La corrupci¨®n de los impecables
"Si me advierten que han detenido a un alcalde del PP en M¨¢laga por un tema urban¨ªstico, Juan Mart¨ªn Ser¨®n hubiera sido uno de los ¨²ltimos nombres que habr¨ªa dicho". Esto dec¨ªa un dirigente del PP en privado tras la detenci¨®n del alcalde de Alhaur¨ªn el Grande y su concejal de Urbanismo. Si la justicia determina que Mart¨ªn Ser¨®n exigi¨® dinero a cambio de favores urban¨ªsticos, se confirmar¨¢ que ten¨ªamos un grav¨ªsimo problema con la corrupci¨®n pol¨ªtica, pero tambi¨¦n que el problema es mucho mayor que el que vislumbr¨¢bamos. Adem¨¢s quedar¨¢ atestiguado el escaso control de los partidos sobre sus cargos, y un hecho preocupante: una persona puede hacer una carrera mete¨®rica en un partido sin que sus dirigentes se enteren de la misa la mitad, como habr¨¢ ocurrido en este caso. El alcalde afectado es diputado, miembro de la ejecutiva provincial y regional de su partido, y la persona propuesta por el PP, el d¨ªa antes de su detenci¨®n, para ocupar un puesto de consejero en la primera entidad de ahorro de Andaluc¨ªa. Una hora antes de ser aprehendido compart¨ªa la mesa presidencial con Mariano Rajoy, sentado justo enfrente del l¨ªder nacional en un acto que pretend¨ªa simbolizar el rechazo del PP a la corrupci¨®n urban¨ªstica.
Si se confirma este insoportable futurible, habr¨¢ que echarse a temblar. Si queda constatada la culpabilidad de Mart¨ªn Ser¨®n -inocente hasta que no se demuestre lo contrario-, ni un solo partido estar¨¢ en condiciones de asegurar que no tiene un corrupto de apariencia irreprochable sentando en una alcald¨ªa. La corrupci¨®n urban¨ªstica dejar¨¢ de ser un problema puntual; una consecuencia de la escasa financiaci¨®n de los ayuntamientos; algo que afecta a cuatro desalmados que lideran candidaturas independientes; y los casos aislados adquirir¨¢n ya la dimensi¨®n de un continente. Desde ese d¨ªa, no quedar¨¢n m¨¢s excusas. Y en pol¨ªtica nadie podr¨¢ ya poner la mano en el fuego por nadie, por lo que ser¨¢ cada d¨ªa m¨¢s insufrible escuchar a los propios pol¨ªticos decir que se est¨¢ criminalizando el urbanismo, o eso otro de qu¨¦ flaco favor se le hace al sistema democr¨¢tico sembrando la desconfianza sobre los alcaldes.
Pero adem¨¢s, a partir de entonces, ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s intolerable que los partidos se sorprendan. Como ocurre ahora con los dirigentes del PP. O como le ocurri¨® entonces al PSOE con Isabel Garc¨ªa Marcos, a IU con el alcalde de Camas, o al PA con tantos otros. El problema no ser¨¢ que haya alcaldes y concejales corruptos; el problema ser¨¢ mayor. Una sentencia condenatoria certificar¨¢ que el poder del que se ha dotado a los alcaldes, que presiden la administraci¨®n p¨²blica m¨¢s cercana al ciudadano, no tiene contrapesos. Ni desde las instituciones ni, mucho menos, desde sus propios partidos. Una condena dejar¨ªa acreditado que en el sistema no existen suficientes mecanismos de control para impedir las pr¨¢cticas de corrupci¨®n de quienes han sido elegidos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, pero que s¨®lo terminan mejorando el saldo de su cuenta corriente. Y atestiguar¨¢ que en los partidos importa tan poco la ¨¦tica como la est¨¦tica, ya que todo vale para ganar unas elecciones.
Habr¨¢ que confiar en que Mart¨ªn Ser¨®n sea inocente, ya que de lo contrario iniciamos una nueva fase. La de la corrupci¨®n de los impecables. Ese tipo de dirigentes por el que los partidos son capaces de poner la mano en el fuego, mientras ¨¦l la mete en la caja; o por los que sus vecinos son capaces de pagar una fianza, mientras ¨¦l se garantiza la jubilaci¨®n. A la espera de que la justicia act¨²e, malos augurios tenemos. Incluso siendo benevolentes e intentando comprender la situaci¨®n que estaba pasando el alcalde de Alhaur¨ªn el Grande, sus declaraciones a la salida del juzgado -imputado y en libertad bajo fianza de 100.000 euros- son para preocuparse. Sus palabras sonaron id¨¦nticas a las que pronunciaba Jes¨²s Gil cada vez que sal¨ªa de un juzgado. Y todo el mundo sabe a estas alturas lo que vino despu¨¦s. Mart¨ªn Ser¨®n podr¨¢ ser declarado inocente de cohecho y de prevaricaci¨®n, pero ni ¨¦tica ni est¨¦ticamente est¨¢ resultando un dirigente impecable. El PP hace mal en permanecer callado. Al tiempo.
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