La extorsi¨®n de la ORA
Asistimos con pasividad los ciudadanos de clase media (los que no tenemos dinero para una plaza de garaje, pero tenemos una cuenta corriente y/o una n¨®mina en la que el Ayuntamiento de turno pueda embargarnos) al hecho de que la calle se haya convertido en una fuente m¨¢s de ingresos para los ayuntamientos, para esos mismos ayuntamientos que han convertido la calle en pasto de la especulaci¨®n urban¨ªstica. Llegados a este punto el ciudadano dependiente del uso del utilitario, habr¨¢ de a?adir a sus impuestos en gasolina y de circulaci¨®n el goteo constante de euros del aparcamiento en la mal llamada ahora v¨ªa p¨²blica (sin que ello le suponga una custodia del coche ni nada por el estilo).
Vemos pues c¨®mo la iniciativa que surgi¨®, con cierta legitimidad, como la necesidad de favorecer la movilidad en ciertas calles comerciales de las grandes ciudades, ha degenerado en un nuevo impuesto, que por su magnitud y caracter¨ªsticas, es a mi entender mucho m¨¢s calificable como extorsi¨®n, pues en la actualidad es un milagro encontrar en cualquier ciudad una acera que no tenga se?alizaci¨®n de zona azul.
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