Jap¨®n bati¨® su r¨¦cord de ejecuciones en 2006
Jap¨®n "no tiene, actualmente, planes de introducir ning¨²n cambio" para abolir la pena de muerte, pues "aunque haya diferentes puntos de vista sobre esta cuesti¨®n, el 80% de los ciudadanos no se opone a mantenerla". As¨ª lo declar¨® el ministro de Justicia, Jinen Nagase, el 25 de diciembre, un d¨ªa despu¨¦s de que fueran ejecutados cuatro hombres en Jap¨®n.
Nagase asegur¨® que la pena de muerte goza de amplio apoyo entre la poblaci¨®n japonesa, como revel¨® una encuesta efectuada por el Gobierno en 2004, con el respaldo del 80%, y una oposici¨®n del 6%.
El momento elegido para las ¨²ltimas ejecuciones del D¨ªa de Navidad fue criticado por la comunidad cristiana en Jap¨®n, que supone el 1% de los 128 millones de habitantes del archipi¨¦lago, compuesto mayoritariamente por sinto¨ªstas y budistas.
Aunque ni la identidad de los ejecutados ni el lugar donde murieron fueron dados a conocer, se sabe que en dos casos se trat¨® de algunos de los convictos de m¨¢s edad del corredor de la muerte, de 75 y 77 a?os, respectivamente.
Esas ejecuciones fueron tambi¨¦n las primeras desde septiembre de 2005, pues el antecesor del actual ministro de Justicia, Seiken Sugiura, estaba en contra de la pena capital, por ser opuesta a sus creencias budistas. Y en sus 11 meses en el cargo no firm¨® una sola orden de aplicaci¨®n de la pena.
Jap¨®n, que, junto con Estados Unidos, es una las dos potencias econ¨®micas que mantienen la pena de muerte, bati¨® en 2006 su propia marca, al dictar sus tribunales esa sentencia a un total de 44 personas, el mayor n¨²mero en los ¨²ltimos 26 a?os.
Ese r¨¦cord se debi¨® a que en 2006 la Corte Suprema, los m¨¢s altos tribunales regionales y los de distritos, castigaron con m¨¢s severidad los cr¨ªmenes cometidos con violencia.
Pese a que ese tipo de delitos son relativamente raros en Jap¨®n, que tiene una de las tasas m¨¢s bajas de cualquier tipo de delincuencia entre las naciones m¨¢s industrializadas, su n¨²mero ha crecido sin parar.
Igualmente, son muy pocos los casos en que se llevan a cabo las ejecuciones -en la horca-, que suelen hacerse en las pausas de las sesiones parlamentarias, sin avisar previamente, o con escasa antelaci¨®n, a los convictos, para evitar apelaciones en el ¨²ltimo momento, y con gran reserva por parte del Gobierno; elementos que son muy criticados por la comunidad internacional.
"Los presos mayores y los enfermos mentales son dejados en celdas durante a?os hasta su ejecuci¨®n", denuncia Amnist¨ªa Internacional.
Actualmente, hay 93 convictos japoneses en el corredor de la muerte, seg¨²n datos de la Corte Suprema y el ministro de Justicia. En 1993, el Gobierno levant¨® una moratoria de cuatro a?os sobre la pena capital; y a partir de 1998 comenz¨® a informar de las ejecuciones, si bien cuando ya hab¨ªan sido practicadas, y sin darles publicidad alguna.
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