, alemanas e italianas est¨¢n desplegadas en zonas m¨¢s tranquilas del Norte.
Resulta dif¨ªcil vislumbrar c¨®mo puede la OTAN estabilizar Afganist¨¢n si no est¨¢ dispuesta a enviar m¨¢s tropas y a conceder m¨¢s flexibilidad a sus mandos. Para alcanzar el ¨¦xito tambi¨¦n ser¨¢ necesario destinar m¨¢s fondos a tareas de reconstrucci¨®n y desarrollo, y a la b¨²squeda de alternativas para el cultivo de la adormidera del opio. A los gobiernos de Europa y de Estados Unidos les preocupan los problemas presupuestarios, pero, a la larga, puede que aumentar ahora considerablemente los recursos destinados a Afganist¨¢n suponga un gran ahorro en el futuro.
Una de las grandes desventajas que ha comportado la err¨®nea pol¨ªtica de la Administraci¨®n de Bush en Irak ha sido que ha desviado la atenci¨®n y tambi¨¦n los recursos de la guerra justa que se libra en Afganist¨¢n. Puede que la amenaza que representa hoy en d¨ªa el resurgimiento de los talibanes y de Al Qaeda no fuera tan grande si una peque?a parte del dinero y de las fuerzas comprometidas en Irak se hubiera destinado a Afganist¨¢n. Por desgracia, Irak est¨¢ privando de ox¨ªgeno a todo el proceso pol¨ªtico que tiene lugar en Washington. Pocos se ocupan de salvar a la OTAN de un importante fracaso en su primera prueba importante fuera de Europa.
Joseph S. Nye es profesor en la Universidad de Harvard y autor de Understanding International Conflicts. Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo. ? Project Syndicate, 2006
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