Su turno, se?or presidente
Por primera vez en seis a?os, George W. Bush se enfrenta desde ayer a un Congreso en manos de la oposici¨®n dem¨®crata, como consecuencia de la decisi¨®n del pueblo americano el pasado noviembre de poner fin a 12 a?os de dominio republicano en la C¨¢mara de Representantes y en el Senado. Mal comienzo de a?o para un presidente que, a la p¨¦rdida del Congreso, suma unos ¨ªndices de popularidad bajo m¨ªnimos. La inauguraci¨®n de un nuevo Congreso, en este caso el 110? desde la promulgaci¨®n de la Carta Magna en 1789, constituye el mejor ejemplo de la vitalidad de la democracia americana, basada en la aplicaci¨®n de una Constituci¨®n que, con s¨®lo siete art¨ªculos y 27 enmiendas, ha garantizado la continuidad y el funcionamiento del sistema ininterrumpidamente durante m¨¢s de 200 a?os. Ni una guerra civil, ni el asesinato de varios presidentes, ni una profunda depresi¨®n econ¨®mica, ni dos guerras mundiales, ni tragedias civiles, como Watergate o militares, como Vietnam y, quiz¨¢s, Irak, han alterado, como ocurri¨® en Europa el siglo pasado con los totalitarismos, fascismos y comunismos, el transcurrir democr¨¢tico de la Rep¨²blica. Como dijo el recientemente fallecido presidente Gerald Ford al asumir la presidencia, tras la dimisi¨®n de Richard Nixon: "La Constituci¨®n funciona. Estados Unidos, un Gobierno de leyes, no de hombres".
Bush se decantar¨¢ por un incremento de los efectivos militares en Irak en un intento de reducir la violencia sectaria
Una vez restablecido el equilibrio de poderes entre una presidencia republicana y un Congreso dem¨®crata, la palabra le corresponde al inquilino de la Casa Blanca. La pelota est¨¢ en su tejado. El pueblo americano, que ya habl¨® con su voto hace dos meses, le dice a Bush, como el fiscal a la defensa en las pel¨ªculas de temas legales: "Your turn, Mr. president" (Su turno, Sr. presidente). Porque la realidad es que, aparte de prometer que a partir de la derrota electoral republicana en las legislativas promover¨ªa una pol¨ªtica de consenso bipartidista, Bush lleva dos meses mareando la perdiz sin aclarar sus planes futuros sobre Irak, que es lo que demandan a gritos los ciudadanos. Consciente de que sus dilaciones no son ya posibles con una mayor¨ªa dem¨®crata en el Congreso, Bush se dispone a pronunciar, aparentemente la pr¨®xima semana -esperemos que no lo dilate hasta el discurso sobre el estado de la Uni¨®n a fin de mes-, uno de los discursos m¨¢s trascendentales de su presidencia, dedicado exclusivamente a Irak.
Y, ?qu¨¦ dir¨¢? A d¨ªa de hoy, es la pregunta del mill¨®n de d¨®lares. La Casa Blanca no suelta prenda y pone como excusa de su silencio las m¨²ltiples reuniones mantenidas por Bush con sus asesores de seguridad nacional, el Pent¨¢gono, los comandantes sobre el terreno, los diplom¨¢ticos y, sobre todo, las recomendaciones del nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, que acaba de regresar de Irak. Lo m¨¢s probable es que proponga un c¨®ctel a lo James Bond, es decir, "mezclado, pero no agitado", con la pretensi¨®n de contentar a algunos, pero que, al final, no satisfar¨¢ a nadie. Lo que s¨ª parece seguro es que, ante la ca¨®tica situaci¨®n en Bagdad y en la provincia de Al Anbar, Bush se decantar¨¢ por un incremento de los efectivos militares, entre 15.000 y 30.000 infantes y marines, en un intento de reducir la violencia sectaria entre sun¨ªes y chi¨ªes, principal obst¨¢culo para la reconciliaci¨®n nacional que intenta con nulo ¨¦xito el primer ministro, Nuri al Maliki. Es una de las 78 recomendaciones del informe bipartidista del Grupo de Estudios sobre Irak (ISG en sus siglas inglesas), del que formaba parte Gates, que cuenta con el apoyo, entre otros, del influyente senador John McCain, uno de los favoritos para la nominaci¨®n presidencial republicana. Recomendaci¨®n que tambi¨¦n se pronunciaba por la retirada de las unidades de combate de Irak a principio de 2008 y cuya segunda parte ser¨¢, seguramente, ignorada por Bush, as¨ª como la propuesta del ISG para involucrar a Siria e Ir¨¢n en la soluci¨®n del caos iraqu¨ª.
En pocos d¨ªas conoceremos la nueva estrategia de Bush. Lo que ya sabemos es la recepci¨®n que le espera en el influyente Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado. Su nuevo presidente, y posible aspirante a la nominaci¨®n presidencial dem¨®crata, el senador Joseph Biden, ya ha anunciado su oposici¨®n frontal al aumento de efectivos en Irak. Y tiene intenci¨®n de convocar a su comit¨¦ para discutir la situaci¨®n en el pa¨ªs ¨¢rabe el pr¨®ximo martes. Biden cree que un aumento de tropas s¨®lo servir¨¢ para que el Gobierno de Bagdad siga eludiendo su responsabilidad de mantener la seguridad en las zonas m¨¢s peligrosas del pa¨ªs.
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