Cient¨ªficos espa?oles buscan virus en lagos de aguas pr¨ªstinas de la Ant¨¢rtida
El estado del ecosistema y sus variaciones servir¨¢n como indicadores del cambio clim¨¢tico
En un litro de agua de mar hay mil millones de virus, seg¨²n han descubierto los cient¨ªficos. Debe de ser parecido a un litro de agua dulce, pero esta vertiente de la virolog¨ªa es un campo a¨²n novedoso y no hay muchos datos. Unos cient¨ªficos espa?oles han dado un salto atrevido en la b¨²squeda de virus y se han ido hasta la Ant¨¢rtida, a investigar en unas lagunas pr¨ªstinas de la Isla Livingstone. Acaban de regresar de su aventura, tras cuatro semanas de duro trabajo en un entorno hostil y desolado; ahora empiezan la laboriosa fase de analizar las muestras tomadas.
"El ecosistema que estudiamos es muy fr¨¢gil, vive al l¨ªmite", dice Antonio Alcam¨ª
Antonio Alcam¨ª, vir¨®logo del Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa (CSIC), no ha hecho apenas trabajo de campo en su larga carrera cient¨ªfica. A los 46 a?os se ha decido a realizar una campa?a muy especial y se ha ido a la Ant¨¢rtida, junto con su colaborador Alberto L¨®pez (31 a?os). Han estado un mes viviendo en tiendas de campa?a en la pen¨ªnsula de Bayers, a temperaturas g¨¦lidas y "tirando de los trineos cargados de equipos con perros huskies", bromea L¨®pez, para ir a sacar agua de un lago helado y buscar virus en ella. Est¨¢n encantados de la experiencia. Se han tra¨ªdo algunas botellas de muestras (la mayor¨ªa llegar¨¢ en mayo a bordo del buque Las Palmas) y van a iniciar la secuenciaci¨®n gen¨®mica de ADN que encuentren. Tienen trabajo para rato, dicen.
"En la Ant¨¢rtida se han investigado a fondo bacterias, hongos, l¨ªquenes, musgos... pero no virus, que son los grandes desconocidos de esos ecosistemas", dice Alcam¨ª. Y los virus no son precisamente rarezas en los ecosistemas: "Se ha visto que en el agua de mar hay aproximadamente mil millones de part¨ªculas virales por litro y en el agua dulce que hemos muestreado podr¨ªa ser similar. Se sabe que hay virus en la Ant¨¢rtida pero no cu¨¢les ni cu¨¢ntos... Nosotros vamos a secuenciar todo el material gen¨¦tico de las muestras para conocer la biodiversidad v¨ªrica que haya".
Los virus infectan a organismos y microorganismos, afectan a todo el ecosistema y, en gran medida, lo regulan. "En el mar, por ejemplo, los virus son los depredadores m¨¢s importantes y toda la cadena tr¨®fica est¨¢ controlada por ellos", apunta L¨®pez. Estos vir¨®logos creen que van a encontrar un escenario similar en el agua dulce del continente blanco.
Precisamente por ese papel clave de los virus se han incorporado Alcam¨ª y L¨®pez a un proyecto cient¨ªfico mucho m¨¢s amplio, Limnopolar, que ha cumplido ya su primera fase de tres a?os en Bayers, bajo la direcci¨®n de Antonio Quesada, bi¨®logo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
"El objetivo es estudiar los ecosistemas de agua no marina (charcas, lagos, r¨ªos e incluso dep¨®sitos subterr¨¢neos) y utilizarlos como sensor del cambio clim¨¢tico", explica Quesada, un veterano polar con una docena de campa?as realizadas ya en la Ant¨¢rtida. "Queremos hacer un modelo ecodin¨¢mico a varias latitudes". Alcam¨ª apunta: "El ecosistema que estudiamos es muy fr¨¢gil, vive al l¨ªmite, se descongela pocos meses al a?o y va a reflejar cualquier variaci¨®n de temperatura".
El plan de Limnopolar ahora es continuar el trabajo en Bayers y extenderlo a otras zonas. "Esperamos ver cambios, debido al calentamiento global, tanto en la biodiversidad, es decir, en los diferentes organismos, como en la actividad del ecosistema, sus alteraciones en funci¨®n del aumento de la temperatura, de las precipitaciones, etc¨¦tera. Lo previsible es que aumente la biodiversidad, porque con el calentamiento el ambiente es menos restrictivo y admite m¨¢s organismos invasores".
Bayers, con sus m¨¢s de 60 lagos y 40 r¨ªos, fue elegido por ser un lugar inalterado, no tocado por el hombre, absolutamente virgen. Pero el precio a pagar por ese para¨ªso de la ciencia es alto en las condiciones de vida y en la log¨ªstica de la campa?a. "Los niveles de control ambiental son superescrupulosos", aseguran los cient¨ªficos. All¨ª no pueden tener construcciones, ni siquiera provisionales, as¨ª que se conforman con unas tiendas de campa?a y dos caba?as de pl¨¢stico (el laboratorio y la cocina), sin calefacci¨®n ni ducha, viviendo a bajas temperaturas con fuertes vientos casi permanentes y mucha humedad. Hay que retirar del lugar absolutamente todos los residuos que se generan y no est¨¢ permitido usar motos de nieve para evitar la contaminaci¨®n.
El campamento est¨¢ a unos 40 kil¨®metros de la Base Espa?ola Ant¨¢rtica. "Desde la base navegamos una hora a bordo del Las Palmas y luego media hora en lancha hasta la orilla del campamento, donde est¨¢bamos cinco cient¨ªficos y un monta?ero de apoyo de la Unidad de Tecnolog¨ªa Marina (CSIC)", cuenta L¨®pez. Los abundantes leones marinos eran su ¨²nica compa?¨ªa.
En Limnopolar participan 16 cient¨ªficos de varias instituciones espa?olas, de los cuales 13 van a las campa?as ant¨¢rticas en varios turnos cada a?o, durante el verano austral.
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