Pata Negra muestra la pervivencia del flamenco-blues despu¨¦s de 25 a?os
La banda de Rafael Amador dej¨® al p¨²blico con la miel en los labios
Una sensaci¨®n agridulce invadi¨® a la mayor¨ªa de los seguidores del m¨ªtico grupo sevillano Pata Negra que acudi¨® a la sala Capitol de Santiago para ver su esperada reaparici¨®n. Lo bueno es que pudieron comprobar que Rafael Amador y su renovada banda siguen teniendo la misma capacidad de armar el taco que les llev¨® a la fama en los a?os 80. Lo malo es que tambi¨¦n se confirmaron las rarezas que tiene un grupo que estuvo a punto de dar por terminada su actuaci¨®n cuando apenas llevaban una hora en el escenario y estaban alcanzando sus mejores momentos.
M¨¢s de un veterano seguidor de Pata Negra debi¨® pensar que esa falta de tacto con el p¨²blico explica que el ¨¦xito del grupo se haya limitado a c¨ªrculos reducidos. Son una banda maldita y parecen estar a gusto con esta vitola aunque eso no impide que la suya sea una de las propuestas m¨¢s originales de la m¨²sica espa?ola en los ¨²ltimos 30 a?os.
Mezclar el flamenco con el blues y el jazz sonaba a locura a principios de los a?os 80, pero es justamente la f¨®rmula por la que apostaron los hermanos Raimundo y Rafael Amador, quienes durante algunos a?os colaboraron juntos para crear algunas obras maestras de este nuevo estilo que alcanz¨® la cumbre con el disco Blues de la Frontera.
Despu¨¦s vino la separaci¨®n y ambos hermanos escogieron caminos diferentes. Raimundo apost¨® m¨¢s por el blues y acab¨® tocando en directo con BB King, mientras que Rafael se inclin¨® por la parte flamenca y grab¨® un par de discos m¨¢s bajo el nombre de Pata Negra pero ya m¨¢s en su estilo. Ninguno de los dos ha alcanzado por separado las cotas de excelencia que tuvieron cuando estaban juntos.
Sabor a poco
Durante su actuaci¨®n en Santiago el grueso del repertorio estuvo compuesto por los temas que convirtieron a Pata Negra en una leyenda. Yo me quedo en Sevilla, Pata Palo, Ratitas Divinas o Todo lo que me gusta es ilegal fueron algunas de la canciones que corearon y bailaron las m¨¢s de 300 personas, casin todos ya en los cuarenta, que acudieron al concierto. Entre los momentos inolvidables de la noche hay que se?alar el descubrimiento de una nueva faceta de Rafael Amador, que dej¨® la guitarra durante un rato para sentarse a la bater¨ªa y demostrar que no hay instrumento que se le resista. Fue su hijo Luis quien le cedi¨® las baquetas.
Cuando todo iba sobre ruedas y el p¨²blico empezaba a calentarse, Rafael y el resto de la banda decidi¨® que ya estaba bien y abandonaron el escenario. Tras una larga espera volvieron a salir para interpretar dos bises y volvieron a marcharse despu¨¦s de una peque?a sesi¨®n de palmas y baile con el guitarrista Andr¨¦s el P¨¢jaro como protagonista. Como pasa con el buen jam¨®n cualquier actuaci¨®n de Pata Negra sabe a poco pero en esta ocasi¨®n fue demasiado, sobre todo para unos seguidores que esperaban hace a?os ver a su grupo favorito en directo. Rafael y sus compinches son as¨ª.
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