De 'clergyman' o astronauta, la moda italiana busca la austeridad en el hombre

La casa Versace ha presentado en la semana de la moda masculina de Mil¨¢n que comenz¨® el pasado s¨¢bado una colecci¨®n para el pr¨®ximo invierno en la que apuesta por un hombre austero, que cuida su f¨ªsico, pero m¨¢s el alma y que viste ropas adherentes, pero no demasiado, de colores oscuros y sin complementos in¨²tiles.

Mientras, Dolce & Gabbana ha optado por una l¨ªnea masculina con chaquetones y pantalones metalizados, que le dan a sus modelos un aire de astronauta o de esquiador, pero es ropa adaptable a la ciudad gracias a la ligereza de los tejidos. La famosa pareja de modistas abri¨® su colecci¨®n masculina bajo las notas de la pel¨ªcula 2001 odisea en el espacio, envolviendo la pasarela en un ambiente futurista, Donatella Versace dijo que su hombre es "menos m¨²sculos y m¨¢s alma", m¨¢s "¨¦tico y espiritual, liberado de in¨²tiles detalles". Para presentar ese hombre la casa Versace no dud¨® en sacar a la pasarela un modelo en el que los presentes vieron un notable parecido con Georg Gaenswein, el apuesto secretario del papa Benedicto XVI. De cabellos rubio y vestido de negro, la prensa especializada bautiz¨® la colecci¨®n como "estilo Padre Georg".

El hombre ideado por Donatella Versace, que reconoce haberse inspirado en Gaens-wein para crear el clergyman-style, usa trajes oscuros, austeros, con cuello blanco o negro "a la coreana", y chaquetas o jers¨¦is tambi¨¦n negro. Los jers¨¦is, precis¨® Donatella, son adherentes, pero no demasiado. Resaltan -dijo- que es un hombre que cuida sus m¨²sculos, pero busca tambi¨¦n "sus cualidades interiores y entrena los m¨²sculos del alma". Los colores de las prendas presentadas son negro, chocolate, bronce y camello. Y echa mano de los trajes cl¨¢sicos, como el esmoquin o el frac, para salir por la noche.

Los colores de Dolce & Gabbana son plateados, mercurio, bronce, dorados, cobre y esas vestimentas que parecen m¨¢s adaptadas a la nieve o a un viaje espacial sirven para la vida urbana, gracias a las cremalleras que dividen el traje en dos piezas.