M¨¢s potencia y menos altura
La talla ha sido la gran preocupaci¨®n de los seleccionadores espa?oles de balonmano durante decenios. La b¨²squeda de jugadores altos era un objetivo prioritario en detrimento de cualquier otra competencia de los mismos. Afortunadamente, varias circunstancias han cambiado la jerarqu¨ªa. En primer lugar, nuestros jugadores tienen una mayor talla media (1,91 metros, 8? del Mundial), habiendo especialistas en algunas posiciones que superan los dos metros (Juantxo P¨¦rez y Rub¨¦n Garabaya). Por otro lado, la llegada de Duishebaiev (1,82) nos ense?¨® que no s¨®lo de metros viv¨ªa el balonmano. La calidad t¨¢ctica, la riqueza motriz y una gran condici¨®n f¨ªsica eran m¨¢s importantes que unas condiciones antropom¨¦tricas per se. Parece ser que esta concepci¨®n se ha impuesto en el balonmano y que los equipos se han homogeneizado. La estatura media ha ido aumentando ligeramente, pero ya no hay una obsesi¨®n por los gigantes como en el baloncesto y el voleibol. Los requerimientos de velocidad, potencia y calidad motriz son m¨¢s importantes que 10 cent¨ªmetros suplementarios.
Una de las curiosidades estad¨ªsticas de este Mundial es que los pa¨ªses europeos ocupan las 13 primeras posiciones en la clasificaci¨®n por la estatura media de sus jugadores, siendo la talla del resto de las selecciones inferiores a 1,90 metros. Es decir, la l¨ªnea del 1,90 separa Europa del resto del mundo. Ucrania (1,94) y Alemania y Croacia (1,93) son las selecciones m¨¢s altas; Espa?a ocupa la 8? posici¨®n (1,91). Las de menor estatura son Angola y Australia (1,83).
Por otra parte, el esfuerzo al que se ven sometidos los jugadores de balonmano en un mundial es extraordinario. Si Espa?a participa en la final, habr¨¢ jugado 10 partidos en 16 d¨ªas de competici¨®n. Una carga realmente enorme. Con cierta frecuencia, los especialistas reclaman m¨¢s d¨ªas de descanso porque se da la paradoja de que en las finales de las grandes competiciones, es decir en los mejores escaparates de nuestro deporte, no se puede exhibir el mejor juego porque los equipos llegan con mucha fatiga acumulada. Tanto en las finales del ¨²ltimo Mundial como en las del ¨²ltimo Europeo, no se pudieron ver grandes partidos porque el factor f¨ªsico desdibuj¨® a alguno de los contendientes. Espa?a desbord¨® a Croacia en el Mundial y se vio totalmente superada por Francia en el Europeo. Este problema lo vive tambi¨¦n el baloncesto, con una carga semejante a la del balonmano, pero muy alejado del f¨²tbol donde las grandes competiciones duran un mes.
Los jugadores del equipo espa?ol recorren, aproximadamente, entre los 5.000 y los 6.500 metros en cada partido, con peque?as variaciones en funci¨®n de la velocidad y duraci¨®n de cada ciclo de ataque y defensa. Por las caracter¨ªsticas de nuestro juego, debemos estar en la parte superior de la horquilla. Esta cifra es bastante semejante para el baloncesto, tambi¨¦n condicionado por los cambios y la velocidad del juego. En f¨²tbol, sin embargo, las diferencias son m¨¢s notables en funci¨®n del puesto que se ocupe. Un central o un punta pueden recorrer alrededor de los 5.000 metros, mientras que los centrocampistas o los jugadores de banda pueden llegar a los 12.000 metros. Por poner otra referencia, Nadal recorre entre los 2.500 y los 5.000 metros seg¨²n la duraci¨®n de los partidos. Estos datos no son comparables directamente entre s¨ª porque adem¨¢s del volumen hay que considerar la intensidad con la que se realizan. En f¨²tbol, por ejemplo, hay muchas fases de desplazamiento a velocidades medias o bajas, no as¨ª en el tenis, donde la mayor parte del esfuerzo es a alta velocidad.
Jordi ?lvaro es entrenador de balonmano y profesor de la Universidad Europea de Madrid.
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