"Si no se marchan, vendr¨¢ el juez con la polic¨ªa"

Dos bolsas de deporte, una maleta, una caja de cart¨®n y cuatro paquetes de pa?ales para adultos. El equipaje de Isabel Fern¨¢ndez est¨¢ en la puerta. La anciana recorre con su andador la sala de estar del asilo Margarete, en Pozuelo de Alarc¨®n, despidi¨¦ndose de sus compa?eros. Es la primera que se marcha. Su familia acept¨® ayer su traslado a una residencia temporal tras varias horas de reuni¨®n con t¨¦cnicos de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de Pozuelo. Otras tres familias se negaron a firmar la autorizaci¨®n y reclamaron una soluci¨®n definitiva. El geri¨¢trico, en la calle de Juan D¨ªaz Mula, debe cerrar ma?ana por orden judicial. All¨ª residen 17 ancianos. 11 tendr¨¢n una nueva plaza fija y los seis restantes deben trasladarse a un centro temporal de la Comunidad de Madrid, que permiten una estancia m¨¢xima de tres meses. "Ser¨¢ hasta comprobar si cumplen todos los requisitos para un lugar definitivo", seg¨²n una fuente del Gobierno regional.

La historia se remonta a una deuda hipotecaria de 2.400 euros que la propietaria del Margarete no pag¨® en 1986 a Ibercaja. La entidad bancaria se qued¨® con el terreno. La primera orden de desalojo, en 2004, se aplaz¨® tras un acuerdo de compra entre la gestora del geri¨¢trico y el banco.

Tres a?os despu¨¦s, la directora del centro, Luisa Aguilar, supo que lo hab¨ªa adquirido un empresario y que tiene que cerrar despu¨¦s de 40 a?os. Ayer deambulaba como alma en pena por los pasillos del geri¨¢trico, que tambi¨¦n es su casa. Su hija Paloma, de 35 a?os, ped¨ªa "las mismas oportunidades para todos los residentes" mientras intentaba tranquilizar a su madre.

El traslado de los mayores con una plaza temporal estaba previsto ayer a las 9.00. Un grupo de t¨¦cnicos acudi¨® a convencer a las familias, que no estaban por la labor. La furgoneta apostada en la puerta desde muy temprano parti¨® al final a la una y media de la tarde con s¨®lo dos de las tres internas que han firmado.

"Me avisaron el viernes pasado, me amenazaron con plantar a mi marido en la puerta de casa y ahora le dan una soluci¨®n temporal; me niego a firmar", indic¨® Mar¨ªa Herrera. Una portavoz del Ayuntamiento explic¨® que cuatro funcionarios municipales han informado a los afectados desde que el 18 de diciembre una providencia judicial fij¨® para ma?ana la entrega del inmueble al nuevo propietario. No quiso referirse a las supuestas amenazas.

"O se marchan hoy o se ir¨¢n el mi¨¦rcoles con el juez y la polic¨ªa", explicaba una de las trabajadoras a los afectados en una acalorada reuni¨®n en un despacho. "P¨®ngame usted por escrito que mi marido no va a la calle en tres meses y le firmo lo que quiera", replicaba Mar¨ªa. Su esposo, Pedro, sonre¨ªa con su boca llena de mellas en el cuarto de al lado.

"Le dio algo, ya sabe, algo chungo del cerebro", contaba ella para explicar por qu¨¦ pasa el d¨ªa sentado y con un temblor permanente en las manos. Es limpiadora y lleva varios d¨ªas sin trabajar ni dormir. "Si tengo que verle la cara al juez, se la veo, pero yo no autorizo nada", a?ade.

"No firmar¨¦ un papel en blanco hasta que no me garanticen las mismas condiciones que el resto", se?al¨® indignado Enrique Arrojo. Es el cu?ado de Teo, de 66 a?os, que lleva seis en una silla de ruedas por una operaci¨®n de hernia mal resuelta. "Vivimos en un tercer piso sin ascensor y no podemos hacernos cargo de ¨¦l", a?ade Enrique. "Pero donde vaya lo van a agradecer porque no hace otra cosa que ayudar".

Teo sonr¨ªe y le silba a la m¨¦dica, una joven rubia que acaba de entrar. "Hay que aprovechar, no s¨¦ si volver¨¦ a verla", replica con cara de pillo.