Balanc¨¦
Ignoro si siguen existiendo aquellos artilugios de nuestra infancia, hu¨¦rfana a¨²n de disneylandias y otros inventos similares. Nuestras emociones feriales no iban mucho m¨¢s all¨¢ de aquellos balans¨¦s, las barcazas bamboleantes en las que se sub¨ªa y se bajaba con el est¨®mago en la boca. Ligeras cosquillas para una tarde en un artefacto que jugaba con los opuestos: unos sub¨ªan mientras otros bajaban, aunque siempre hab¨ªa audaces que se dejaban deslizar y cambiaban de bando. Les juro que no quer¨ªa jugar a la paronomasia -?o se trata de un pol¨ªptoton?- y que lo que me plante¨¦ como posibilidad para mi ¨²ltima columna del a?o fue el balance, s¨ª, el balance del a?o. ?Ah!, pero la Navidad es un desierto, un erial de buenos sentimientos que demandan una especie de amnesia sobre la malvada realidad. ?C¨®mo se puede hablar del infierno en tiempos de fraternidad? Nada, me dec¨ªa, olv¨ªdate de la borroka y canta un villancico. Y he aqu¨ª que se me aparece Su Majestad -el rey de Espa?a, no Gaspar de la nuit- reclamando concordia y consenso. Y he aqu¨ª, tambi¨¦n, que "todos" hacen suyo su discurso, todos parecen dispuestos al examen de conciencia, y me los veo en el bel¨¦n agarraditos del hombro en sacra conversazione, dirigi¨¦ndose por los caminitos de arena hacia el portal. ?Albricias!, canto, la concordia anula el resto del a?o y sella su balance definitivo.
Mucho me temo, si embargo, que esa concordia sea otro espejismo del erial navide?o. Todos hacen suyo el discurso real para se?alar al contrario y exculparse. As¨ª pues, seguiremos con el balans¨¦, que es la palabra que resume el transcurso del a?o que nos deja: un artefacto oscilante en el que se sub¨ªa o se bajaba, con el proceso de paz como fiel para cantar victoria. El proceso va, el proceso se atasca, el proceso remonta, y as¨ª hemos pasado el a?o, con el vaiv¨¦n depresivo-euforizante de los unos y de los otros seg¨²n como se moviera esa historia. Un hartazgo, palabra reveladora en estas fechas pantagru¨¦licas y que se nos ofrece espont¨¢nea como la verdad del a?o. Estamos hartos de comer, pero estamos tambi¨¦n hartos de tanto disparate. Estamos ya hartitos hasta de Churchill y de Chamberlain, o de que la ¨²nica receta que se les ocurra a algunos sea la de "sangre, sudor y l¨¢grimas", cuando llevamos cuarenta a?os padeci¨¦ndolos. ?Tenemos que armarnos? Si es as¨ª, que nos lo digan, en lugar de recurrir a formulaciones de parvulario o de acusar "a los dem¨¢s" de cobardes. Miren, no se puede vivir con una amenaza de muerte sobre la cabeza sin defenderse, y escoltas -que es una forma muy disuasoria de ir armados- no los hay para todos, as¨ª que... S¨ª, as¨ª que, o bien recurren ustedes a las v¨ªas pol¨ªticas y diplom¨¢ticas, o bien recurren a las medidas policiales tout court -como se hace con los delincuentes- y dejando al margen de la refriega a la poblaci¨®n, o bien se monta la marimorena, que es lo que hasta ahora se ha conseguido evitar, pero que es lo que algunos parecen estar pidiendo a gritos. Eso s¨ª, d¨¦jense de florituras de pedantes y olv¨ªdense de Churchill si no quieren la guerra, pues en toda guerra hay dos bandos armados, y no terroristas armados por un lado y oficinistas dispuestos al deg¨¹ello por el otro. Fin de la pataleta.
Bueno, bueno, bueno. No s¨¦ si es el empacho el que me sulfura pol¨ªticamente o si es la pol¨ªtica la que me produce empacho, pero creo que no se puede apelar a la eficacia del Estado de derecho al tiempo que en su nombre se provoca a la ciudadan¨ªa al enfrentamiento. La resistencia c¨ªvica contra el terror hace tiempo que evidenci¨® sus l¨ªmites, pues s¨®lo se podr¨ªa haber consolidado como enfrentamiento, lo que habr¨ªa significado un fracaso del Estado de derecho. Afortunadamente, nada hace suponer que ¨¦ste haya desistido de sus tareas ni que haya sido vencido, aunque el balans¨¦ actual en torno al proceso de paz pueda tener consecuencias nefastas en caso de que ¨¦ste fracase. Nunca antes se hab¨ªa producido una fractura tan dr¨¢stica en torno a la pol¨ªtica antiterrorista de un Gobierno, fractura que introduce una ruptura ideol¨®gica en torno a la lucha contra el terror. En caso de que la estrategia actual fracase, ?qu¨¦ argumentos ser¨¢n v¨¢lidos en el futuro para recuperar la unidad perdida si la "sangre, sudor y l¨¢grimas" que la situaci¨®n pueda exigir tienen como poderoso argumento en contra los obst¨¢culos que se le opusieron a una ocasi¨®n perdida? En fin, les deseo a todos un feliz balans¨¦ en el 2007.
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