La mezquita de C¨®rdoba, lugar de encuentro
En reiteradas ocasiones, los musulmanes han solicitado respetuosamente el acceso a la mezquita de C¨®rdoba. En febrero de 2006, el presidente de la Junta Isl¨¢mica de Espa?a, Mansur Escudero, expres¨® al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, su propuesta de que la mezquita se convirtiera en templo ecum¨¦nico donde creyentes cristianos, musulmanes y de otras religiones pudieran "rezar juntos y estrechar los lazos espirituales y afectivos". Durante esta Navidad, Mansur Escudero se ha dirigido al Papa con la misma finalidad. La respuesta no se ha hecho esperar y, contra todo pron¨®stico, ha sido negativa. Pero no ha venido del Vaticano, sino del obispo de C¨®rdoba, Juan Jos¨¦ Asenjo, quien, sin consulta previa a los cristianos cordobeses, ha decidido que "el uso compartido de templos y lugares de culto generar¨ªa confusi¨®n en los fieles y dar¨ªa pie al indiferentismo religioso" (sic).
Para justificar el uso exclusivo de la catedral por parte de los cat¨®licos apela a excavaciones arqueol¨®gicas y a "t¨ªtulos hist¨®ricos fehacientes". El recurso a documentos del pasado para justificar actuaciones excluyentes en el presente suele ser un pobre argumento que revela la falta de razones convincentes. Basa tambi¨¦n la inviabilidad de la oraci¨®n de los musulmanes dentro de la mezquita-catedral de C¨®rdoba en la presencia del "Sant¨ªsimo Sacramento de la Eucarist¨ªa". No entiendo muy bien d¨®nde radica la incompatibilidad. ?Por qu¨¦ oponer el sagrario al mihrab cuando son dos expresiones religiosas igualmente respetables? La eucarist¨ªa es el sacramento del compartir y no del dividir, de la convivencia y no de la disidencia. La presencia de Jes¨²s de Nazaret, el Cristo liberador, no molesta a los musulmanes. Todo lo contrario: Jes¨²s es para ellos un Profeta, que anuncia al Dios liberador, como lo fue Muhammad. As¨ª lo reconoce el Cor¨¢n, que habla de Jes¨²s de Nazaret con respeto, reconocimiento y admiraci¨®n. Le llama en varias ocasiones Cristo y Jesucristo, si bien como nombre propio, no como t¨ªtulo mesi¨¢nico. Jes¨²s es citado junto con los grandes profetas de Israel, Abrah¨¢n, Mois¨¦s... La incompatibilidad la establecen las jerarqu¨ªas de las religiones, en este caso de la Iglesia cat¨®lica. El obispo de C¨®rdoba crea una oposici¨®n entre los profetas Jes¨²s de Nazaret y Muhammad que no tiene justificaci¨®n en los textos sagrados.
Como ¨²ltimo argumento contra el uso compartido del recinto religioso recuerda las multicentenarias ra¨ªces cristianas de C¨®rdoba que merecen ser respetadas. Y lleva raz¨®n, pero no hace una sola referencia a las tambi¨¦n multicentenarias ra¨ªces jud¨ªas y ¨¢rabe-musulmanes de la ciudad, ni al rico patrimonio cultural que nos legaron ni a la convivencia entre cristianos, musulmanes y jud¨ªos durante siglos de historia com¨²n. ?Simple amnesia u olvido freudiano? En cualquier caso, lo que demuestra es un desconocimiento enciclop¨¦dico de la historia.
La respuesta negativa del obispo de C¨®rdoba se sit¨²a en las ant¨ªpodas de los gestos ecum¨¦nicos de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. Juan Pablo II invit¨® en dos ocasiones a l¨ªderes religiosos de todo el mundo a orar en la bas¨ªlica de As¨ªs, patria de san Francisco, en una imagen de distensi¨®n que dio la vuelta al mundo. En su reciente viaje a Turqu¨ªa, Benedicto XVI rez¨® en la Mezquita Azul de Estambul, en presencia del Gran Muft¨ª. ?Por qu¨¦ personalidades religiosas no cristianas pueden rezar con el Papa en un templo cristiano y los musulmanes no pueden orar en una mezquita que ellos construyeron y que luego se convirti¨® en templo cristiano? ?Por qu¨¦ el Papa puede rezar en una mezquita y los musulmanes no pueden dirigirse a Dios en un lugar donde est¨¢ "el Sant¨ªsimo Sacramento de la Eucarist¨ªa"? La contradicci¨®n es manifiesta. Los gestos de Juan Pablo II y de Benedicto XVI han contribuido muy eficazmente a la distensi¨®n entre religiones y al trabajo por la paz. La actitud excluyente del obispo de C¨®rdoba, empero, es un jarro de agua fr¨ªa en pleno invierno contra los esfuerzos y las iniciativas que l¨ªderes religiosos y creyentes de las distintas religiones est¨¢n llevando a cabo a favor del ecumenismo, del di¨¢logo interreligioso y del encuentro entre culturas.
Hay otra raz¨®n que invalida los argumentos esgrimidos por el obispo cordob¨¦s contra el uso de espacios comunes por parte de cristianos y musulmanes. Las dos religiones son monote¨ªstas y creen en el mismo Dios. "Creemos en Dios y en lo que se nos ha revelado", dice el Cor¨¢n, "en lo que se revel¨® a Abraham, Isaac, Jacob y las tribus (las 12 tribus de Israel), en lo que Mois¨¦s, Jes¨²s y los profetas recibieron de su Se?or. No hacemos distinci¨®n entre ninguno de ellos y nos sometemos a ?l (2,136)". ?Por qu¨¦ empe?arse en mostrar que el Dios del cristianismo y el Dios del islam son distintos y que cristianos y musulmanes no pueden rezarle en el mismo lugar? La actitud de monse?or Asenjo sigue alimentando en el imaginario colectivo la idea de un conflicto entre el Dios de los cristianos y el de los musulmanes. ?Flaco servicio presta as¨ª a la construcci¨®n de la paz en el mundo, que debe ir acompa?ada de la paz y del di¨¢logo entre las religiones!
En el origen de las tres religiones monote¨ªstas, juda¨ªsmo, cristianismo e islam, existe un verdadero manantial de paz, que el fanatismo y el exclusivismo vienen cegando desde siglos. Ese manantial tiene un nombre: Abrah¨¢n. Las tres religiones no han agotado todav¨ªa sus energ¨ªas de paz, o quiz¨¢s ni siquiera las han descubierto, enredadas como est¨¢n en conflictos internos, en confrontaciones pol¨ªticas y en enfrentamientos mutuos. La discordia que reina en la casa de Abrah¨¢n, entre los distintos miembros de la familia monote¨ªsta, debe superarse y sustituirse por la reconciliaci¨®n y el trabajo com¨²n por la paz. ?Qu¨¦ mejor signo de reconciliaci¨®n que compartir espacios de oraci¨®n!
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la C¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III.
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