La presentaci¨®n de un alegro in¨¦dito cierra el A?o Mozart

Ha sido un golpe de suerte, pero el saturado a?o de conmemoraciones por el 250? aniversario de Wolfgang Amadeo Mozart no ha podido tener mejor final: el hallazgo de una obra in¨¦dita del genial compositor. Se trata de un alegro para piano que con toda probabilidad fue compuesto por Mozart entre los 6 y los 10 a?os de edad. "Estoy seguro de que es una obra aut¨¦ntica de Mozart", afirma el music¨®logo Ulrich Hintermaier. "No obstante, todav¨ªa resta realizar algunas investigaciones para disipar completamente cualquier tipo de duda". Este music¨®logo, que dirige el Archivo de la Archidi¨®cesis de Salzburgo, fue quien encontr¨® el tesoro. Hace unos meses, compr¨® en nombre del archivo una recopilaci¨®n de documentos musicales a una familia "del ¨¢mbito campesino de Salzburgo", seg¨²n dijo sin especificar ning¨²n nombre. Ni la familia ni el propio Hintermaier sospechaban que pudiera tratarse de una pieza de tanto valor.

Fue un golpe de suerte en un proceso rutinario. Entre los escritos, Hintermaier encontr¨® una libreta de notas destinada a las clases de m¨²sica del coro de ni?os de la catedral de Salzburgo. Los peque?os cantantes ten¨ªan buenos maestros, entre otros les daba clases de viol¨ªn Leopold Mozart, el padre del ni?o prodigio. La libreta de notas, que est¨¢ incompleta, contiene 118 composiciones, en su mayor¨ªa an¨®nimas y algunas de m¨²sicos c¨¦lebres de la ¨¦poca. Cu¨¢l no fue la sorpresa de Hintermaier al descubrir una pieza de 91 compases, divertida, de car¨¢cter italiano, titulada Allegro di Wolfgango Mozart. El experto record¨® que as¨ª llamaban al joven compositor antes de que, a partir de 1770, se pusiera de moda su segundo nombre, Amadeo, convertido en Amad¨¦ despu¨¦s de su viaje a Par¨ªs.

La partitura no es un aut¨®grafo sino una transcripci¨®n , la caligraf¨ªa es seguramente de alguno de los m¨²sicos responsables del coro para el cual estaba destinada la partitura, probablemente de alg¨²n amigo de Leopold Mozart. Hintermaier descarta que pudiera tratarse de una falsificaci¨®n, dado que " en los a?os sesenta del siglo XVIII nadie hubiera sacado ning¨²n provecho con adjudicar una obra a un ni?o cuyo nombre de compositor todav¨ªa no ten¨ªa ning¨²n valor especial".

Era demasiado pronto y el padre de Mozart prefer¨ªa por lo general no dar a conocer todav¨ªa las composiciones de su talentoso hijo, "a no ser por dinero", explic¨® Hintermaier. El alegro es de una de las obras m¨¢s sofisticadas del ni?o Mozart. A esta pieza le sigue un aria que los expertos tambi¨¦n adjudican al m¨²sico salzburgu¨¦s.

Ulrich Leisinger, director cient¨ªfico de la Fundaci¨®n Internacional Mozarteum, encargada de la investigaci¨®n de estas partituras, considera que el alegro "es un descubrimiento importante porque es la primera vez desde hace 10 a?os que aparece una obra in¨¦dita de Mozart. Adem¨¢s, hasta ahora, todos los documentos de sus primeras obras proven¨ªan de los archivos de la familia. ?sta es la primera partitura de sus a?os de infancia que se registra fuera de su legado familiar, lo que demuestra que el ni?o prodigio no estaba aislado sino que ya comunicaba con otros m¨²sicos".

La editorial Struber, de M¨²nich, publica la partitura en una recopilaci¨®n de 15 facs¨ªmiles titulada Obras desconocidas de Mozart de una libreta de notas de Salzburgo, que contiene tambi¨¦n obras in¨¦ditas de Michael y Joseph Haydn. En la presentaci¨®n realizada ayer en la Archidi¨®cesis de Salzburgo en colaboraci¨®n con la radio p¨²blica austriaca ORF, el alegro de Mozart fue interpretado por el pianista Florian Birsak. "La m¨²sica es muy bonita. El p¨²blico, conocedor de Mozart, no tuvo nada que objetar", dijo Hintermaier, "as¨ª como tampoco los music¨®logos, que ya est¨¢n estudiando la pieza. El debate ya est¨¢ en pleno apogeo. Pero todav¨ªa hay mucho que investigar", a?adi¨®.

El protagonista del hallazgo dice estar seguro de que la pieza in¨¦dita ser¨¢ incluida en el cat¨¢logo K?chel -el registro de la obra completa de Mozart- pero hubiera preferido dar a conocer el descubrimiento m¨¢s tarde, para antes disponer de todas las garant¨ªas de autenticidad. Pero nadie quiso esperar. Nadie pudo resistir la tentaci¨®n de hacer de este hallazgo un broche de oro para cerrar el opulento A?o de Mozart, que Austria ha celebrado con un ¨¦xito sin precedentes.